Debates sin debate

Dentro de las variables logísticas que intervienen en el desempeño de los participantes en un debate político están la puesta en escena, el formato físico, la selección del moderador, la estructura, el orden y tiempo de las intervenciones, la capacidad de acceso a la prensa, la forma de cobertura, y un largo etc. El manejo cuidadoso de todas estas variables otorga ventajas a uno de los participantes en perjuicio del otro y el control de las variables suele caer en su totalidad del lado del oficialismo. Un oficialismo socialista que está en las dos alternativas: Chacón fue Presidenta del Congreso, Ministra de Vivienda (¿nos acordamos de las soluciones habitacionales?) y Ministra de Defensa de Zapatero. Rubalcaba fue lo que fue. Ha sido lo que ha sido. Y es lo que es.

Aún así los debates enseñan, cultivan y forman ideológicamente a los electores. El debate, seguido con interés, puede ser un instrumento de cultura política. La mayoría de los debatientes sigue con cuidado técnicas de “video-política” ofreciendo claves visuales para las intervenciones orales.

¿Por qué no se quiere? ¿Sucede como con las primarias canarias, que se suspenden en Lanzarote cuando no interesan?

Pese a ello, y pese a lo que algunos puedan creer, los debates parlamentarios no sirven para cambiar las ideas de la gente. Ha sido empíricamente demostrado que los debates en general refuerzan las preconcepciones ideológicas y el apego a las previas simpatías. El efecto comunicacional de los debates es fomentar la polarización y cohesionar a los propios partidarios.

Pero, sin embargo, sí sirven para acaparar a los indecisos. Y aquí está el quid Rubalcaba-Chacón, incluso el quid de la vía de los alcaldes, o de alguna que otra vía aún desconocida ante el cónclave socialista de febrero en Sevilla.

¿Por qué no quiere que se debata el aparato del PSOE? ¿Quizás porque se vea que es más de lo mismo, que aún no ha nacido de la izquierda socialista esa nueva alternativa necesaria?

Así las cosas el escenario para el debate político en una sociedad democrática y pluralista debería instarnos a tener una discusión con altura de miras, consistente y con propuestas sólidas para el desarrollo. Sin embargo, la sintomatología de esta polarización política que vive el PSOE está siendo infectada por una de las más rechazadas formas por la comunidad, como es la política de la ausencia de debate, haciendo uso de vivencias pasadas que no generan otra cosa que la narcolepsia y estancamiento de las ideas futuras fundadas en el desarrollo político social.

Dice el dicho político que águila no caza mosca? Pero hay veces que una mosca se puede convertir en águila, como la liebre se confió con la tortuga.

Una definición conceptual de lo político puede obtenerse sólo mediante el descubrimiento y la verificación de categorías específicamente políticas. De hecho, lo político tiene sus propios criterios que se manifiestan de un modo particular frente a las diferentes áreas específicas relativamente independientes del pensamiento y del accionar humanos, en especial frente a lo moral, lo estético y lo económico. Por ello lo político debe residir en sus propias, últimas, diferenciaciones, con las cuales se puede relacionar todo accionar que sea político en un sentido específico. Supongamos que, en el área de lo moral las diferenciaciones últimas están dadas por el bien y el mal; que en lo estético lo están por la belleza y la fealdad; que lo estén por lo útil y lo perjudicial en lo económico o bien, por ejemplo, por lo rentable y lo no-rentable. La cuestión que se plantea a partir de aquí es la de si hay -y si la hay, en qué consiste- una diferenciación especial, autónoma y por ello explícita sin más y por si misma, que constituya un sencillo criterio de lo político y que no sea de la misma especie que las diferenciaciones anteriores ni análoga a ellas.

La diferenciación específicamente política, con la cual se pueden relacionar los actos y las motivaciones políticas, es la diferenciación entre el amigo y el enemigo. Rubalcaba y Chacón parecen tenerla clara. Aunque nos quedamos sin escuchar su debate de ideas que ambos dicen promover.

De momento, y en Las Palmas de Gran Canaria, la lista de los partidarios de López Aguilar ha vencido en la elección de delegados en la capital grancanaria, al igual que en Santa Cruz de Tenerife.

Quizás algunos replanteen? Quizás se haga preciso debatir? Al menos, algo sería algo?

José Carlos Gil Marín