El Pollo de la Barranquera: muere un luchador, la lucha canaria continúa
En esa isla hermana de Canarias que es la isla de Cuba ha muerto hace unos días el Pollo de la Barranquera. Tenía 85 años. Su nombre civil era Manuel Trujillo Artiles.
Nació en El Pajar de Arguineguín en 1936, el año del golpe de Estado fascista y comienzo de la Guerra Civil. Destacó pronto en el deporte de la lucha canaria participando en equipos como los de Agüimes, Unión Sardina, Castro Morales y Maninidra.
Su espíritu luchador no se limitaba al deporte, su afán de justicia social y su combate por un mundo mejor le hicieron acercarse durante la dictadura franquista a la entonces única organización política clandestina que luchaba por la libertad y la democracia, el Partido Comunista de España.
Yo le conocí en aquellos tiempos dictatoriales en reuniones clandestinas a favor de reivindicaciones de los aparceros del sur de Gran Canaria. Eran los comienzos organizativos de Comisiones Obreras y para el Pollo de la Barranquera marcaba su faceta sindicalista en favor de los derechos de los trabajadores en pleno franquismo. Su militancia política en el Partido Comunista continuó también después de la muerte del odiado Caudillo, llegando a ser elegido y ocupar el cargo de concejal de Deportes en el Ayuntamiento de Ingenio.
Es conocido que, sin ser un magnate ni mucho menos, financió de su propio bolsillo los gastos producidos en la extensión del deporte canario. Y no se limitó a Gran Canaria: fundó diversos equipos en distintas provincias de la perla del Caribe, en la isla de Cuba. Según sus propias palabras: “Llegamos a tener varios equipos. Desde la parte más occidental de Cuba, Pinar del Río, pasando por La Habana, Matanzas, Cienfuegos, Santa Clara, Sancti Spiritus, Ciego de Ávila y Camagüey. Se hicieron dos campeonatos nacionales de mayores, de juveniles, infantiles y de enfrentamientos de escuelas. Y bien organizados. El propio INDER de Cuba, el Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación, estaba muy interesado en potenciarlo. Sorprendía que un luchador que es vencido reciba la mano y el abrazo del ganador. Veían una vena solidaria y humana en nuestro deporte. Y les gustó. Tuve reuniones con el Gobierno de Canarias para programar las actividades. Me dieron quince trajes de lucha. Organicé exhibiciones con más de 300 niños que hicieron llorar de emoción a los políticos que nos visitaron. No se creían lo que veían. Se llegó a realizar un Congreso Internacional, que lo pagó la Universidad de Málaga, con gente de toda Sudamérica y de la Unión Soviética, para grabar lo que estábamos haciendo en Cuba con la lucha canaria”.
Este interinsularismo transatlántico era una expresión de su espíritu solidario e internacionalista.
Este año 2022 se han cumplido los 80 años de la muerte de otro luchador cuyas poesías conoció el Pollo de la Barranquera. Y en estos tiempos de guerra en Europa hemos de recordar:
Tristes guerras / si no es amor la empresa. / Tristes, tristes. // Tristes armas / si no son las palabras. / Tristes, tristes.
Triste actualidad la de estos versos, publicados en Cancionero y romancero de ausencias, que recoge poemas escritos entre 1938 y 1941. De actualidad también porque el pasado 28 de marzo se cumplieron ochenta años de la muerte de su autor, Miguel Hernández.
Y de nuestro entonces prohibido poeta, en el franquismo, estos versos de Miguel Hernández que hubiera podido repetir nuestro Pollo de la Barranquera:
Si me muero, que me muera
con la cabeza muy alta.
Muerto y veinte veces muerto,
la boca contra la grama,
tendré apretados los dientes
y decidida la barba.
Cantando espero a la muerte,
que hay ruiseñores que cantan
encima de los fusiles
y en medio de las batallas.
Según hemos podido leer, Manolo Trujillo llevaba tiempo enfrascado en la redacción de sus memorias. Quizás algún día podamos conocer lo que haya escrito, pero en ese entretanto, desde esta orilla de la vida, y desde la seguridad de que, mientras este mundo esté plagado de injusticias, la lucha continuará.
Quien nada arriesga no puede recibir nada a cambio. Manuel Trujillo arriesgó esfuerzos, libertad y lucha y ha ganado un lugar en nuestra memoria, en la memoria del Deporte y de la Democracia. Descansa en Paz, compañero. Un luchador ha muerto, pero la lucha continúa.
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