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Podemos, ¿Somosaguas o Fuenteovejuna?
En el debate abierto sobre la convocatoria de primarias para las próximas elecciones generales y su reglamento, a cargo del Consejo Ciudadano Estatal de Podemos, hay algunas decisiones discutibles, pero hay una en concreto que no soporta discusión alguna.
Nos referimos a la pretensión de articular una candidatura de ámbito estatal al Congreso en el plazo de diez días, privilegio exclusivo de quiénes controlan el aparato estatal del partido, no sólo por su monopolio sobre los censos de inscritos, sino fundamentalmente, porque en un año y medio de vida orgánica no ha existido materialmente tiempo de articular otras tendencias o corrientes de ámbito estatal ajenas al aparato centralizado, dirigido por Iglesias.
Aprovecharse de esta decisiva ventaja no es políticamente presentable, aún con el pretexto poco consistente del riesgo de una convocatoria sobrevenida de elecciones anticipadas.
Tal abuso de poder es tan flagrante que no conviene distraerse con daños colaterales como la lista estatal o la ausencia de debate interno en niveles de base, municipales y autonómicos, con ser éstos debates importantes. Enmascararíamos con ello la contradicción principal, que invalida políticamente, aunque no estatutariamente, el plazo exiguo otorgado para la elaboración de cualquier candidatura estatal cohesionada, bajo un programa político mínimamente coherente.
La ola de indignación generada en todos los niveles de Podemos, sin llegar a ser todavía un tsunami, está adquiriendo considerables proporciones, sorprendiendo incluso a los más incondicionales que no pueden disimular, en su entorno cercano, su desconcierto y perplejidad ante esta decisión del Consejo Ciudadano estatal.
No es fácil proponer respuestas eficaces a este poco comprensible e innecesario atropello. Las propuestas hasta ahora surgidas van desde el boicot activo al proceso de primarias, hasta el intento de presentación de algunas listas con candidatos de ámbito autonómico en Andalucía, Asturias, Aragón y Euskadi, esta última abierta a candidatos de otras nacionalidades del Estado a modo de banderín de enganche improvisado, así como otra lista integrada principalmente por inmigrantes nacionalizados.
Sin embargo, pudiera existir otra respuesta que vendría inspirada por el episodio de Fuenteovejuna, inmortalizado por la obra teatral de Lope. Y no es que estemos asimilando el papel de Iglesias al del Comendador, atribuyéndole personalmente una decisión colectiva mayoritaria del Consejo estatal. Nos interesa más la lección que nos legó la ciudadanía del pueblo cordobés en tiempos de los Reyes Católicos.
Tal vez sea posible convertir la debilidad del espacio estatal en una fortaleza, si se articulara el voto en favor de todas las candidaturas agrupadas, excluyendo a las apadrinadas por Pablo Iglesias. Podría darse la paradoja que las listas alternativas autonómicas obtuvieran más votos que la oficialistas, precisamente por el apoyo recibido por aquéllas, de votantes inscritos repartidos por todo el Estado. Incluso podría votarse simultáneamente por un número determinado de candidaturas individuales no agrupadas, hasta completar los 350 votos permitidos reglamentariamente. En la página de Facebook ‘Podemos Confederarnos’ hay información sobre ello.
Casi nadie puede dudar del triunfo de la candidatura de Iglesias a la presidencia del gobierno, pero ¿quién sabe si la mayoría de los votantes le cambian sus acompañantes en las listas?. Si así ocurriera, en Somosaguas, tras el escrutinio, habría funeral ondeando a media asta la bandera de las tentaciones cesaristas, que habrían sucumbido con tiempo de rectificar. Claro que se puede, pero todos a una como Fuenteovejuna…
*Ángel Cuenca Sanabria es candidato No Agrupado al Congreso por la lista de Podemos Confederarnos
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