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Las razones de Podemos

Rafael González Morera

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Hay mucho de cinismo en el PSOE cuando dicen que Podemos ha votado con el Partido Popular para tumbar a Pedro Sánchez. No quieren reconocer que ellos son los que votan con Rajoy al no aceptar el pacto con Podemos, Compromís e Izquierda Unida, con el apoyo puntual de PNV, 167 votos a 163, y dos piedras al IBEX 35. A lo mejor los ppsocialistas no se han leído el propio documento que han firmado con Ciudadanos, pero para Podemos la cuestión está muy clara porque ese acuerdo no deroga la Ley Mordaza del Ministro del Interior y del Opus Dei, Jorge Fernández Díaz, que va en contra de las libertades públicas y la vida democrática de los ciudadanos, mantiene el abaratamiento del despido y no deroga la reforma laboral, acepta el contrato único cambiándole el nombre y los apellidos, premia a los empresarios que pagan bajos salarios, sube el salario mínimo un 1% que teniendo en cuenta la inflación supone una congelación salarial, y el orden de las prioridades económicas es similar a las que ha puesto en práctica el Partido Popular, no se deroga el artículo 135 que pactaron Zapatero y Rajoy y que mantendrá a los servicios públicos a los pies de los acreedores, en la Sanidad y en la Educación abre las puertas al copago farmacéutico y a la privatización futura de más hospitales y clínicas, más colegios privados y menos subvenciones para los públicos, y con respecto a la Justicia el planteamiento es que siga igual con los jueces elegidos por cuotas de los partidos.

Con dos economistas de derechas negociando los aspectos crematísticos del acuerdo, Jordi Sevilla por el PSOE, y Luis Garicano por Ciudadanos, no se podía esperar otra cosa muy diferente, aunque a esos papeles los quieran bautizar como “progresista reformista”, porque tanto el progresismo como el reformismo es una entelequia en donde cabe todo. Me acuerdo que el Partido Reformista Democrático que lideró Miguel Roca, y apoyó Antonio Garrigues Walker, en realidad fue un intento con el apoyo de CiU de conseguir un partido “bisagra”, y ahora Albert Rivera con su Ciutadans/Ciudadanos a petición del IBEX 35, y ya lo dijo el presidente del Banco de Sabadell, Josep Oliú, que “hace falta un Podemos de derechas”, y Albert Rivera para su campaña nacional recibió más dinero que Paco Camps y Rita Barberá en la época dorada del PP valenciano.

En esto de las negociaciones de pactos, que son muy lícitas, necesarias y saludables, y sino que los políticos españoles vayan a hacer unos cursillos a Italia, Bélgica, Portugal, Grecia, y otros países europeos, lo que no es estético ni ético que un miembro del equipo negociador del PSOE, Jordi Sevilla, esté sentado negociando con Podemos, y se levante a cada rato a negociar con Ciudadanos en otra sala del Congreso de los Diputados. De la derechización del PSOE desde la época de Felipe González, cuando incluso se embarcó en el Azor, el yate de Franco, hecho que fue muy criticado incluso por algunos de sus colegas ppsocialistas, o de la cal viva de Barrionuevo y Vera, pero no les voy a hablar de nuevo de estos hechos vamos a llamarles lamentables. Pero en estas horas del siglo XXI sí deberían los ppsocialistas analizar la pérdida de votos que van desde 11.289.335 en el año 2008 con Rodríguez Zapatero, y tras un palo de cuatro millones con Rubalcaba en 2011, han acabado de batir el record negativo, el peor resultado de la historia del PSOE, con 5.545.315 con Pedro Sánchez, y un bajonazo total entre 2008 y 2015 de 5.545.335 (cinco millones y medio menos). En el año 2000 Joaquín Almunia obtuvo casi ocho millones de votos, pero perdió con José María Aznar, y en esa misma noche de los idus de marzo presentó su dimisión.

La derechización del PSOE lleva a una gran incógnita de este partido, si se va a seguir desangrando o frenará sus heridas con algunos algodones. Lo que sí parece claro es que la campaña electoral va a ser muy bronca, y a Pablo Iglesias, Iñigo Errejón y demás dirigentes podemitas le van a sacar historias de Venezuela, Irán, Cuba, Corea del Norte, de Hezbolá y de Hamás. Si esto es así, le aconsejo a Pablo Iglesias que le saque a Pedro Sánchez sus historias de cuando era miembros de la Asamblea General de Caja Madrid de 2004 a 2009 cuando era presidente Miguel Blesa (¡huy, huy!), y si Felipe González se pone muy felipista en el tramo final de la campaña sería justo y necesario como dicen los católicos recordarle que llegó a la presidencia en 1982 con la ayuda de la CIA norteamericana y los servicios secretos alemanes, y si se pone más chuleta no estaría mal echarle otro poco de cal viva, y además pedirle a Julio Anguita que cuente con los entresijos de las elecciones de 1993, cuando Felipe González que pudo pactar con Izquierda Unida, prefirió hacerlo con CiU, con su querido amigo Jordi Pujol, del que dijo recientemente que no era un delincuente, que lo único que había hecho era ayudar a sus hijos. ¡Manda trillos, huevos, y felipes!.

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