El Tenerife somete a Las Palmas y firma una goleada histórica

Enric Gallego celebra unos de sus goles en el derbi

José Miguel Galarza

Santa Cruz de Tenerife —

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Tenerife y Unión Deportiva se intercambiaron los roles para protagonizar un derbi histórico, una goleada para los de Ramis abierta con dos zarpazos de Enric Gallego en lo que el público terminaba de entrar en el Heliodoro. El 4-1, un resultado nunca visto en los 70 clásicos anteriores, revela la disposición con la que el grupo de Ramis atacó el partido. Lo fue a buscar desde la primera jugada, tuvo la letalidad que tanto le escaseaba y anuló las bazas de los amarillos, sorprendidos antes e incapaces después para encontrar sus argumentos.

Lo de este sábado, impensable con un guion convencional, es el triunfo del convencimiento sobre el academicismo, un despliegue de esfuerzos corales de los locales que pudo pasarle factura en el último sexto frente a un equipo sorprendido por el empuje de este Tenerife, más parecido al de la vuelta del playoff por el ascenso de 2022 que al prototípico de este curso.

Sometido al juego directo, golpeado por un gol en la primera caída en el área de Álvaro Valles, noqueado por el siguiente remate de este Gallego redivivo y rematado por el disparo de Waldo cuando moría el primer acto, Las Palmas vivió una pesadilla con el juego vertical del Tenerife, un machaqueo de pelotas por arriba cuestionando a sus centrales, cuando no el balón a los costados para comprometer los flancos.

La primera cornada de Enric Gallego justificó por sí misma el precio entero de la entrada. Tras el saque de inicio, una combinación a la corta con Corredera y un pase al que porfía sin éxito Iván Romero encimado por Curbelo, un balón suelto que acaba en la esquina derecha del área y un tiro soberbio –y violento y seco y con arco y sin meditación, el tiro de todos los tiros– del mismo Gallego, directo al palo largo de Valles. Imposible, impecable.

Y tres minuto más tarde, otro rejonazo por la vía rápida. Un pase de Sergio a la caída de Iván Romero a la espalda de Coco, un centro al área chica del sevillano y una definición de nueve de área –en el sitio en el que tan poco estuvo otras veces– que agarra vencido a Valles y a Eric Curbelo superado en la suerte de los balones cruzados que tanto le cuesta atender con éxito.

Perdido el medio juego –con Mfulu y Loiodice superados por el dominio de los espacios de Aitor Sanz y la movilidad de Corredera–, cuando remitió el temporal inicial que puso el 2-0 aún sin acomodarse todo el público, sufrió el equipo de García Pimienta el segundo acto de la pesadilla en la que se convirtió el primer tiempo. Tenía que proponer su respuesta de toque corto para generar las ventajas y no halló apoyos con Loren –autogestionándose el único disparo (m.23) que puso a prueba a Soriano– o juego entre líneas con sus volantes.

Trató de encomendarse a Moleiro y Viera y generó al menos un par de faltas laterales con las que el mago de La Feria buscó ponerla al área, pero ni así. Enfrente andaban sin tacha los centrales –un partido sobresaliente de León y el recuperado para el once Sergio González– y desagallado el Tenerife, empeñado en jugar a la espalda de los medios y desabrochando la línea de la Unión Deportiva, ahora por los flancos, ahora por los centrales, un dilema que no dejó de atormentarla salvo cuando los de Ramis cayeron presos del agotamiento.

Hasta el descanso y el 3-0 que firmó Waldo, el Tenerife atacó como si de la segunda parte de una vuelta copera o de una promoción se tratara. Un ahora o nunca en el que recurrió a las faltas cuando le pudo el talento de Moleiro, Viera y Pejiño y se fue con todo hacia el área de Valles cuando se vio con balón y con Las Palmas embutida en su campo, jugando en una franja de treinta metros de riesgo con la que malvivió la zaga amarilla.

Dueño de las pugnas y de las situaciones divididas le continuaron amaneciendo más ocasiones, la más evidente una de Iván Romero –casi gemela al remate de Gallego en el 2-0–, en la que mal definió cuando la resolución solo era cosa suya y del portero. A Romero no le dio tiempo de lamentarse ni a Valles de respirar. En la siguiente aparición, nacida de un saque rápido de Soriano por la izquierda, Waldo cerró una vuelta a campo abierto de dos pases y remate. El inicial del portero y luego el de Romero, en carrera y cruzando de flanco a flanco –otra vez los centrales y Cardona cogidos en el repliegue–, que aprovechó el extremo extremeño para poner el 3-0. Definitivo, como se vio tras la pausa.

Pimienta cambió de organizadores en la caseta –ahora Fabio y Kaptoum– y relevó a Loren por Andone, aunque el problema de Las Palmas era más de ritmo que de hombres. Pejiño terminó desquiciado por las sobremarcas y Moleiro desapareció en un derbi que se le hizo bola. Al menos tuvo a Viera, pero solo encontró una vía hacia el éxito cuando andaba en el campo Álvaro Jiménez, al cabo el único amarillo con chispa y determinación para hacer posible otro partido, con el remate que le facilitó con un pase filtrado en la segunda jugada de un córner que se convirtió en el 3-1.

Cuando eso, el Tenerife jugaba tan acalambrado y exhausto –cayeron al banco Sergio y Romero y se lesionó León con los cambios gastados– que Ramis roló a un 5-4-1 con el canterano David como tercer central y Garcés tirado a una banda y Teto –dos suertes de regates de aliño que también justificaron los euros del boleto– en la otra.

La fórmula aculó al Tenerife y le quitó capacidad para desplegarse por la derecha, así que tuvo que ser Nacho el que obrara el acto final. Antes un pase a la diagonal al área de Garcés, derribado alevosamente por Cardona aunque el árbitro tuvo que ser advertido por el VAR de que aquello era penalti. Luego el tiro máximo se lo quedó con razón Nacho para apuntillar un clásico –el septuagésimo primero desde 1950– que quedará hasta el próximo como el más productivo. Los efectos secundarios para unos y otros se verán.

(4) CD TENERIFE: Soriano; Mellot, Sergio González (Sipcic, m.64), José León, Nacho; Elady (Borja Garcés, m.36), Alex Corredera (Javi Alonso, m.64), Aitor Sanz, Waldo (Teto, m.64); Iván Romero (David, m.71) y Enric Gallego.

(1) UD LAS PALMAS: Álvaro Vallés; Alex Suárez (Lemos, m.76), Eric Curbelo, Saúl Coco, Sergi Cardona; Pejiño, Loiodice (Kaptoum, m.46), Mfulu (Fabio, m.46), Jonathan Viera, Moleiro (Álvaro Jiménez, m.66); y Loren (Andone, m.46).

GOLES: 1-0 (m.1): Enric Gallego. 2-0 (m.5): Enric Gallego. 3-0 (m.46): Waldo. 3-1 (m.81): Álvaro Jiménez. 4-1 (m.95). Nacho, de penalti.

ÁRBITRO: Dámaso Arcediano Monescillo (Comité castellano-manchego). Amonestó a Elady (m.35), Alex Corredera (m.37) y David (m.82), y a los visitantes Coco (m.39), Alex Suárez (m.57), Andone (m.84) y Cardona (m.88).

INCIDENCIAS: Partido de la trigésima segunda jornada de LaLiga SmartBank disputado en el estadio Heliodoro Rodríguez López ante 17.998 espectadores, de ellos unos 800 seguidores de Las Palmas. Se guardó un minuto de silencio por el reciente fallecimiento de Antonio Cantudo, jugador del Tenerife entre 1970 y 1974.

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