Sociobarómetro y nacionalismo (y viceversa)

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El resucitado Sociobarómetro de Canarias, ahora bajo la dirección de la Fundación de la UNED, ofrece algunas pistas sobre la salud del nacionalismo canario a punto de cumplirse la mitad de la legislatura autonómica; y, asimismo, de sus expectativas para el futuro más o menos inmediato. Plantea interesantes apuntes sobre las bases que pueden permitirle crecer y sobre algunas de las características sociológicas de la Comunidad en la que pretende intervenir con éxito. Unas premisas que, unidas a la situación económica y social que está dejando la pandemia de la COVID 19, acentuando la ya elevada desigualdad de esta tierra, debieran servir para reflexionar sobre el qué hacer y el cómo, si quiere seguir teniendo futuro como referente esencial de la política canaria en todos sus ámbitos.

Comencemos acercándonos a las expectativas electorales de este espacio. Queda lejos el casi 44% de papeletas de 1999 del conjunto de formaciones nacionalistas, con una CC que superó entonces el 37%. Lo que vislumbra el Sociobarómetro es que continúa claramente a la baja. Si conjuntamente Coalición Canaria y Nueva Canarias consiguieron el 32,3% de los votos en las más recientes elecciones autonómicas, las celebradas en mayo de 2019, ahora este porcentaje se reduciría, según el sondeo, hasta el 26,6%, una bajada de más de cinco puntos porcentuales. Esta circunstancia se sustenta en el estancamiento de NC, que repetiría su 9,2% de hace dos años, y en la reducción de los apoyos a CC, del 23,1% al 17,4%, o dicho de otra manera la pérdida de casi una cuarta parte de su electorado.

Condiciones políticas

Se podrá argumentar, y en buena medida lo comparto, que las formaciones nacionalistas canarias suelen mejorar en los comicios con relación a lo que los sondeos le otorgan en etapas no electorales. Respecto a la fidelidad, teniendo en cuenta la intención de voto más simpatía, Nueva Canarias retendría al 79,4% de sus antiguos votantes con un 12,1% de indecisos y un 4,3% de abstencionistas, mientras que Coalición Canaria mantendría al 85,2% con un 2,3% de indecisos y un 5,1% que se abstendrían. En el caso de NC solo presenta fugas hacia el PSOE (4%) y CC (0,3%), mientras que en CC son más variadas, hacia PP (2%), PSOE (0,4%), ASG (0,2%), NC (0,5%), UP (0,3%), Cs (1,2%) y Vox (2,6%).

Por cierto, aunque no hay elecciones a la vista, no parece descartable, por los distintos avatares políticos, que la legislatura acabe a mitad del próximo año y que el nacionalismo canario tenga que afrontar el reto que supone unas generales muy polarizadas; y sin que las relaciones entre sus partes, entre CC y NC, hayan mejorado desde los comicios de noviembre de 2019, más bien todo lo contrario, con discrepancias en temas tan relevantes como los Presupuestos Generales del Estado o la reforma educativa que acaba con la Ley Wert.

Pero volvamos a los sondeos. Tengo la impresión de que su habitual infravaloración del nacionalismo canario puede ser insuficiente para analizar lo qué pasa. Las condiciones políticas son muy diferentes a las de otras ocasiones. Con una CC situada en la oposición en el Parlamento de Canarias y que ya no gobierna en numerosos ayuntamientos y cabildos que dirigió durante décadas, aunque haya recuperado Santa Cruz de Tenerife y cogobierne en Fuerteventura, aunque con AMF en la presidencia de la corporación; y que continúa siendo muy débil en Gran Canaria, donde Bravo de Laguna le salvó los muebles en 2019. Y una NC fuerte en la isla redonda, pero débil en los otros territorios -aunque hoy tenga alguna alcaldía en Tenerife o en La Palma- que forma parte del Ejecutivo canario y se arriesga al abrazo del oso, a las consecuencias de formar parte minoritaria en un Ejecutivo de amplia mayoría socialista. Habrá que estar atentos a nuevos sondeos, del Sociobarómetro u otros, para ver si se consolidan las tendencias descritas.

Por cierto, es preciso reiterar que no se cumplieron los augurios catastrofistas de quienes pensaban/deseaban que CC terminaría descomponiéndose tras su salida del poder y el surgimiento del Pacto de las Flores. Planteamiento que llevaba implícito una fuerte dosis de sectarismo y otra, no menos dura, de profundo desconocimiento de la política canaria y, concretamente, de la fortaleza del partido que estuvo al frente del Ejecutivo entre 1993 y 2019.

Más autogobierno

Otros factores pueden jugar, sin embargo, como viento a favor del nacionalismo. La notoriedad de sus líderes. Su ubicación en posiciones muy centradas, muy cercanas a las preferencias ideológicas de la mayoría de la ciudadanía de Canarias (4,6) en una escala de 0 a 10, en la que 0 es la izquierda radical y 10 la extrema derecha). CC aparece con un 4,7 y NC con un 4,1. Así como el amplio deseo de incrementar aún más el autogobierno, por encima del 31% en el reciente Sociobarómetro, frente al 45,2% que plantea mantenerlo en sus actuales términos y el reducido 9,7% que desea recortarlo o suprimirlo. Los anhelos de incrementar la autonomía son mayores entre los votantes nacionalistas.

También los elevados niveles identitarios que muestra el estudio: un 32,2% se siente más canario que español y un 5% solo canario. Las islas con más peso identitario son La Gomera (46,4%) y Fuerteventura (42,6%); las que exigen más autogobierno, Tenerife (37,8%) y Fuerteventura (37,3%). Por partidos, el porcentaje conjunto de más canario que español y solo canario se distribuye de la siguiente manera: PP (29,6%), PSOE (33,2%), CC (49,1%), NC (52,1%), UP (40,5%), Cs (37,7%), Vox (13,8%) y ASG (43,2%).

Considero, por último, que el nacionalismo canario tiene que sustentar su acción política en la defensa de los servicios públicos, del bienestar social y de la equidad, de la sostenibilidad, de una economía autocentrada, de la protección del territorio y del medio ambiente, de la igualdad entre mujeres y hombres... No puede ser conservador porque de nuestros parámetros sociales y económicos poco hay que conservar. Por el contrario, está obligado a ser transformador, desde los amplios acuerdos transversales y el más patriótico de los compromisos: el que se establece con la gente de esta tierra y, especialmente, con las personas más vulnerables, que siguen siendo, por desgracia, una parte muy significativa de su población.

Enrique Bethencourt, periodista, autor del libro Nacionalismo canario 3.0, reflexiones, análisis y propuestas para un nuevo nacionalismo. Miembro de Canarismo y Democracia.

 

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