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El hundimiento amarillo antes de visitar el Bernabéu

Los jugadores de Las Palmas tras perder frente al Deportivo de la Coruña.

EFE

Las Palmas de Gran Canaria —

La Unión Deportiva Las Palmas encajó este lunes ante el Deportivo de La Coruña (1-3) su sexta derrota consecutiva en LaLiga Santander de fútbol, y la cuarta como local esta temporada, igualando así los partidos que perdió en casa durante toda la campaña anterior.

El equipo amarillo, en puestos de descenso con solo seis puntos -dos triunfos- en diez encuentros, es el más goleado de Primera, su principal lastre, puesto que ni con Manolo Márquez, antes de su dimisión, ni ahora con Pako Ayestarán ha logrado frenar la sangría de tantos recibidos, hasta un total de veinticinco.

“No somos consistentes durante todo el partido, solo en algunos tramos”, indicó en un alarde de sinceridad uno de sus capitanes, Vicente Gómez, a la conclusión del nuevo fracaso local ante el cuadro gallego, en otra noche aciaga para los isleños, como las vividas ante Celta (2-5), Leganés (0-2) o Atlético de Madrid (1-5).

Ayestarán, en cambio, después de encajar la cuarta derrota liguera desde que asumió el cargo, prefiere tirar de tópicos y hablar de “errores puntuales”, como expuso tras el descalabro ante el cuadro vigués hace quince días, o de “dos detalles”, como este lunes frente al mismo rival al que solo cuatro días antes había goleado en Riazor en la Copa del Rey (1-4).

Y como las desgracias casi nunca vienen solas, Las Palmas no solo vio volar tres importantes puntos, sino que también perdió por una lesión muscular a Jonathan Viera, su jugador más desequilibrante, el único capaz de ver luz en la oscuridad. A falta de que lo confirmen las pruebas médicas, el internacional podría estar un mes de baja, aproximadamente.

Seis días antes de visitar el Santiago Bernabéu para medirse el próximo domingo a un Real Madrid herido por su insospechada derrota en Girona, la Unión Deportiva vivió su particular noche de Halloween. Lo hizo, además, ante una de las peores asistencias de público de las últimas tres temporadas en la máxima categoría.

Los aficionados, como ya ocurrió frente al Celta, comenzaron a abandonar el Estadio de Gran Canaria mucho antes de su conclusión, resignados al panorama actual.

Otros prefirieron mostrar su disconformidad hacia el palco por lo que entienden una mala planificación de la temporada, y con la alargada sombra del anterior entrenador, Quique Setién, y su desencuentro con la dirección deportiva, siempre presente.

El traspaso de Roque Mesa al Swansea, operación que Las Palmas se vio obligada a realizar después de negarle a última hora al futbolista su marcha al Sevilla el verano anterior, y la inesperada salida de Prince Boateng, a solo dos días de empezar la competición, han sido dos torpedos en la línea de flotación del equipo.

La dirección deportiva dejó para última hora la elección del sustituto de Roque Mesa, mientras se esmeraba en reforzar otras posiciones de ataque.

En otras, como en el centro de la defensa, ha terminado por generar un overbooking de efectivos, con cinco jugadores para dos puestos sin que aún se haya consolidado una pareja estable.

El frustrado fichaje del entrenador italiano Roberto De Zerbi, con cambio de opinión a última hora para darle las riendas del equipo al técnico del filial, Manolo Márquez, tampoco resultó un buen augurio, pese a los engañosos resultados de la pretemporada.

“Tengo la sensación de que me pusieron a mí, pero no creían del todo, y eso uno lo percibe”, llegó a decir el técnico catalán en una entrevista concedida a Bein Sports, después de dimitir a finales de septiembre, con los mismos seis puntos que sigue teniendo el equipo en la actualidad.

La rocambolesca incorporación, para cuatro meses de competición, de Vitolo, como lanzadera hacia el Atlético de Madrid en enero próximo, tampoco ha respondido a las enormes expectativas generadas, en gran medida por sus problemas físicos.

“Esta es la mejor plantilla de la historia del club”, se ha atrevido a asegurar en más de una ocasión el presidente de la UD Las Palmas, Miguel Ángel Ramírez. Solo falta que ese presunto plantel estelar comience a competir como un equipo a partir de noviembre. Atrás han quedado dos meses y medio de competición, y otros tantos de planificación, tirados por la borda.

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