Sobre este blog

Espacio de opinión de Canarias Ahora

19-J. Una demanda de cambio que no se puede rechazar

Demócratas Para El Cambio

El viernes 19 de junio habrá movilizaciones en Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria por la Reforma Electoral. Miles de ciudadanos y decenas de organizaciones cívicas y partidos políticos de Canarias reclaman que los diputados del nuevo Parlamento acometan ya, sin más dilaciones ni derivaciones a imprevisibles reformas estatutarias, el cambio de una Ley Electoral que ---se ha demostrado sobradamente---- es la de peor calidad democrática de todo el Estado. La actual norma reguladora de las elecciones autonómicas sigue incrustada en una Disposición Transitoria del Estatuto ---transitoriedad que dura ya treinta y tres años---, sin que ninguna de las Cámaras de las pasadas ocho legislaturas haya transformado en Ley este elemento crucial para cualquier democracia representativa. 

Digámoslo una vez más: la democracia en Canarias tiene gravísimos fallos estructurales provenientes todos ellos del hecho de haber alterado de manera exagerada su valor fundamental, esto es: la igualdad de la capacidad entre sus ciudadanos para decidir. Canarias tiene el sistema electoral con mayor desigualdad de valor de voto, no solo de España, sino de---como el experto Carlos Fernández Esquer de la Universidad Autónoma de Madrid ya se ha encargado de corroborar--- todas las democracias mundiales. 

¿Por qué es esto así? Durante décadas se nos ha inculcado a todos que este sistema se diseñó para que las islas periféricas pudieran solventar los problemas de desarrollo derivados de su lejanía del centro y atraso histórico. No creemos que haya en todo el Archipiélago ni una sola persona que no reconozca la posición de desventaja que nuestros hermanos de esas islas puedan tener; al fin y al cabo, se trata del mismo caso que presenta el conjunto de Canarias respecto a la Península. Pero es en la solución arbitrada en la que no se puede estar de acuerdo. Los problemas específicos de determinados territorios respecto a otros deben afrontarse con legislación concreta dirigida a aquellas materias causantes de la desventaja para garantizar así su compensación de manera completa. Pero nunca es un método correcto ni adecuado en democracia, que intente establecerse para una minoría poblacional una sobrerrepresentación en una Cámara que legisla para el total de sus habitantes, y, además, pretender llevar esa compensación hasta los extremos de lo paritario. Es cierto que no existe ningún sistema electoral perfecto. Pero también es cierto que no existe ninguno tan imperfecto como el de Canarias, que asigna a un 17 por ciento de sus ciudadanos la mitad del Parlamento y al restante y mayoritario  83 por ciento la otra mitad. Entre el extremo de la perfección absoluta y la desigualdad sin tino, hay un extenso espacio de mesura razonable.  Solo como ejemplo ilustrativo de lo que supone la extravagante interpretación canaria de la democracia de representación proporcional pensemos, retomando el símil antes mencionado de Canarias respecto a la Península, en lo que pasaría si en el Congreso de los Diputados, los canarios ---que en el conjunto del Estado suponemos un 4 o 5 por ciento de la población--- exigiéramos que se nos adjudicara cuatro veces más escaños aduciendo nuestra desventaja causada por el carácter periférico del archipiélago. Esta demanda no podría ser atendida en los términos reclamados, lo cual no significa que no se ofreciera por parte del Estado una solución específica para estos problemas de Canarias; de hecho, el REF es ---en buena medida---, la respuesta a esa justa demanda de compensaciones. 

Otro asunto del que suele hablarse cuando se propone reformar la Ley Electoral es aquello de ¿qué hay de lo mío?, que dirían los partidos, o ¿cómo me quedo yo? Vemos con frecuencia plantear la pregunta ¿a quién beneficia el sistema? o ¿a quién perjudica? Nosotros venimos insistiendo en que esto no debe preocuparnos en absoluto a los ciudadanos libres de una democracia. Debe preocuparnos eso sí, el tener la seguridad de que cuando vamos a votar las reglas de juego sean iguales para todos y, además, produzcan los mismos efectos para todos. Esto no sucede ahora con el actual sistema electoral. Lo hemos vuelto a comprobar el 24 de mayo pasado: con 5.000 votos una formación política consigue 3 diputados; otra con 54.000 logra cero escaños. Otro ejemplo: con 136.000 votos de canarios de islas no capitalinas, se asignaron 30 diputados (la mitad del Parlamento), lo mismo que se asignó a 755.000 canarios que depositaron su papeleta en Gran Canaria y Tenerife. Otro ejemplo más: por no superar barreras, 155.000 votos de canarios fueron a la papelera, sin embargo, con 20.000 votos menos se obtuvieron 30 representantes. Un observador externo de esta democracia no podría entender en absoluto estos efectos, salvo que --eso sí---  en lugar de democracia cambiaran el nombre a tan extravagante sistema de representación. 

