Espacio de opinión de Canarias Ahora
Privados con lo público
Los políticos listillos siempre tienen en la recámara una frase tonta para justificar su actividad: “estoy en esto porque tengo vocación de servicio público”. Qué sacrificados son.
Es una frase manida e insultante que manejan igual un necocon que un socialdemócrata, una prócer liberal que un comunista redomado. La sueltan sin un rictus previo a la carcajada. Se contienen, igual que hacemos nosotros para no afearles su conducta y arrearles un tortazo.
Nos hacen creer que se dedican a esto porque tienen vocación de servidores públicos, pero ninguno nos recuerda sus pingües sueldos y prerrogativas. Sus privilegios, como su jeta indolente, son insaciables.
La vocación de servicio público de Esperanza Aguirre y de su sucesor Ignacio González les está llevando a privatizar la sanidad madrileña. Esa misma vocación pública llevó a Ana Botella a hacer dejación de su cargo de alcaldesa para celebrar con su marido su cumpleaños o aniversario de boda, ahora no me acuerdo, en un lujoso hotel portugués el día siguiente de la tragedia del Madrid Arena.
Esa vocación de servicio público también ha hecho exclamar al presidente del Consejo General del Poder Judicial que está muy mal que tan altos magistrados viajen en clase turista como los demás mortales. Estos servidores públicos no son capaces de pasar un vuelo, recostados, sin su etiqueta negra.
Los directivos y altos ejecutivos de las empresas del Ibex-35 se han subido el sueldo en el último año a pesar de que los beneficios de sus compañías cotizantes en bolsa han bajado sensiblemente. A los ricos no se les recorta nunca y, si no, hacen puentes como Calatrava y cambian su residencia fiscal.
No tienen el más mínimo sentido ético, ni tan siquiera estético, para darse cuenta de que lo que hacen es más feo que tirar comida a la basura mientras tanta gente se muere de hambre y hurga en los contenedores de los restaurantes, hoteles y supermercados.
La vocación de servicio público fue la que hizo que muchos consejeros vivieran por encima de sus posibilidades gracias a los altos honorarios de Bankia y otros bancos que nadie controlaba.
Ellos sí son los que han vivido como reyes a nuestra costa y ahora encima pretenden darnos lecciones desde su prepotencia infame. La vocación de servicio público ya no es lo que era, si alguna vez fue algo. La han privatizado, como la sanidad. Están privados con lo público, aunque solo para ordeñarlo y sacarle hasta la última gota de leche machanga.
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