Espacio de opinión de Canarias Ahora
Construir día a día 'otra alternativa'
En tiempos de dificultades, de crisis individual y colectiva, parece más que oportuno que reflexionemos sobre la importancia que tiene elevar la autoestima, la de uno mismo y la de todos como comunidad. Esa que como pueblo nos empuja a pensar que a pesar de las embestidas de los recortes, del drama de los desahucios, de la agresión continuada contra las personas empobrecidas, de las injusticias sociales, de la falta de ética, de la confianza robada, de la corrupción?, que a pesar de todo eso, estamos a tiempo.
Vivimos momentos convulsos. Crecen las desigualdades, se rompe la cohesión social, se pierden derechos y confinan libertades. Lo escucho a mi alrededor, nos miramos a las caras y se palpa el hastío frente a tantos titulares apocalípticos; buscamos -incluso los no tan afectados por esta endemoniada crisis- alejarnos de todo, de las noticias, de la conversación política. Ya ni siquiera escuchamos las propuestas sobre la salida a esta situación; el Gobierno estatal nos dice que el año que viene se verá la luz y no nos conmueve; hemos perdido la confianza, y la credibilidad de aquellos en los que depositamos nuestra esperanza de progreso es prácticamente nula.
Estamos entrando en el túnel más peligroso, frente al cual el retorno es muy difícil: el de la “Indefensión Aprendida”.
Nos estamos empezando a creer que por mucho que hagamos esto no se puede cambiar, que “no hay otra alternativa”, que “todo viene decidido desde Europa”, y que el papel que nos toca es secundario, sumiso, que no tenemos otro futuro que el de la resignación, que cualquier lucha será estéril. Ya nos hemos cansados hasta de buscar culpables, nos hacen creer que hemos sido nosotros, los ciudadanos, que día a día nos hemos dejado la piel por darle un futuro mejor a los nuestros, y ya ni replicamos ante tanta ofensa.
Y si algún error hemos cometido, no es otro que pensar que el Estado Social y Democrático de Derecho, ese que es la única posibilidad de garantizar las libertades y la justicia social, estaba salvaguardado. Que nadie se atrevería, primero, a vaciarlo de contenido, y, después, de forma descarada y sin ningún pudor, a desmantelarlo.
Soy una ferviente defensora de las capacidades de los canarios, de nuestros jóvenes, de sus talentos, de sus esfuerzos, de su eficacia para proyectar, lo he vivido directamente en una etapa importante de mi vida como profesora. También lo soy de los que no son tan jóvenes, creo firmemente en el papel de los mayores como transmisores de experiencia a aquellos que tienen que seguir transformando. Y en todo este amalgama de creencias, creo también que tenemos un pueblo honrado, honesto, dedicado, consciente de sus responsabilidades, que ahora está debilitado por la virulencia del ataque sistemático y bien orquestado a nuestro sistema social.
La ideología que nos dicta -esa metaideología sin rostro- que no podemos pensar, que no es operativo hacerlo, que no tiene utilidad para llevar a cabo los proyectos de vida que deseamos, no descansa. De ahí la denostación de la educación, las ansias de los que hoy toman las decisiones sobre nuestro porvenir por amputar el espíritu crítico, libre, que caracteriza a cada uno de nosotros.
Pero este ambiente limitante que nos han impuesto, que no es producto de ninguna tragedia ni ley divina, se puede cambiar, estamos a tiempo de hacerlo, podemos transformarlo. No es posible que en pleno siglo XXI con las herramientas comunicativas que tenemos a nuestro alcance nos resignemos, que no articulemos y hagamos llegar nuestras propuestas a los que hemos elegido para que garanticen y mejor gestionen nuestros intereses como individuos y como comunidad. Tenemos que participar, ejercer nuestra corresponsabilidad. El compromiso es, hoy más que nunca, imprescindible para volcar esta situación.
La firma al final de esta opinión le hará ver que soy parlamentaria canaria y edil en la oposición en el consistorio de Telde. Hago política, si, formo parte de 'esa' a la que tanto se ha señalado como causante de esta irrealidad. Entré a participar en la vida pública por mi firme convicción en la nobleza de su actividad y por creer -lo sigo creyendo- que desde su ejercicio se puede procurar el progreso del bien común.
Y en ese convencimiento sigo; creo que desde mi posición actual puedo aportar y defender mi creencia de que la política canaria y teldense puede, en un futuro inmediato, caminar aplicando rigurosamente la probidad, potenciando la necesaria transparencia, fomentando la participación e imponiendo la tan ineludible rendición de cuentas.
No creo que sea insustancial el conseguir probidad, transparencia, participación y rendición de cuentas en el ejercicio de la política en Canarias y en el de su administración pública. Por el contrario, son las bases para que todas las demás características de nuestro sistema político emerjan: el predominio de las decisiones estratégicas, dándole sentido a todas las medidas que se proyecten desde nuestras instituciones; de la eficacia, procurando los recursos humanos más cualificados para lograr los objetivos, y la eficiencia operativa, dotándonos de las capacidades para alcanzar dichos objetivos con los mínimos recursos posibles y de forma viable.
Es prioritario cambiar la orientación de nuestro modelo de desarrollo hacia la sostenibilidad, poniendo en marcha las adecuadas estrategias de desarrollo sostenible. Estrategias que combinen crecimiento económico, preservación de los recursos naturales y de nuestro patrimonio, justicia y cohesión social. Donde la apuesta por la Economía del Conocimiento sea obligada, y la mejora educativa, la formación de toda la población y la potenciación de la Investigación, la Innovación y Desarrollo se conviertan en deberes inaplazables.
Pero todo esto no va a ser posible sino aunamos todas las fuerzas ciudadanos, colectivos, empresarios, sindicatos, intelectuales, periodistas, políticos, gobierno y oposición. Debe ser un deber que nos comprometa a todos y todas , a la sociedad en su conjunto y desde la generación de la autoestima necesaria, construir día a día “otra alternativa”, una que nos posibilite recuperar nuestro autoconcepto como comunidad canaria.
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