Estas, y otras lindezas de nuestra `democracia´, como por ejemplo: que se necesiten dos tercios del Parlamento para aprobar una Ley Electoral, o que se haya modificado el sistema electoral en 1996 para empeorar sus condiciones elevando las barreras electorales, o que se prohíba a los ciudadanos presentar una Iniciativa Legislativa Popular para mejorar su propia democracia, o que haya circunscripciones en las que con menos habitantes tengan más diputados que otra con mayor población, hacen que suene cada vez más claro y rotundo el mensaje ciudadano de exigencia de una Reforma Electoral Canaria ¡YA! 

Este próximo viernes 19 de junio, será un lema pronunciado alto y diáfano en Las Palmas de Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife. 

Democracia y desarrollo 

Democracia y desarrollo Por último, conviene no dejar de referirse a la estrecha relación existente entre democracia y desarrollo. Está científicamente probado por la sociología y las ciencias políticas que hay una estrecha y directa relación entre sociedades democráticamente desarrolladas y sociedades socioeconómicamente avanzadas. La UNESCO y otros muchos investigadores se han encargado de plasmar en documentos contrastados que el bienestar de la población se ve acrecentado en aquellas sociedades de mayor avance democrático. 

Esta importante interrelación entre democracia y desarrollo se oculta hábilmente del debate sobre la necesidad de reforma del régimen electoral canario, y se pretende centrarlo simplemente en una diatriba entre distintos partidos ---quejosos unos, contentos otros--- por lo que le cuesta a cada cual obtener un diputado. Y debiéramos estar atentos, sin embargo, a esta cadena de causas y consecuencias: nuestra deficitaria democracia conlleva un crónico y estructural déficit de desarrollo para Canarias. Fijándonos en este aspecto, ya decimos, bien orillado del debate de la reforma electoral, podemos entender mejor por qué nuestra Autonomía no es capaz de salir, a pesar de 33 años de democracia, de los más oprobiosos puestos de todos aquellos índices en los que detestamos destacar: paro, pobreza y deficiente nivel educativo. Esto por nombrar solo tres lacras ---de las decenas que padecemos los canarios-- que nos acompañan hace décadas y para las que, al parecer, nuestro sistema de elección de representantes no facilita soluciones a través de la alternancia de opciones políticas preferidas por mayorías de sufragios con correcta traducción de mayoría de escaños. 

Ha llegado el momento. La ciudadanía ve colmar su vaso de paciencia con la gota de la indiferencia de los tres grandes partidos políticos que llevan detentando el poder en Canarias desde 1982 sin mover ficha. Pretenden pasar rápido la página del 24 de mayo y decir que aquí no ha pasado nada y todo sigue igual. Pero esta vez la sociedad civil no callará. Un mensaje de cambio imperioso por mejorar esta maltrecha democracia debe ser enviado a todo el Parlamento el próximo viernes 19 de junio desde todos los demócratas de Canarias, sean de las siglas que sean sus preferencias, provengan de las islas que provengan. 

No es cierto que sea un tema complejo para el consenso. Si hay voluntad puede lograrse, y en muy corto espacio de tiempo. El ejemplo lo tenemos en el Pacto por la Democracia en Canarias, un espacio de diálogo, debate, consenso y acuerdo, que Demócratas Para El Cambio ofreció a todas las fuerzas políticas de Canarias en 2014 y a la que se han adherido hasta el momento 15 formaciones. Si estas quince fuerzas políticas han sido capaces de llegar al consenso, por qué va a ser más complejo que lo hagan tres. Consideramos que el Pacto puede ser un instrumento útil de partida. No es, como algunos se solazan en mostrarlo, un instrumento de cerrada imposición. 

No nos queda otra: tendremos los canarios que manifestarnos el 19 de junio en Santa Cruz de Tenerife a las 11.00 junto al Parlamento y por la tarde en Las Palmas de Gran Canaria a las 19.00 partiendo desde El Obelisco. O podemos quedarnos en casa y seguir sufriendo la más vergonzosa democracia del planeta otros treinta y tres años. Demócratas Para El Cambio, y los canarios, no nos quedaremos callados en casa el 19 de junio. 

*Demócratas Para El Cambio, coordinadores

Vicente Mujica Moreno

José Manuel Marrero Henríquez

Luis Roca Arencibia

José Manuel Brito López

Samuel Marrero Lorenzo

Manuel Rodríguez González

Sobre este blog

Espacio de opinión de Canarias Ahora

Etiquetas
stats