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Alcalde incendiario

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En el pleno extraordinario del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria del pasado día 28 de diciembre, en el que se debatía el Presupuesto municipal para el 2013, sucedieron varios episodios realmente extraordinarios. No tanto por su importancia para los ciudadanos de nuestra capital, sino por las formas y modos en que los concejales y, muy especialmente, el alcalde, entienden los debates sobre los asuntos municipales.

El primer tema que trató en el pleno fue la aprobación para 2013 de la plantilla de personal para el Ayuntamiento, para Limpieza y para los organismos autónomos municipales. Intervino por el PP el director de gobierno de personal Claudio Alberto Rivero, al que la oposición le recordó que en el Informe del Interventor que acompaña al proyecto de Presupuesto, le dedicaba más de una página resaltando su disconformidad con la creación de plazas (38) sin expediente ni acuerdo municipal, o la contradicción de la creación de esas plazas con la Ley de Presupuestos Generales del Estado de 2013, que prohíbe la incorporación de nuevo personal salvo que sea mediante Oferta Pública de Empleo de ejercicios anteriores, que no es el caso.

Las 38 nuevas plazas que se incluyeron en el Presupuesto de 2013 se van a cubrir en comisión de servicio con funcionarios de otras administraciones, lo que según la oposición, significa que las van a ocupar amigos elegidos a dedo.

A Claudio Alberto Rivero no solo le trae sin cuidado lo que diga la ley, sino que además tiene sus propias interpretaciones, y aprovechó la ocasión para acusar al PSOE de “comprar voluntades sindicales con pasta de todos los ciudadanos” en referencia al plus de exclusividad que se aprobó en el mandato de Saavedra.

En el tema presupuestario, Agustín Gutiérrez se las vio y se las deseó para explicar cómo un presupuesto que aumenta los ingresos en 5,5 millones de euros con respecto al del 2012 (pasa de 295,9 a 302,4) reduce los gastos en 59 de las 69 partidas que lo componen, hasta dejarlos en 295,8 millones de euros, pero en realidad como hay una partida de 11,5 millones de euros que ha sido declarada “no disponible”, el presupuesto de gasto se queda en 284,3 millones de euros.

Y todo esto tiene que ver con el uso de nueva terminología que declara como ingresos de “recaudación incierta” 16,2 millones de euros. Estoy completamente seguro que ningún concejal de los presentes (incluido el alcalde) entendió ni una papa de las explicaciones de Gutiérrez.

Pero lo que más llamó la atención del debate presupuestario fue el que Franquis, portavoz socialista, llamara varias veces al concejal de Hacienda “director de banco intervenido”. Parece que al que más disgustó fue al alcalde.

Cuando ya había terminado el debate presupuestario, y solo quedaba el formalismo de votar, el alcalde decide intervenir. No sé si para darle gusto al cuerpo (el alcalde puede intervenir siempre que quiera) o para que quedara claro que defendía a sus concejales. Lo que sí consiguió fue echarle gasolina al fuego.

Lo más suave que dijo fue “que el PSOE se quedaría con el culo al aire si comparamos nuestras cuentas con las de ellos”, en referencia al último mandato municipal de Saavedra. Y posiblemente tiene razón Cardona. Los presupuestos socialistas fueron a cual peor, y sus déficits (gastos no presupuestados) casi de escándalo, pero el alcalde tiene que presidir el pleno y moderarlo, no incendiarlo.

Teniendo en cuenta que se trataba de hablar del presupuesto, el PP podía haberse preparado los déficits socialistas y enumerarlos, detallando importes. Pero lo que Cardona buscaba era darle un viaje, en toda regla, a Franquis y a los socialistas y se le fue la mano.

Chani Ruiz, que tiene el don de la espontaneidad, había hablado a lo largo del pleno en varias ocasiones cuando estaban interviniendo miembros del PP. Pero frases sueltas, que no debieran haber tenido más consecuencias. Cuando interrumpió en un par de ocasiones a Cardona, este llamó a la Policía Local para que la expulsara. La oposición se levantó y abandonó el pleno.

Con el voto de los concejales del grupo de gobierno del PP, los presupuestos fueron aprobados. Sin oposición. El alcalde terminó la fiesta alegando que “su benevolencia tenía un límite”. En mi opinión el alcalde tiene un límite pequeño o muy rápido el disparo. De su benevolencia no sé lo que ha sido. Yo no la veo.

Me hubiera gustado que Cardona hubiera presenciado algún pleno del anterior mandato, con Saavedra como alcalde, cuando Felipe Afonso ponía a prueba su paciencia con mil y una argucias. Pero aún así, nunca se le ocurrió a Saavedra expulsarlo del pleno. Hay alcaldes bomberos y alcaldes incendiarios.

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