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Geografías
Nada más llegar a Brasilia se ha encontrado en mitad de la calle a Botín, que venía el hombre de darse un paseo y de calcular los millones que necesita la banca española (su banco) para sanearse. Unos 40.000, nada más y nada menos. Empezamos con 4.000 millones nada más estallar el problema de Bankia. Mira ya, lector arruinado, por donde vamos. A esto le juntas el hecho de que los ladrones, los que evaden impuestos y se llevan la pasta a los paraísos fiscales, ya pueden volver a nuestra querida España, ley mediante, con la cara bien alta, los impuestos bien bajos, y además recibidos casi con honores. Cómo no iba a ser nuestro país cuna de insignes obras del tipo La Celestina, Lazarillo de Tormes, Guzmán de Alfarache o El Buscón. Pícaros, ladronzuelos, putas sin escrúpulos, corruptos, gente de mal vivir, etc. Qué país este de piratas, caraduras y sinvergüenzas vestidos con chaqueta y corbata. Leía hace un rato en Twitter un comentario de la versión divertida y crítica de Esperanza Aguirre, Espeonza Aguirre, que decía lo siguiente: “Y al llegar el invierno, la cigarra exigió 20.000 millones a las hormigas y ellas aceptaron. Para dar confianza a otras cigarras JAJAJA Fin”. Lo que se puede llegar a decir con 140 caracteres.
En uno de los informativos nos ponían ayer imágenes de la ruta de nuestro rey por las Indias ex-españolas. Todo muy clarito, para que no nos pasara como a Angela Merkel el otro día en una escuela alemana. Le preguntaron a la muy ignorante que dónde estaba Berlín en un mapa mudo. No solo colocó la ciudad en Rusia, sino que la muy borrica se atrevió a preguntar: “¿Pero eso es Rusia?”. Le faltó decir que allí vivía gente maravillosa. Esta es un fiel reflejo de la gran mayoría de dirigentes que tienen en su poder el destino de las naciones europeas. Sin ir más lejos, no hace demasiado tiempo, Rajoy reconoció que el periódico que más le interesaba era el Marca, mucho más importante que el Financial Times (Diario Publico, 11/11/2011). Claro, era solo candidato a la presidencia. Ya se sabe que en estas lides se apela siempre a los sentimientos más arraigados, a lo puramente español. Qué deprimente.
La semana pasada se graduaron mis alumnos de Segundo de Bachillerato. Antes de que terminaran las clases les pedí que, puestos a olvidar con los primeros baños, dejaran que la marea se lo llevara todo menos una idea con la que me gustaría que se acordaran de mí. “Lean para que nadie les engañe”. En otra coyuntura les hubiera hablado de libertad, dignidad, moral y todos esos valores que las instituciones están hoy pisoteando. Nos tomarán el pelo, nos mentirán, se reirán de nosotros y nos escupirán sus recortes a la cara. Pero lo sabremos. Sabremos que es un lapo, y no un ajuste. Y cuando nos toque, estaremos ahí. Tiempo al tiempo.
José MarÃa GarcÃa Linares
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