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Coalición Canaria en el precipicio

Onalia Bueno y Vidina Espino, en un acto de Coalición Canaria en Las Palmas de Gran Canaria

Rafael González Morera

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Coalición Canaria viene desde 2019 perdiendo apoyos y caminando hacia el abismo político a cuenta de bordear siempre las rayas rojas de lo legal, ético y estético, y ahora en estas elecciones con los fichajes de la super tránsfuga Vidina Espino, y la imputadísima alcaldesa de Mogán, Onalia Bueno, el responsable de Coalición Canaria en Gran Canaria, Pablo Rodríguez, se ha echado la soga al cuello y las encuestas no pueden ser más negativas porque el fondo del abismo ya es muy pronunciado. Darle el número dos de la lista autonómica por la isla de Gran Canaria a Vidina Espino es uno más de los errores escandalosos de Pablo Rodríguez, porque la señora Espino dio la espantá de Ciudadanos pero no entregó su acta, al contrario comenzó a colaborar con Coalición Canaria, partido al que había puesto a parir en la campaña de 2019, del que dijo entre otras lindezas que “iba a acabar con la política clientelar y de favores de CC”, y que iba a “romper la burbuja política de CC”, y que “los 25 años de poder en el Archipiélago habían sido una losa para los canarios”.

Como periodista, desde Antena 3, más que informaciones sobre CC dio auténticos mítines, y sus propios jefes le reconvinieron en más de una ocasión para que “bajara un poco el tono que utilizaba contra CC”. Pero lo que es peor, y evidentemente desde un punto de vista inmoral, aunque fuese legal en esos momentos estando en el Grupo Mixto, fueron los 239.246 euros al año que ingresaba del Parlamento de Canarias siendo una tránsfuga de Ciudadanos que comenzó a colaborar con su anterior rival político, Coalición Canaria. Dinero para el bolsillo, que es como concibe la señora Espino la política, pero menos mal que con la reforma del reglamento de la Cámara ahora todos los diputados tránsfugas pasarán a ser considerados como no adscritos y no podrán percibir los vergonzantes emolumentos que percibía Vidina Espino.

El otro fichaje de Pablo Rodríguez que ha levantado ronchas en la propia Coalición Canaria, y mucho rechazo, ha sido la imputadísima alcaldesa de Mogán, Onalia Bueno, que se presenta como número tres en la lista de CC por Gran Canaria, y que tiene entre otras lindezas la presunta trama de compra de votos, y que ahora tiene cuatro piezas que investiga la Guardia Civil, un presunto amaño para favorecer a un empresario, sobresueldos concedidos a funcionarios afines, contratos menores concedidos a una empresa familiar de un asesor de Urbanismo y el bloqueo al acceso remoto de la policía judicial a una documentación intervenida en 2020, y la denuncia de Podemos sobre contratos fraccionados concedidos a dos empresas vinculadas a Etiazul y 21 Bombillas, empresas administradas por los hermanos Pedro Guerra y Gregorio Guerra, sociedades que recibieron en tres años más de 230.000 euros del Ayuntamiento liderado por la imputadísima Onalia Bueno. Todo un record, desde la presunta compra de votos que ha sido uno de los escándalos más sonados interpretados por la alcaldesa de Mogán, que tiene dominados hasta los longorones, pulpos y cabrillas moganeros.

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