Ganar al Madrid cuesta mucho
Puntazo de oro para la Unión Deportiva. Las Palmas sube un peldaño en esta nueva etapa en Primera División. Si la temporada pasada vio volar un punto en el último suspiro de la visita del Real Madrid al Gran Canaria, este sábado arrancó un empate al grito de “¡échale güevos!”, como pedía la grada viendo desfondarse a los suyos.
Ha sido una semana muy intensa, de tres partidos, a un ritmo alto de citas ligueras. Y aunque Las Palmas da muestras de que tiene mucho recorrido en la competición, a medio gas, el Madrid, la tuvo en su sitio hasta que a Zidane le fallaron los cálculos y le dio por oxigenar a sus cracks con el 1-2 de Benzema. ¿Estaba todo dicho? ¡No!
Ganar al Madrid cuesta mucho. Tanto, que este equipo amarillo tendrá que esperar una nueva oportunidad. Tanto, que solo siete veces se ha logrado en la isla. Y tanto cuesta, que ni la afición llena el Estadio con esos precios inalcanzables. Será un lujo que el campeón de Europa se mida al equipillo, pero no está al alcance de todos.
Empatar con el Madrid tiene casi siempre su regusto de triunfo. Sobre todo si se logra a remolque del resultado, nivelando dos veces la ventaja blanca a fuerza de empeño y coraje. Más que por calidad y desparpajo, que también esos ingredientes le cuestan mucho a la UD, visiblemente fundida, y sin Viera, en la segunda mitad.
Curioso: no hubo un ambiente excelso ni superlativo de grandes envites ligueros, en el que se supone es el partido más importante y de mayor nivel que puede darse durante la temporada en el Gran Canaria, Barcelona mediante. Ni tampoco la Unión Deportiva transmitió ese impulso épico de estar retando a uno de los grandes.
La procesión iría por dentro, eso está claro. Porque si en la primera parte Varas fue la pieza clave bajo los palos amarillos para frenar la avalancha inicial del campeón de Europa, los minutos en que logró estirarse Las Palmas, con Viera inspirado y su alter ego Tana certero, se difuminaron con el nuevo pinchazo y retirada del 21.
“¡Tierra trágame!”, masculló el Gran Canaria. Se veía venir lo peor sin la chispa de creatividad en el campo, y con un rival que hacía daño por las bandas, pero que no daba con el remate final ante el mosqueo ostensible de Cristiano Ronaldo, y pitadas del graderío al instante. Hasta que Benzema acertó a remachar un despeje de Javi…
¿Finiquito y a pensar en la Champions? ¡No! El Madrid tuvo un exceso de vista en la recta final del partido. No se esperaba que un equipo tocado físicamente le hiciera cosquillas, y lo que le hizo fue tremendo descosido en forma de gol a trompicones y perseverancia de Sergio Araujo. 2-2, la algarabía; la fiesta y cruzar los dedos, no se fuera a repetir lo de la temporada pasada en el último suspiro (1-2). Cuesta mucho empatar al Real Madrid como para dejar escapar ese regusto a triunfo dulce y feliz.
Arriba d’ellos.