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Discursitos navideños
Todas las nochebuenas tengo la tele apagada a las ocho para no tener que tragarme, por deformación profesional, la plúmbea y repetitiva felicitación navideña del rey. El año pasado tenía morbo por lo de su yerno, pero este no.
Muchos debieron pensar lo mismo porque la audiencia fue la más baja de los últimos años. Sin embargo, este 24 no recurrió a los tópicos del terrorismo y la corrupción política, por lo que casi es mejor que se repita, como hacen Raphael y Bosé con sus canciones, que reiterando sus antiguos éxitos cada año logran apilar a sus seguidores y demás familia ante el televisor sin necesidad de que se pasen a la misa del gallo del papa en La 2.
Benedicto XVI, que sí parece competir con las mises de concursos de belleza en lo previsible, deseó a su feligresía la paz en el mundo, con especial alusión a Siria. El papa también hizo votos por la libertad religiosa en China. No deja de resultar llamativo que, por muy papa que sea, trate de acercar el ascua a su sardina.
Ya que pedía por la libertad religiosa, podía haberlo hecho por la libertad a secas, la libertad en mayúscula, y no solo en su manifestación cristiana, y más concretamente en la católica, que es lo que a él le toca más de cerca, que para eso es el jefe de su iglesia terrenal y pastor de su rebaño, aunque sin mula un buey.
Lo que les pasa a los grandes prebostes de la humanidad es que están un pelín alejados de la realidad. El rey Juan Carlos quiso acercarse un poco más a sus súbditos, tras su metedura de pata cinegética, y por eso cambió de atrezzo e imitó a Matías Prats, de pie pero apoyándose en la mesa, a ver si nos convencía de su arrepentimiento y contrición.
La credibilidad de Matías Prats es indiscutible en la televisión desde hace varias décadas, cuando se iniciara en el medio tras la muerte de Franco, justo cuando la tele grisácea del blanco y negro se trocó en los mil colores de la abeja Maya y el conejo de la suerte. En eso tiene vida paralela con el monarca.
Solo el PP y el PSOE alabaron el discursito navideño del rey. Como se nota que estos dos grandes partidos, los únicos que tienen ahora posibilidades reales de gobernar, son los que le escriben el discurso cuando están en el poder.
Me alegro un año más de no tragarme los rollos navideños del rey y del papa, aunque uno se entere luego al leer la información que da la prensa seria, que también nos obliga a saber quién es la totorota de Belén Esteban sin haber visto ningún 'Sálvame'. A ese paso, ni aunque uno abdique o el otro oficie la misa en latín de espalda a los fieles, esto ya no lo arregla ni el sursuncorda ni el médico chino, por muy católico que sea.
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