Ya el conejo me arriscó la perra

Nuestro flamante y flamenco exministro teldense ha fundado una consultoría con el fin de asesorar a empresas para su expansión nacional e internacional. Manda huevos, que diría su conmilitón Federico Trillo cuando era presidente del Congreso. Por cierto, el exministro de Defensa (viva Honduras) también ha acabado mal su carrera política como embajador de España en Londres tras un quítame de aquí estas pajas por el informe del Consejo de Estado que le responsabiliza del accidente del Yak-42.

Curiosamente, tanto Trillo como Soria han vuelto al lugar del crimen. Trillo a ocupar un cargo en el Consejo de Estado que le condenó y Soria a asesorar a empresas después de que se descubriera que tenía su dinero en paraísos fiscales y luego lo negó mintiendo como un bellaco. Parece un contrasentido en los dos casos. El cartagenero debería haberse buscado un trabajo en cualquier empresa excepto en el Consejo de Estado y el grancanario podría haberse dedicado a cualquier cosa menos a asesorar empresas después del ridículo hecho en los papeles de Panamá, que le obligó a dimitir como ministro de Industria en abril del año pasado. Ha transcurrido casi un año y parece que fue ayer.

Pero claro, todos sabemos que los criminales suelen volver siempre al lugar del crimen. Condición y miseria humanas. Eso es como si Jack el destripador se busca un puesto de vigilante en un centro de atención a mujeres maltratadas. No parece que sea el trabajo más adecuado para un asesino de mujeres en serie. O si a un cura pederasta lo ponen al frente de una guardería. En fin, volvemos a la fábula del zorro cuidando el gallinero.

Es cierto que vivimos una crisis en la que uno no está para desechar empleos, pero supongo que estos cerebritos que han sido ministros del reino tendrán suficientes recursos para pasar inadvertidos en puestos de trabajo más adecuados a sus perfiles. Ellos tendrán conocimientos suficientes para trabajar en donde están ahora, no lo pongo en duda. Aunque no les falte formación, sí les falta en cambio el mínimo de ética exigible para ejercer la tarea.