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Canarismo Vs. nacionalismo

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Desde que hace poco más de un año se empezó a pergeñar la asociación Canarismo y Democracia, evolución natural del colectivo Reúna, que propugnaba, como su nombre sugiere, la confluencia del nacionalismo canario, sus componentes entendimos que la mejor manera para conseguir ese ambicioso objetivo era acuñar un nuevo término, canarismo, que precisamente permitiera visualizar que la finalidad era abrir un nuevo espacio de amplio espectro en el cupiésemos todas aquellas personas que propugnen una gran formación de obediencia canaria que quisiera no solo que se respeten por los de siempre nuestros fueros -“el REF”- y potenciar nuestro débil autogobierno, sino avanzar en la construcción nacional de Canarias. Algunas formaciones ya lo han empezado a utilizar.

Aunque muchos lo han comprendido, no han sido pocos los que creen que con ese término se está descafeinando el nacionalismo canario. El último, hace pocas fechas, Juan Manuel García Ramos, presidente del PNC.

Sin embargo, como digo, y podemos estar equivocados, nuestra intención es la contraria, fortalecerlo ante el evidente desgaste, tanto del término, como de las formaciones que desde hace lustros, en nombre de ese nacionalismo canario, han venido gobernando este archipiélago atlántico.

No sobran en esta tierra intelectuales que hayan reflexionado sobre el nacionalismo, como Juan Manuel, ante el deterioro ideológico -y el consecuente retroceso electoral-. Otro de ellos fue Victoriano Ríos, mi padre, que en su intento de acuñar nuevos términos se refería al “moderno nacionalismo canario” como ese nuevo ideario que pudiera consolidar una forma propia y autocentrada de pensar y entender Canarias. No llegó a lograrlo.

Ahora, Canarismo y Democracia, con la autoridad que nos da ser sociedad civil -sin ambiciones partidistas ni personales-, ponemos sobre la mesa un nuevo vocablo que pretende, desde la canariedad, nuestra identidad -patrimonio de todos los canarios-, relanzar, con la indispensable unidad de todas las personas y formaciones que lo compartan, un proyecto político que logre alcanzar esa construcción nacional, pero en el que quepan todos aquellos que priorizan la consecución de nuestros intereses comunes: autonomistas, regionalistas, federalistas, soberanistas, independentistas, etc. Es decir, insisto, amplio espectro y obediencia canaria.

Hasta la irrupción del término, puede que a todo eso se le llamara nacionalismo. Nosotros, en cambio, creemos más apropiado, porque permite a cada uno identificarse mejor con lo que es o quiere ser, denominarlo canarismo. Supone una renovación sin cambiar su esencia. Pero en absoluto son conceptos antagónicos, ni el canarismo supone descafeinar el nacionalismo, ni mucho menos desquebrajarlo, todo lo contrario, pretende su potenciación, a través de abrir a la sociedad un proyecto político desgastado por años de poder, no siempre bien aprovechados.

De ahí la necesidad de que las formaciones canaristas confluyan en un único proyecto político y electoral, que puede empezar intentándolo en las próximas elecciones generales.

Proyecto que desde luego necesita de personas como Juan Manuel García Ramos y a su PNC, formación llamada a ser la casa común del canarismo…

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