Las Palmas se lleva el derbi con un autogol de Pablo Larrea en el minuto 92

Viera y Jesé celebran el 1-0 de la UD Palmas

José Miguel Galarza

Santa Cruz de Tenerife —

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El primer derbi del curso se resolvió en el descuento de un modo sangrante para el CD Tenerife, un autogol de Pablo Larrea en el minuto 92, que premió a una UD Las Palmas con más juego y ocasiones que su rival. Los blanquiazules sufrieron la omnipresencia de Jonathan Viera todo el tiempo, antes para que le encajara el 1-0 y siempre para dar vida a los suyos cuando mejor andaban los de Ramis, notables cuando fueron a buscar el empate y mal colocados defendiendo la segunda jugada del córner que decidió el resultado, cuando nadie llegó a encimar a Álvaro Lemos para ensuciar o impedir su centro.

El clásico confirma que Las Palmas parece, si es que no lo es, el mejor equipo atacante del campeonato y que el Tenerife, cuando la magia de Shashoua no aparece y Corredera juga tirado a un flanco, vive en el alambre de que un fallo no le penalice sin remedio jugando con dos medios centros casi gemelos y más lentos que la media. Arriesga cuando no le queda otra y se obliga a un sobreesfuerzo ingrato cuando tiene que remontar. Y eso le conduce a un partido de ida y vuelta como el de este sábado, donde la fatalidad de la última jugada no puede esconder los dos goles evitados por Juan Soriano cara a cara con Jesé.

Las Palmas consiguió que en la primera parte se jugara a lo quería y frente a eso el orden del Tenerife, una de sus virtudes, no fue tal. Los amarillos fueron superiores con el balón –como era previsible–, evitaron que lo cogieran en una vuelta –ni una pelota decente para Shashoua o Elady– y anticiparon una y otra vez sus zagueros, con cortes de anticipación negando los apoyos con los atacantes, cuando no haciendo la falta muy lejos de la puerta de Raúl Fernández.

A partir de ahí comienza a explicarse un acto cerrado sin remates entre los palos de los blanquiazules y con ocasiones de sobra para la Unión Deportiva, tan pronto la primera (m.3) cuando Soriano desbarató un mano a mano con Jesé –tras un fase filtrado por Viera –juega ahora aún mejor sin las distracciones de antes– que recordó por dónde iba a surgir la letalidad de los locales.

Arrancando siempre encarado a la puerta rival, apareciéndose en cualquier zona del campo para desescalonar a los de Ramis o ganar las espaldas de los medios, Viera anduvo por el partido imperial –gastando lo justo, sonrisa de autosuficiencia del que sabe mejor– en lo que Míchel se la cedía con pases de salida errados o Aitor Sanz se veía superado en la carrera corta cuando caía por su zona.

De Viera fue, también, el 0-1. Invirtió los papeles con Jesé, en una de esas acciones en las que el delantero muta en un diez de pases letales a la espalda, y aprovechó el capitán una línea mal tirada por el Tenerife –un metro por detrás de los suyos Carlos Ruiz– para resolver ante un portero vendido. Con tiempo para pensar y espacio para prepararse el tiro, Viera no perdonó. Confirmó el VAR que no había fuera de juego en su acción a la espalda de José León y quedó el Tenerife noqueado. Lo mejor que le pudo pasar es que llegara la pausa sin heridas añadidas, como fue.

Ramis optó en el descanso por sacar a Shashoua y meter a Mollejo –puede que buscando un juego más directo, puede que choques con los centrales de los que sacar algo–, su equipo tiró la línea treinta metros más arriba y Las Palmas empezó a sufrir justo donde había andado cómoda antes. Álex Muñoz y Moore encontraron metros para proyectarse y el Tenerife percutió por las bandas visto que por dentro seguía sin encontrar ocasiones.

Avisó pronto el lateral izquierdo (m.49) con una de sus cabalgadas. Sin ángulo para un tiro limpio, puso un balón envenenado al que no llegaron Raúl ni la defensa, como tampoco Elady, medio segundo tarde para engancharla. Y, rompiendo el guion, llegó el empate por el interior tras una libre directo lejano que tiró el propio Elady y obró el 1-1, gracias al primer accidente de la tarde: un bloqueo en la barrera de Raúl Navas al lanzamiento que sacó el balón de su trayectoria y quedó imposible para el portero.

Vuelto a empezar todo, el choque se movió entre una espesura en la que uno le regalaba la pelota al otro y los chispazos que terminarían por alumbrar la victoria local. Una efervescencia reducida, realmente, al segundo mano a mano que Soriano abortó a los pies de Jesé (m.72) y a dos minutos de alto voltaje de ida y vuelta: una volea soberbia de Rubén Díez (m.82) que desvió el portero y un pase de la muerte de Pejiño –cambiado de flanco, tras la enésima jugada que se inventó Viera– al que no llegó Óscar Pinchi –igual que Elady en la puerta local–, con Soriano y la defensa vencida.

Fino, fino, fino, Viera llegó con aire y ánimo al último esfuerzo para que Las Palmas la buscara a la heroica cuando no había otro modo de hacerlo. Terminó por encontrar el 2-1 ayudado por la fatalidad, pero los errores involuntarios como el de Larrea también cuentan. Al cabo, premió al que puso en la cuenta lo que cabe esperar del talento que acumula y castigó a un Tenerife, descubiertas sus costuras, que si mereció el empate, hizo menos para ganar. No hablen de justicia. Suele ganar el que más acierta o, en esta Liga, el que menos falla.

(2) UD LAS PALMAS: Raúl Fernández; Álvaro Lemos (Ferigra, m.90+4), Raúl Navas, Eric Curbelo, Cardona; Loiodice, Mfulu; Pejiño (Benito, m.90+5), Jonathan Viera, Moleiro (Pinchi, m.52); y Jesé (Sadiku, m.90+7).

(1) CD TENERIFE: Soriano; Moore, Carlos Ruiz (Sipcic, m.74), José León, Álex Muñoz; Álex Corredera (Pablo Larrea, m.89), Aitor Sanz, Míchel Herrero (Bermejo, m.62), Rubén Díez; Shashoua (Mollejo, m.46) y Elady (Ethyan, m.89).

GOLES: 1-0. Jonathan Viera (m.26). 1-1. Elady (m.65). 2-1. Larrea, en propia puerta (m.90+2).

ÁRBITRO: Eduardo Prieto Iglesias (Comité navarro). Amonestó a Loiodice (m.54), Eric Curbelo (m.63) y Raúl Fernández (m.82) y a los visitantes Carlos Ruiz (m.16), Bermejo (m.70), Álex Muñoz (m.77), Moore (m.80) y Mollejo (m.90+3).

INCIDENCIAS: Partido de la 10ª jornada de LaLiga SmartBank 21-22, jugado en el Estadio de Gran Canaria. 25.887 espectadores, unos 1.800 de ellos seguidores del CD Tenerife. Los jugadores visitantes lucieron crespón negro en memoria de Rubén Ojeda, abogado del CD Tenerife.

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