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El Gran Wyoming y el derecho a la risa

Juan García Luján / Juan García Luján

En estos tiempos de lo políticamente correcto, de desmontaje del estado de bienestar, de auge de nuevas espiritualidades, en estos días en los que te convierten en un número, en carne de estadística de paro, de desahuciados, en los que sólo queda el derecho de ser rojos a los números de tu cuenta corriente, en esta semana de giro a la derecha-derecha, en la que algunos empiezan a cambiarse la chaqueta para adaptarse a lo que viene. Precisamente en estos días quiero reivindicar el derecho a la risa.

Ya sé que me arriesgo a quedar como antipatriota, vendido al godo, víctima de ese complejo del colonizado que he denunciado tanto. Pero, qué quieren que les diga, no me voy a sumar al pelotón de fusilamiento del Gran Wyoming. El sketch que los guionistas de El Intermedio dedicado a los editoriales de El Día entra dentro del registro de humor que tiene el programa. Otras veces le toco a tipos con acento gallego, y nos reímos, a vascos caricaturizados como brutos, y nos reímos, a andaluces que se comían casi todas las letras, y nos reímos. También hubo gente que no se rió, es cierto, pero en eso consiste el derecho a la risa, no es un deber. Manolo Vieira respondió con el arma de la risa a los tópicos que repiten en la Península Ibérica sobre el acento canario.

En otras latitudes señalan a los viñetistas de los periódicos que se atreven a dibujar a Mahoma, o los autores de una obra de teatro que interpretan su visión de Jesucristo, a los fotógrafos que retratan un cuerpo desnudo. El humor es un arte. Unas veces se hace bien, otras regular y otra mal. Pero es difíciles ponerles puertas al campo y cuando le ponemos límites al derecho a la risa entramos en un terreno que yo reservaría para los inquisidores. Y al grupo de inquisidores se quiere apuntar el Partido de Independientes de Canarias (PIL) planteando en el Parlamento canario la reprobación del programa El Intermedio de La Sexta dedicado a la “ETA canaria”.

Esta vez le tocó a El Día, a su línea editorial, y los guionistas de La Sexta aprovecharon para reírse de los independentistas, como otras muchas veces se han descojonado de los meapilas, de los pijos, de Rajoy, de Zapatero o de Su Majestad el suegro de Urdangarín. El programa El Intermedio se dedica a la risa, a las bufonadas, al humor. Todos los días podrían manifestarse asociaciones y colectivos afectados por sus burlas. Hasta Esperanza Aguirre quiso acusar a Gran Wyoming de ser el incitador de una bronca en una discoteca en la que se vio implicado un locutor de Telemadrid.

Un servidor que a veces se ha quedado bastante solo defendiendo el derecho de los independentistas canarios a organizar manifestaciones, sindicatos o asociaciones de pulso y púa. En esta columna periodística he defendido el derecho de El Día a plantear la descolonización de Canarias, pero que también me he reído en alto de esa patria que don Pepito construye con editoriales donde cabe la defensa de Franco, el elogio a la guardia civil y la denuncia del genocidio de los guanches, todo en el mismo párrafo, oiga. Por eso reivindico el derecho a la risa del Gran Wyoming de los guionistas de El Intermedio. El mismo derecho de los autores de un video que circula por internet como respuesta al Gran Wyoming, una respuesta con humor al humor.

Yo no le daría un premio a la originalidad y la chispa al sketch que El Intermedio dedicó a El Día, con alusiones a la hora menos, a lo atrasaditos que estamos, con el tópico muyayo muyaya y la goda alusión al niño del colacao. Pero el análisis que hace uno de ese sketch está tan condicionado como el que hace un militante del PP de los videos que El Intermedio dedica a Rajoy, o el que puede hacer alguien del Opus Dei a un sketch dedicado a los meapilas, o la interpretación que haría una feminista de un sketch dedicado a una ama de casa. Por eso me resulta peligroso que hasta el ayuntamiento de Teror estén llegando correos electrónicos pidiendo que se cancele una actuación del grupo de Wyoming en su auditorio porque “ofendió a los canarios”. Yo soy canario y reivindico el derecho a la risa de Wyoming y de sus críticos. Pero esa reacción de inquisidores del siglo XXI que pretenden prohibir la actuación del Gran Wyoming en mi ¡patria canaria! no tiene ninguna gracia.

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El autor en twitter: @juanglujan

Juan García Luján

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