Espacio de opinión de Canarias Ahora
¿Sorpresa? ¿Qué sorpresa?
Por añadidura a esta fiebre del oro negro, las sentencias que ponen en entredicho la capacidad de gestión de nuestros mandatarios, así como un rosario de medidas impopulares están castigando la mente y el cuerpo de quienes confiaban que, con el cambio de gobierno, las cosas iban a mejorar.
Dejando a un lado las consideraciones ideológicas y la realidad de una crisis que está sacando la peor cara de España, la pregunta que yo me hago es la siguiente: ¿Quién se sorprende de las noticias que llenan los titulares de los medios? Si los protagonistas hubiesen cambiado sería razonable la sorpresa, pero con un reparto que se repite tras dos décadas y con unas posturas que no dejan lugar a dudas lo extraño sería que las cosas fueran distintas.
Puede que, para la anécdota, quede el izado de la mastodóntica bandera, muestra inequívoca del derroche insensato que nos ha llevado a estar como estamos. Sin embargo, asuntos como la demolición de la biblioteca pública de la Avenida Marítima, demolición que se evitará pagando una millonaria indemnización, es una prueba inequívoca de una forma de entender la política que solo sirve para que luego los ciudadanos tengan que pagar con su propio dinero los desmanes de unos pocos.
Y esto es un suma y sigue de una serie de actuaciones más que cuestionables que solo han servido para mermar las arcas municipales, provinciales y autonómicas. Todo responde a la necesidad de contentar a quienes financian con su dinero las campañas políticas. Por todo ello a nadie le debería sorprender que mandatarios con una marcada ideología neo-con apoyen convertir nuestro archipiélago en un queso Gruyere.
¿Acaso se han olvidado de lo que le ha aportado al mundo la mentalidad neo-con? Por lo menos nos hemos ahorrado una guerra que justifique las prospecciones en Canarias. Afortunadamente, por aquí somos más civilizados y estas cosas se solucionan con un decreto ministerial.
No obstante, tenemos lo que nos merecemos, si seguimos perpetuando a los mismos políticos de siempre, con un modus operandi de sobra conocido. Tal y como decía el gran Andrés Montes, “Blanco y en botella, leche”. Y yo añado, “negro y en barril, petróleo.”
Eduardo Serradilla Sanchis
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