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… Esa chica llamada 'Cris', la hija del rey
Díario El País: “El juicio del 'caso Nóos', en el que la infanta Cristina será la protagonista absoluta, se reanuda el próximo martes en la Audiencia Provincial de Baleares pendiente de posibles pactos de última hora entre el fiscal y algunos de los 18 procesados. Estos acuerdos, por el que los acusados reconocen los hechos de los que les acusa el ministerio público a cambio de una rebaja en la condena, pueden complicar, de concretarse, la defensa del principal acusado, Iñaki Urdangarin. El fiscal pide 19,5 años de prisión para el esposo de Cristina de Borbón y cuñado del Rey. Los ciudadanos españoles, aturdidos por un alud de casos de inmoralidad pública, quizá no valoren la trascendencia de la escena que van a vivir este martes. Por primera vez en la historia, la hermana de un Rey en ejercicio se sienta con todas las consecuencias ante un tribunal. Jorat Sta Cristina de Borbón, pese a tener de su lado al fiscal y a la Abogacía del Estado, no ha conseguido eludir un juicio en el que una acusación popular, encabezada por el sindicato Manos Limpias, pide para ella una pena de ocho años de prisión por dos delitos fiscales”.
A mi eso de Cris me suena a la comba, a cromos, a recortables, a vestiditos de muñecas, a nurses francesas, a aulas de colegios de lujo, al patio de mi casa es particular y al juego de la rayuela. Y la rayuela a Julio Cortázar, a la búqueda del cielo, a la bohemia de París y a Charles Aznavour. A eso me suena Cris, Cristina, la hija de un rey que un día encontré sentado en el trono. Luego supe que el sillón se lo había regalado un general golpista tan adorado como el becerro de Baal. A cambio, el padre de Cris le había entregado la dignidad y la traición al abuelo.
Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar … y Cris pasó de chupete a tacones y como hembra quiso un hombre. Lo encontró persiguiendo una pelota como siempre hacen los hombres. Perseguir pelotas y sueños, construir ensueños y correr tras utopías. Así los hombres se hacen hombres y buscan la hembra para cumplir ese mandato interior y ajeno a la voluntad que les ordena perpetuar la especie. Y Cris fue en Iñaki e Iñaki fue en Cris. O al menos eso dijeron las revistas de colores satinados que hablan de la felicidad y la pena como de cigarrillos que duran un respirar.
El martes, como si protagonizara una de esas historias tan españolas de bandoleros y mujeres despechadas, irá al Juzgado. Que allí la condujo hace tiempo su hombre sin que – Cris dixit - supiera de razones ni porqués. Eso dicen que dijo al juez en seis horas y media y 400 preguntas. Castro siempre la llamó 'señora', pero toda España sabía que la señora mentía, se evadía, reptaba, camaleonicamente decía sin decir nada … Nada sé de eso que dicen. ¡Qué sabe nadie! Todos sus delitos (presuntos, claro) fueron por amor. Lo hice porque era mío, mientras las gentes presas de morbo e indignación se preguntaban sobre aquel tan desgraciao que embrujó a la Zarzamora. Ay, pena, penita, pena, pena de mi corazón, que me corre por las venas, pena, con la fuerza de un ciclón. Es lo mismo que un nublado de tiniebla y pedernal. Es un potro desbocado que no sabe donde va. Es un desierto de arena, pena …
Cris, desierto de arena y pena. De ti. De España. Ni tú ni ella volverán a ser las mismas. Tierra de corrupción e hipocresía no supiste ser honesta. Presuntamente, claro. Como el albero que pisamos, de Una, Grande y Libre pasaste a una Gran Mentira. Y dices que todo fue por amor, que firmabas sin firmar, que leías sin leer, que caminabas sin pasos, que tu casa ni era Nóos ni era Aizoon, que tu casa era Pedralbes. La que tu marido compró sin que de noche entre las sábanas surgiera palabra alguna que a ti te hiciera saber que los tiempos del maná quedaron atrás y que los encajes de la fina lencería provenían entre otros manantiales de la ayuda para niños deficientes. Ellos, los niños, no llevan encajes, que en el horror desatado no encajaron las piezas de su cerebro. De eso tampoco sabes, señora.
Ahora esperas, Cris, Cristina, que tus ojos cerrados sean los cerrados ojos de la Justicia que es de todos para todos. Y ahí que se acerca tu padre y el gran triunfador de aquella 'Operación Roca'. Él, chapoteando entre sangre de elefantes para hacer ese trabajo. Roca, mutado en arena movediza. Trabajo sucio trabajo. Escudado en una impunidad reservada a los olimpos, el único Dios mortal viene corriendo en tu ayuda. Que no es tuya. Que es la suya. Y entre desprecios, ayudados por sistemas hediondos por los dineros manchados, vivís la vergüenza del aparentar sin ser. Que no sé qué sois. Que no sé qué hacéis. De Una, Grande y Libre a una Gran Mentira.
Espero que pronto muy pronto tu vida vuestra vida para siempre se aleje de la nuestra. Que no es rencor Cris, Cristina. Ni rencor, ni ideología, ni República. Es salud. Pero esa que no la compra el dinero y quiere vivir viviendo lejos de la podredumbre y la falsedad. No me importan las sentencias que es cosa de conciencias y de jueces. Me importan España y los españoles. Y esos niños deficientes que pagaron tus encajes en tantos oscuros de mentira y ocultismo donde no sonaron palabras. Que tú dices que no escuchas, ni ves, ni dices. Que no existes. Y como no existes no puedes estar. Llévate contigo a aquel que en ti ya no ve a Cris, Cristina -¿leíste los emails a sus colegas? - sino el salvavidas para un honor que jamás tuvo. El honor que vendió un día por un smoking, unos euros y una familia quebrada, desestructurada y cimentada en el más patético paripé. Por una ambición desquiciada tras dejar en la cancha una pelota.
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