Ramírez se lanza a la piscina (sin agua)

“¿Qué es esto? ¿Una OPA hostil o un piscinazo sin agua?”. Los teléfonos móviles echaban humo la noche de este miércoles, antes de desatarse el incendio en Cazadores y que el balón empezara a rodar en el Trofeo Ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, con un palco de lujo en el Estadio de Gran Canaria: además del anfitrión, José Miguel Pérez, a la vera de Miguel Ángel Ramírez se sentaban el presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, y su vicepresidente y consejero de Economía y Hacienda, José Manuel Soria, precisamente, el antecesor de Pérez al frente del Cabildo e impulsor de una concesión de obra pública criticada hasta la extenuación y tildada de “pelotazo” por PSC-PSOE y NC.

Ramírez eligió un momento mediático de máxima audiencia para lanzar su órdago al Cabildo. Al parecer, la viabilidad económica de la UD Las Palmas SAD se juega a una sola carta, o, para ser más exactos, dos: construir y explotar durante 50 años la Ciudad del Agua y del Deporte, a la que Ralons se presentó en enero y compitió con la UTE Mazotti-Hispánica-Servicios y Proyectos Deportivos, hasta la bancarrota de la constructora implicada en los casos de corrupción de Telde y San Bartolomé de Tirajana, y sacar adelante la Ciudad Deportiva de Barranco Seco, por encima del impacto medioambiental que, según el presidente, “problemas burocráticos” la bloquean.

La jugada del presidente amarillo es peliaguda. No sólo por hacerla en un acto público durante la presentación oficial del equipo, ante 4.000 espectadores y toda la audiencia de Televisión Canaria, sino por las repercusiones que pueda tener su mitin ante el presidente del Cabildo de Gran Canaria. Pocas impresiones se pudieron extraer la misma noche de este miércoles de las sensaciones que recorrieran el ánimo de José Miguel Pérez al escuchar las palabras de Miguel Ángel Ramírez. Y encima, con José Manuel Soria de cuerpo presente.

Paradójicamente, como un jarro de agua fría que apagara cualquier calentura, las noticias de un nuevo incendio en la Cumbre de Gran Canaria desviaron la atención de una bomba que causó sensación durante un buen porrón de minutos. Sobre todo, porque en el grupo de gobierno insular de socialistas y nacionalistas la idea del pelotazo en Siete Palmas sigue vigente. Y la de declarar desierto el concurso, una de las opciones más claras hasta que se renegocie eso de insuflar dinero público a las arcas privadas. Aunque sean de todos: como la Unión Deportiva Las Palmas.

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