De ratones y leones

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 El Sociobarómetro Canario (SBC) se va consolidando como la fuente de referencia que nunca debió desaparecer. Aunque los datos que ofrecen rebasan el ámbito político-electoral, suele suceder que es este plano el que concita mayor interés. No se puede decir que sea algo ejemplar, pero ocurre en prácticamente todos los lugares donde hay instrumentos similares.

 Sobre este ámbito, unas primeras apreciaciones muy evidentes: el PSOE consolida su hegemonía desde una centralidad y presencia territorial indiscutibles. Por otro lado, pase lo que pase, Casimiro Curbelo tendrá tres diputados. Por último, el canarismo sigue en caída más o menos libre. Moverse en una horquilla de entre diecisiete y veintidós diputados sobre un total de setenta aleja al canarismo del horizonte de representación de un tercio de la sociedad canaria para acercarlo al cuarto de la misma. Dicho de otra forma, el sucursalismo puede extenderse a las tres cuartas partes de la cámara. Se impone una reflexión profunda, sosegada, autocrítica y de largo alcance.

Pero detengámonos ahora en algunos elementos que no pueden dejar de considerarse. Se consolida un sistema de partidos dual en nuestro Parlamento por el que un primer grupo de partidos, grandes, con amplia implantación territorial, concitan la mayoría de los apoyos electorales. Obviamente, me refiero al PSOE con CC y PP en una disputada segunda posición. Este bloque de “leones” alcanzó cincuenta y seis diputados en las pasadas elecciones (un ochenta por ciento de la cámara) y en ésta se movería, atendiendo a los datos del Sociobarómetro y con la debida prudencia, en una horquilla de entre cincuenta y cuatro y sesenta y cinco diputados. Tomando el valor medio como referencia, sesenta diputados de los setenta posibles, es decir, casi un ochenta y seis por ciento del total. Con la anterior composición del Parlamento, de sesenta diputados, los leones obtuvieron cuarenta y tres diputados en 2015, casi un setenta y dos por ciento. Se desmiente así a quienes pensaban que la tímida reforma electoral supondría el caos parlamentario.

En segundo lugar, tendríamos una serie de partidos, (los “ratones”) que se disputarían el resto de escaños, entre ocho y once según el SBC de noviembre de 2021. Hablamos de Nueva Canarias (NC), Agrupación Socialista Gomera (ASG), Podemos y Vox, que vendría a ocupar el lugar en el Parlamento de Ciudadanos. Son partidos más pequeños y con menor implantación territorial. Sus posibilidades de intervención política vienen dadas casi exclusivamente de la posibilidad de convertirse en apoyo imprescindible de alguno(s) de los leones. Sin embargo, su papel no es despreciable. En esta legislatura, los ratoncitos han conseguido enviar al ostracismo a dos leones que siguen sin levantar cabeza. Contribuyen a dar estabilidad política, al igual que hacen los nacionalismos a nivel estatal, y, como vemos en el caso de ASG, sus réditos en términos de poder político en función del voto recibido son astronómicos. En 2011 este bloque fue habitado exclusivamente por NC y sus tres diputados mientras que en 2015 llegó a alcanzar los quince diputados, principalmente por la entrada con fuerza del primer Podemos.

Nada parece alterar este orden “natural” de leones y ratones. No hay desplazamientos entre bloques. No hay ascensor de subida ni de bajada. Como en la Edad Media, uno se muere en la clase social en la que nace. Todo lo más, los ratones pueden soñar con que algún león los necesite circunstancialmente pero siempre llevando en mente que, en cualquier momento, pueden acabar en su barriga. Si por algún motivo, los leones se llegaran a entender, serán los ratones los que acaben en el ostracismo. 

Sí es más animado el escenario intrabloque: no todo el mundo puede ser cabeza de ratón y hay quien sólo vive para eso, sin mayores aspiraciones. También los hay que se tienen que conformar con ser cola de león, muy a su pesar. Y por seguir con la metáfora extendida, a riesgo de cansar a quien haya llegado a este punto del artículo, tampoco muchos ratones hacen un león. De la misma manera, el que aparezcan más ratoncitos en la jaula podría tener un efecto parecido al que tendrá la aparición de más partidos nacionalistas, regionalistas, provincialistas, municipalistas, etc. en las Cortes: a mayor oferta, mayor depreciación de la demanda. Le será muy barato al gran león de la centralidad hegemónica conseguir apoyos en geometría variable insular sin que, en ningún caso, se discuta a quién corresponde el filete, hueso incluido, dejando las migajas para los ilusos ratoncitos. Y para el canarismo pero también para Canarias, la italianización de su parlamento sería un paso atrás, un rebumbio de partidos que en buena medida la constitución de Coalición Canaria en su momento contribuyó a evitar.

 Dentro de seis meses habrá otro SBC. Unos subirán y otros bajarán pero seguirá habiendo leones y ratones sin cambio de papeles. Y Casimiro, hábil roedor, seguirá teniendo tres diputados. Aquí acaba este artículo, que las personas más sagaces habrán sabido interpretar que no va ni de leones ni de ratones, sino del elefante en la sala, que, como buen paquidermo de amplio espectro, sigue haciéndose esperar.

 

José Miguel Martín es coordinador de Canarismo y Democracia.

 

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