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¿Por qué y cómo un nuevo modelo energético?

Antonio González Viéitez

El tema de la energía, de sus fuentes y de su aprovechamiento socialmente inteligente, sigue acaparando hoy una buena parte del debate social. En el mundo entero, provocado sobre todo por el desarretado leviatán del Cambio Climático. Y, en el caso canario, con una fuerza inusitada debida, a mi juicio, a las siguientes razones adicionales. 1) La existencia, aprovechable, de unos fastuosos recursos energéticos limpios y renovables, sustitutos perfectos de los combustibles fósiles hoy utilizados. 2) Una vehemente apuesta gubernamental (estatal y canaria) para introducir en Tenerife y Gran Canaria otro combustible fósil, el gas, lo que implica una elevadísima inversión en infraestructuras polémicas. 3) La irrupción del Gobierno de España, apostando por las prospecciones petrolíferas en aguas canarias, de acuerdo con las apetencias y los intereses de la trasnacional Repsol. 4) Como arrastre de esto último, un intento de encerrarnos en un falso debate “Petróleo, sí – Petróleo, no”, cuando el verdadero debate está entre la quema de combustibles fósiles y el aprovechamiento de nuestros recursos limpios y renovables. 5) La utilización de nuestros recursos está bloqueada desde hace una década, y hemos pasado de posiciones punteras en su aprovechamiento a descolgarnos hasta posiciones de cola.

Este cúmulo de cuestiones tiende a confundir a la opinión pública en tema tan vital. Por eso creo de enorme relevancia intentar entender lo que está pasando.

Hace ahora veinte años el gobierno de Aznar privatizó Unelco, por entonces única compañía eléctrica del Archipiélago. Algunos denunciamos en su día el disparate de libro, consistente en privatizar un monopolio natural. Y que lo único que se iba a conseguir era poner en pie un colosal monopolio privado, lo que ha ocurrido. Posteriores acontecimientos de Endesa y de su compra por la trasnacional italiana Enel, reflejan los derroteros lógicos marcados por la Globalización que hoy señorea el mundo.

Pues bien, una vez creado el inclemente monopolio privado (según un informe, en 2012, con el 0,08 de la plantilla de Enel, su actividad en Canarias alcanzó el 8,71% de todos sus beneficios), en fechas recientes el Ministerio de Industria decidió desandar lo andado y, en medio de los fuertes conflictos que mantiene con las Eléctricas, deshacer el monopolio que crearon en su día. Y así, Endesa-Enel tendrá que salir de Gascan, y abandonar el proyecto Chira-Soria (no se confundan) porque se va a limitar su presencia a un máximo del 40% de la producción en Canarias. Con lo que el Ministerio intenta aparecer como el adalid de la defensa de los ciudadanos ante los desalmados monopolios.

Pero esta pretensión de eliminar el monopolio privado por la vía del B.O.E. está fuera de lugar, no tiene sentido. Desde el momento que se produce la vigorosa entrada de las energías renovables, quedan pulverizadas las bases del anterior monopolio natural. Que se caracteriza por ser una situación de mercado en la que solo cabe una empresa, y se basaba en dos hechos objetivos. Uno, la pequeña (pequeñísima) dimensión de los mercados eléctricos insulares. Y sobre todo, dos, porque la estructura tecnológica del viejo modelo de quema de combustibles fósiles, exigía megainstalaciones y megaempresas (la primerísima de Canarias), lo que en pura lógica impedía la presencia de más de una empresa.

Pero la situación ha cambiado del todo. Los costes fijos, en su caso modulares, de las nuevas instalaciones no tienen nada que ver con los que antes se originaban en las vetustas “fábricas de la luz”. Lo mismo ocurre con el tamaño de las instalaciones, hasta el punto que muchas de las futuras van a ser de mediano tamaño y que, la inmensa mayoría van a ser ínfimas unidades de producción (con Balance Neto) para atender a los consumos familiares.

Por tanto, el verdadero problema de la sociedad canaria, que no es otro que el necesario e imprescindible Cambio de Modelo Energético, no puede tener como objetivo eliminar y desmontar el viejo monopolio de Endesa, que ya no se sostiene en ningún monopolio natural de producción de electricidad, sino concebir, diseñar y gestionar la introducción eficiente y socialmente inteligente del Nuevo Modelo en Canarias. En la perspectiva de acercarnos, como máximo en el plazo de una generación, a la Plena Soberanía Energética Interior (no se incluye la energía de los transportes marítimos y aéreos, aunque sí los terrestres canarios).

Desde esta perspectiva la cuestión de las prospecciones no aporta absolutamente nada, pertenece al mundo de lo ajeno y superado.

De igual forma, el intento de introducir el gas, otro combustible fósil, es retrógrado. Y, además, funcionaría como un elemento de bloqueo, porque visto su enorme monto de inversión, que necesitaría muchos años para amortizarse ¿qué sentido tendría entonces el invertir en paralelo en las energías renovables y hacer obsoleto al gas? Lo razonable entonces sería esperar.

Y hablando de bloqueo inversor, creo que lo más relevante en el tema energético canario es el bloqueo absoluto que han conseguido las poderosísimas fuerzas que controlan el viejo modelo petrolero. Lograron hacernos perder toda una década y nos impidieron disfrutar nuestros (subrayo, nuestros) formidables recursos. Si elevamos la perspectiva, se puede decir que todo esto constituye el mayor despilfarro al que nos han obligado a lo largo de nuestra colapsada historia.

