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La corona, la Infanta y la marca España

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La transición española a partir del año 1975 donde la corona tuvo el papel importantísimo, junto a todos los partidos del arco parlamentario, de consensuar una Constitución que nos devolvió a la libertad después de cuarenta años de oscurantismo, aunque ya nos quede lejos y lo hayamos olvidado. El papel fundamental del Rey el 23-F con el intento de golpe de estado del coronel Tejero, y su papel viajero por todos los países del mundo, en especial en Latinoamérica tendiendo puentes y estrechando lazos que beneficiaban económicamente a nuestro país, han sido algunos de los logros más importantes para poner en su haber de la corona.

Pero no cabe duda que las actuaciones de la corona en los últimos años ha echado por tierra todo aquello de positivo que se había logrado. Comenzando por los consortes, uno que se separa pero que no es separación sino “ interrupción temporal de la convivencia” no se si lo hacen así para engañar al pueblo o para contentar a la iglesia que lógicamente está en contra del divorcio y no vera con buenos ojos un divorcio del Marichalar, pero en todo caso es una ridiculez. El otro consorte que se ha pasado de listo y ha querido meterle un gol por todo la escuadra al pueblo español, como si todavía estuviera jugando a balonmano. Las cacerías del Rey en Boswana, que aún no siendo una cuestión novedosa, se tuvo que partir la pata, para que saltara a los medios en plena crisis económica con cerca de seis millones de parados y nuestro Rey dedicándose a cazar elefantitos.

Era tan evidente su error y era tal el cabreo de la gente que no le quedó más remedio que pedir perdón públicamente “ perdón, lo siento, no volverá a ocurrir” La princesa Corina, que no se sabe muy bien su papel, si de acompañante, de asesora o de conseguidora pero en cualquier caso huele también mal. Ahora la herencia de la fortuna de su padre de cerca de mil millones de pesetas que estaban en cuentas de Suiza, por no decir la total falta de transparencia de los fondos destinados a la corona que deben ser absolutamente nítidos por ser dineros de todos los españoles. Algunos pasos se han dado en ese sentido pero no los suficientes para poder saber en que se gasta cada Euro los miembros de la familia Real y a eso tenemos derecho todos los españoles.

Por si fuera poco le viene ahora la estocada final con la imputación de la Infanta Cristina debido a sus posibles implicaciones en los negocios de su marido Urdangarin.

En principio, de todos los hijos del Rey, la Infanta Cristina parecía la más independiente, la más liberal, ni siquiera vivía en la Villa y Corte de Madrid sino que lo hacía en Barcelona porque era allí donde tenía su trabajo en la Fundación de la Caixa, trabajo que se me antoja bastante bien remunerado, porque conozco las nominas de la Caixa y son salarios buenos, por eso me atrevo a calificar el de ella como muy bueno (por encima de la media), por tanto su vida que era tranquila y sin sobresaltos aparentes se ve absolutamente convulsionada por la ambición desmesurada y descontrolada de su marido que al parecer no se conformaba con unos salarios de 200 0 250 mil Euros al año que era lo que ganaba en Telefónica en Washington como delegado para toda América ni con lo que estaba tratando de conseguirle la princesa Corina en otra especie de Fundación sino que quería más, más prestigio, más dinero, pero si lo tengo fácil diría él, todo el mundo me abre las puertas nada más tocar ¡¡esto está chupado!! aunque fuera a costa del pueblo español, engañándolo y comportándose como un verdadero (presunto) sirvenguenza.

Sin embargo yo pienso que la Infanta Cristina ha jugado en todo esto un papel pasivo, de estar pero sin estar. Primero, creo que el formar parte como vocal de la empresa de su marido no es más que una estrategia por parte de él de incluirla como vocal como carta de presentación para la consecución de sus objetivos empresariales y para quien iban dirigidos esos objetivos que no eran otros que instituciones públicas del Estado a los cuales les daría mayor credibilidad el saber que la Infanta estaba detrás, aunque sin estar. Es más de la información publicada y que conocemos no parece que la Infanta haya tomado ninguna decisión que tuviera que ver con los chanchullos de su marido y me atrevería a comentar que supiera algo de lo que estaba sucediendo. Se dice, que ¡¡como no iba a saberlo !! con el dinero que entraba en su casa que les posibilitó el comprarse el chalet de Pedralbes y afrontar unas reformas de más de 3 millones de euros, pues bien, el marido desarrollaba una actividad publica y de grandes eventos que le proporcionaba grandes dividendos pero ella no tenía por que saber que esos ingresos fueran ilegales. Alguien puede calificarme de ingenuo, pero si nos atenemos a las circunstancias de manera objetiva, sin visceralidad y sin ningún atisbo de republicanismo no puedo entender que el Juez pasara de un “no hay razones objetivas para imputarla” a hacerlo poco tiempo después, y desde luego no son los e-mail de Torres, el socio de Urdangarin que no dicen nada ni punible ni importante sobre la Infanta como para que haya cambiado de criterio. Es más, en el auto del Juez Castro, entre los razonamientos que daba para su imputación argumentaba uno que no me gusta para nada y dice mas o menos “que con ello se da un ejemplo a la ciudadanía de que la justicia es igual para todos”. La frase la suscribo de -que la justicia tiene que ser igual para todos- de facto. pero para mi ese no puede ser un argumento, sea la infanta o no lo sea, la imputación de una persona no puede ser para dar ejemplo de nada sino en función de su implicación en la malversación, en el delito o en el hecho corrupto en si mismo.

Si tenemos en cuenta que el Urdangarin y el Torres son los principales artífices de esta trama corrupta, son los verdaderos (supuestamente) delincuentes, sin embargo se da la paradoja que sus esposas, que a mi juicio no pinchaban ni cortaban en el asunto sino que figuraban como floreros en un jarrón del salón, están en el mismo nivel procesal, en el mismo nivel de imputación que ellos. Por lo tanto estaria de acuerdo que a ambas esposas las hubieran llamado a declarar para que el Juez tuviera de primera mano sus impresiones pero de ahí a imputarlas igualmente que a los delincuentes me parece desproporcionado.

Y la casa real vuelve a cometer un error gravísimo para mí que es pronunciarse sobre el auto del Juez y sobre el recurso de la fiscalia. Debería haber callado y dejar seguir a estas dos instituciones en sus discrepancias hasta que estas hubieran sido solventadas sin manifestar sus preferencias, porque, si el resultado es que la Infanta fuera desimputada podría entenderse que la casa real ha presionado para ello con sus manifestaciones.

Y que le quede claro a los del PP que la marca España la deteriora más los Barcenas, los Urdangarines y otros que las manifestaciones de los desahuciados, los escraches o lo manifestantes que rodean el congreso protestando precisamente por la corrupción y por que estos corruptos entren ya en la cárcel. Y el Ministerio del Interior que criminalice a estos y sean duros con estos y no con aquellos que defienden sus derechos y son comparados con filoetarras. Si no, esto es el mundo al revés.

Es que?..tendremos que volver a ganar un mundial para que la marca España se levante.

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