Sobre este blog

Espacio de opinión de Canarias Ahora

Gibraltar, ¿español?

0

En 1713, se firmó el Tratado de Utrecht que puso fin a la Guerra de Sucesión Española entre dos coaliciones de países enfrentados. Por un lado, los Austrias, dinastía reinante hasta el año 1700, en que murió sin descendencia Carlos II y los Borbones, encarnados por el Duque de Anjou, sobrino del Rey Sol francés, Luis XIV.

Las consecuencias de este conflicto todavía son duraderas para nuestro país. Por un lado, la dinastía borbónica continúa reinando en la persona de Juan Carlos I de Borbón. Por otro lado, el Peñón de Gibraltar, conquistado por los ingleses en 1704, sigue gozando de la soberanía británica aunque muy atenuada por la autonomía de la que se ha hecho acreedor el gobierno gibraltareño frente a España y a Gran Bretaña.

En los últimos 300 años, los ciudadanos españoles hemos venido asistiendo periódicamente a frecuentes escaladas dialécticas en torno a la cuestión de a quién pertenece la soberanía sobre el Peñón. Gran Bretaña y España lo han venido usando a su antojo para reafirmar posturas nacionalistas sobre su propio pueblo o para desviar la atención sobre acontecimientos políticos internos que pudieran constituir un peligro para los gobernantes de turno. No obstante, conviene aclarar un par de puntos sobre este particular.

Para empezar, Gibraltar se encuentra, desde mediados del siglo pasado, en una Lista de Territorios no Autónomos de Naciones Unidas, bajo supervisión del Comité de Descolonización. Es decir, se encuentra pendiente de su descolonización. La cuestión es ¿por qué llevamos 300 años arrastrando dicho conflicto con otro país miembro de la Unión Europea?

Voy a procurar ser claro. Desde la óptica de quien les escribe, un ciudadano nacido y residente en las Islas Canarias, no cabe duda que la escalada actual del conflicto sobre Gibraltar se debe ver con preocupación, independiente de quien crea, personalmente, que tiene la razón en esta controversia. No debemos olvidar que desde hace unos 500 años dos enclaves en territorio marroquí, Ceuta y Melilla, gozan de soberanía española de un modo similar a Gibraltar, es decir, por conquista militar y nuestro archipiélago se encuentra apenas a 100 kilómetros del continente africano.

No quiero decir con esto que no tengamos que mostrarnos con una posición de fuerza a nivel diplomático, con el fin de solucionar esta disputa de la mejor manera posible para los intereses de todos los implicados, incluidos los propios gibraltareños, pero sí conviene recordar que, según recientes sondeos, no parecen querer volver bajo soberanía española. Más bien, pretenden gozar de una mayor autonomía bajo las leyes británicas o incluso, parece cobrar fuerza la idea de convertirse en un estado independiente bajo el amparo de la Commonwealth. En cualquier caso, el retorno a la soberanía española se antoja, como mínimo, complicado y, me permito añadir, muy improbable.

En otro orden de cosas, ya comentamos al principio que este episodio se ha venido utilizando por los sucesivos gobiernos de ambos países para desviar la atención de sus ciudadanos sobre problemas más importantes. Y no puedo dejar de mencionar la situación de crisis económica existente en nuestro país, y en gran parte de la Unión Europea y sobre todo, la comparecencia del Presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy en sede parlamentaria el 1 de agosto, llevado contra su voluntad y casi a rastras, gracias a la acción coordinada de la inmensa mayoría de la oposición. También por la amenaza de una moción de censura enarbolada por el PSOE, con todo lo que suponía de pérdida de imagen para España a nivel internacional, debido a la, todavía supuesta y cada vez más clara, financiación ilegal del partido en el gobierno.

A lo largo de los tiempos, se ha venido utilizando este ardid para desviar la atención sobre graves problemas que afectan a la ciudadanía y concentrarla sobre un supuesto concreto, la mayor parte de las veces de seguridad nacional o sobre reivindicaciones territoriales, capaz de consensuar y articular una postura unificada en toda la población y conseguir hacer olvidar lo que de verdad les afecta en sus vidas que, desde luego, no es el contencioso sobre Gibraltar.

No cabe duda de que es un asunto importante a tratar en materia de política internacional pero sacar a colación el terrible desastre que supuso hace 300 años la conquista del Peñón por los británicos, únicamente cuando le conviene al partido gobernante es hacerle un flaco favor a las relaciones internacionales entre países, a las reglas sagradas de la diplomacia entre Estados y, por encima de todo a la soberanía de los pueblos implicados.

Sobre este blog

Espacio de opinión de Canarias Ahora

Etiquetas
stats