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Cinco medidas drásticas para evitar la explosión social
Permítaseme numerar lo que sigue para mayor claridad.
1. La paz social es un bien irrenunciable. A nadie le interesa una explosión social y sus consecuentes desórdenes: ni a quienes pese a la crisis siguen viviendo dignamente ni a quienes han visto seriamente degradadas sus condiciones de vida.
2. La credibilidad de la clase política está por los suelos. Siempre, hasta en una dictadura, es complicado gobernar sin la confianza del pueblo. Pero en las condiciones actuales no es complicado: es imposible. La confianza del pueblo sólo puede recuperarse con una reacción enérgica e inmediata que incluya los siguientes cambios:
a) Ruptura de esclavitudes (al menos por parte de PP, PSOE, CiU, PNV y CC) respecto a los grandes grupos de poder: empresas energéticas, banca, gobierno y empresas chinas y otras grandes empresas y corporaciones de ámbito regional, nacional y transnacional. Un pueblo que sufre no está dispuesto a admitir que, para colmo, las decisiones políticas y económicas se sometan a otros dictados que a los del bien común. No se trata de enfadarse con los “gordos”, parte de cuyos intereses son legítimos sino de ponerlos en su sitio y ponerse los gobernantes en su sitio. Un sitio que hace décadas que en Occidente en general y en España en particular perdieron. Vendieron. Hay que romper viejas amarras, decir “hasta aquí hemos llegado” y actuar en consecuencia. El principal amigo de un gobernante han de ser las capas bajas y medias de la sociedad.
b) Resolver el asunto de la dación en pago, que tantos sufrimientos innecesarios ha creado hasta ahora.
c) Apoyar con aportaciones multimillonarias a Cáritas, Cruz Roja y otras organizaciones intachables para que puedan atender en la máxima medida posible a tanta gente que lo está pasando fatal: una familia abandonada por el sistema ni tiene patria ni respeto por el sistema. Es vergonzoso que en vez de multiplicar las dotaciones de Cáritas, Cruz Roja, etc., las instituciones públicas las hayan reducido. Ninguna institución burocratizada (municipal, autonómica ni estatal) administrará mejor los recursos en este terreno de lo que los hacen estas organizaciones no gubernamentales.
d) Evitar la cotidiana dinámica de enfrentamiento entre el PP y PSOE. Nadie pide que se compinchen. La oposición ha de ejercer su función de control. Pero debe darse un salto en la caballerosidad y corresponsabilidad para afrontar la salida de la crisis o, quizá más bien o eso me temo, su recrudecimiento.
e) Actuar de una manera drástica contra la corrupción agilizando por ley la iniciativa y la actuación de la justicia y afrontando una financiación independiente o al menos transparente de los partidos políticos. Gran parte de los problemas en que está metido Occidente se deben a la toma de decisiones incorrectas y a la ausencia de decisiones correctas, motivadas en ambos casos por la financiación inconfesable e ilegítima de los partidos.
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