El proceso de cambio

A mi juicio, para llevar adelante esta apuesta estratégica hay que precisar como mínimo las siguientes cuestiones.

Primera.- Creo que lo más importante es la Gestión del Proceso. Porque el cambio de Modelo con la perspectiva a largo plazo de la Soberanía Energética, tiene dos características básicas. Su enorme complejidad por la multiplicidad de actores y de fuentes energéticas primarias y, de otra parte, su carácter dilatado en el tiempo que exige una máxima coordinación entre lo que se va descartando y lo que se va construyendo. Recuérdese la exigencia de utilizar toda la gama de recursos energéticos limpios a nuestra disposición y cuál deberá ser, a lo largo del proceso de cambio, su combinación óptima y su adecuada localización en el territorio. Hay que apostar por la utilización e interrelación de todas las posibilidades por pequeñas que sean, porque este modelo no solo tiene potentes polos centralizados de producción, sino que se distribuye como una densa y tupida red por todo el territorio. Además, como el talón de Aquiles de las Energías Renovables es su falta de continuidad, la cuestión de su almacenamiento (agua en altura, pilas, ultracondensadores...) y la red de redes para su utilización en su caso, deviene vital. Como se puede entender, la única forma de manejar esta enorme complejidad del cambio de Modelo, es hacerlo de acuerdo con una dirección inteligente y con una estrategia única, elaborada y controlada democráticamente. Por dos razones. Porque los recursos energéticos que se van a aprovechar (aire, luz, calor, olas...) son bienes públicos, de ineficiente gestión privada, y de otra parte, porque para llevar adelante ese cambio que implica infinidad de actuaciones particulares, es imprescindible enmarcarlas en una gestión conjunta que englobe, además de las distintas instalaciones de producción, las correspondientes interconexiones, redes y almacenes que se precise.

Segunda.- ¿qué instrumentos deberían utilizarse para este Proceso de Cambio?. Hasta ahora funcionaban los concursos y las concesiones. A partir de ahora, y por decisión del Gobierno de Canarias, va a pasarse a las adjudicaciones directas y por el sistema de colas (¡). La razón que se aduce es que con las concesiones se ha empantanado la introducción de las renovables. (¿?). En cualquier caso, creo que lo sustantivo en las dos fórmulas gubernamentales es entregarle los recursos públicos a empresas privadas para hacer negocio. Y aquí entramos en contradicción con lo dicho más arriba, que la puesta en práctica del Nuevo Modelo requiere una visión y gestión de conjunto para el que la iniciativa privada no está concebida. A mi juicio, la propuesta de la dirección política y a largo plazo es la única que puede acometer de forma eficiente y conjunta, no solo las instalaciones productivas, sino las redes, las interconexiones, las combinaciones de fuentes y el almacenamiento. En definitiva, la propuesta es que los Grandes Parques energéticos se adjudiquen a unos Consorcios Insulares de Ayuntamientos, con gestión profesional y al resguardo de ingerencias políticas y, lo que es esencial, con toda la contabilidad colgada en la Red. El resto de instalaciones de menor dimensión serían, como es lógico, particulares. Pero incorporadas eficientemente al conjunto, lo que les permitiría el uso del sistema de Balance Neto.

Tercera.- Lo que es sorprendente, la financiación de este Nuevo Modelo no necesitaría financiación pública a fondo perdido. Es tal la diferencia de costes entre los actuales y los que se conseguirían con las Renovables, que las instalaciones y todas las infraestructuras se irían amortizando en plazos inferiores a los diez años. Lo único que se exigiría es que los créditos que se utilizaran no se contabilizasen como deuda pública para soslayar las restricciones de la Troica. Eso no quiere decir que no utilicemos todos los instrumentos a nuestro alcance. Por ejemplo, si recordamos que, de acuerdo con el REF, anualmente se destinan unos 1.000 millones de euros para subvencionar el precio de los combustibles fósiles importados y abaratar las tarifas en Canarias, la parte que vaya sobrando podría destinarse a apoyar financieramente el cambio al Nuevo Modelo. Con la convicción de que en el futuro desaparecerían esas transferencias. Por último, los apoyos a la sostenibilidad energética y ambiental que la UE está apoyando cada vez más, podrían destinarse también a este propósito. De esta forma y poniéndolo en pie paulatinamente, al final de la etapa de implantación, todo el Nuevo Modelo sería público canario. Y todo ello sin pagar 1 euro a Endesa-Enel. Se la habría ido suplantando poco a poco hasta hacerla innecesaria.

En resumen, al final del proceso de cambio, en vez de usar combustibles fósiles importados, propiedad de otros, caros y muy contaminantes, estaríamos aprovechando nuestros propios recursos, baratos y limpios. Y además, el ahorro energético tendría que convertirse en una pauta asumida de comportamiento social. Muy lejos del disparate que supone la última propuesta de tarifas propuesta por el Gobierno de España según la que ¡ el ahorro en la tarifa será mayor cuanto mayor sea el consumo!!!

Por último, muchos pensamos que la introducción de ese nuevo Modelo Sostenible va a convertirse en un poderoso factor de pedagogía social de la sostenibilidad. Para acabar con el desquiciante derroche del usar y tirar, de la fugacidad de las modas y de la obsolescencia programada. Para desechar que el único baremo para medir los progresos sociales sea el del crecimiento continuo e infinito. Por otra parte, pura ensoñación tramada por la publicidad y la mercadotecnia.

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