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Insultos, jetas y votos

Cristóbal D. Peñate

La delegada del Gobierno en Madrid llamó públicamente proetarra a la líder de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, pero el abogado del Estado y el fiscal de turno afirman que fue libertad de expresión, por lo que según ellos se debe ir de rositas.

Es bueno saberlo para cuando a cualquier ciudadano corriente y moliente, indignado por la situación general, le dé por llamar terrorista o etarra a un cargo público. Espero que ese día también el fiscal de turno y el abogado del Estado excusen el insulto y pidan su absolución. Aunque me temo que no, porque aquí sigue habiendo ciudadanos de primera y de segunda. O lo que es lo mismo: casta. Da igual que sea política, financiera o mediopensionista.

El caso de las tarjetas opacas de la extinta Caja Madrid (hoy agrupada en Bankia junto a otras como la Caja de Canarias) es un caso claro de casta político-financiera. Consejeros del PP, del PSOE, de IU, sindicalistas de CCOO y UGT y empresarios, como el encarcelado Díaz Merchán o el presidente de la patronal madrileña, muy amigo de Esperanza Aguirre, financiador del PP y actualmente imputado por sus presuntas fechorías, se gastaron millones de euros a cuenta del contribuyente, riéndose de los preferentistas a los que habían endosado fondos irrecuperables a sabiendas.

Estas cosas de cada día, como el caso Gurtel o los EREs andaluces que siguen coleando, son las que dan la razón a la gente que se queja, grita y se manifiesta en la calle. Esa gente que se siente representada por los políticos nuevos que aún son vírgenes en la cosa pública pero que han dado un diagnóstico certero del panorama.

Los partidos de siempre, los políticos de la casta, tratan de estigmatizarlos con el argumento de que sólo han clavado la situación, pero no tienen las soluciones a tantos males. De entrada, solo por clavar la situación ya deberían avergonzarse los de siempre. Porque esa situación la han creado los partidos convencionales, en ocasiones con la connivencia de sindicatos y patronales, como se ha visto en el caso Caja Madrid.

Los de siempre han fracasado y además lo han hecho deshonestamente. Como no quieren perder sus privilegios sempiternos, tiran a dar a Podemos y a sus dirigentes antes incluso de que puedan demostrar si valen o no. Ellos han tenido la oportunidad durante muchos años. Ahora deberían dejar que lo intenten otros, aunque se resisten a que acaben con sus prerrogativas.

No sé si Podemos terminará con la casta, la corrupción y el paro o plantea utopías irrealizables. Lo que sí sé es que nunca tantos se lo han puesto tan a huevo a un solo partido.

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