Mucho trabajo en poco tiempo

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Aunque se redefiniera la historia para señalar responsabilidades, aunque decidamos de forma consensuada que los escenarios estaban compartidos y asumidos, aunque se pudiera mostrar orgullo de haber acertado con el diagnóstico y habernos adelantado en el tiempo con lo que iba a suceder, ¿hemos aprendido algo? Porque, como método constructivo de visión prospectiva de la realidad, las reflexiones deben ir dirigidas sobre el aprendizaje que nos está dejando este periodo.

En lo que llevamos del siglo XXI, en Canarias se ha pasado de obtener tasas de crecimiento económico superiores a la media nacional junto con tasas de paro menores al 10%, a una situación actual de recesión y crisis sanitaria con graves implicaciones económicas con crecimiento del paro y destrucción de empleos consolidados. Pero ¿a qué se debe la alta velocidad de destrucción que se ha producido? ¿Por qué aquí más? Supuestamente, no es tanto por la propia especialización productiva, porque has mostrado ser competitivo y ejercer el liderazgo a lo largo y ancho del planeta en unas determinadas ocupaciones económicas, sino por la dimensión de mercado, tanto de oferta como de demanda. Y en el pecado llevas la penitencia: Si eres de escasa magnitud, saber y hacer poco de mucho no te garantiza un futuro sostenible, por lo que se te invita a centrar muchos esfuerzos en actividades más localizadas. Pero (siempre hay un pero), esa estrategia lleva implícita una serie de riesgos, como es la vulnerabilidad hacia los cambios. Esa es la razón de los vaivenes tan abruptos de caída y recuperación.

Todos los indicadores nos invitan a pensar que, a lo largo de 2021, en Canarias se asistirá a un deterioro de la cohesión económica y social por varios motivos, entre los que hay que destacar la finalización de las prestaciones debido a la situación de paro sostenido y de larga duración junto a la destrucción de empleo consolidado, debido al rápido deterioro de la actividad económica. Paralelamente, aquellos empleos supervivientes tendrán un incremento en su carga de trabajo. No será hasta el segundo semestre donde la propia iniciativa privada pueda a generar escenarios tangibles de cierta recuperación, pudiendo aliviar la situación para que se vuelva a convivir con escenarios más relacionados con el crecimiento económico. Desde una perspectiva sectorial, la evolución del sector turístico estará asociada a la esperada estabilización de la economía mundial y principalmente a la evolución favorable del consumo en los países europeos, mientras que agricultura e industria se disputarán algo más de representatividad en el Valor Añadido Bruto, junto a un sector de la construcción ávido de expansión.

En la actualidad estamos ante una estructura de comportamiento de los mercados que se traslada desde un menor consumo privado por una devaluación de la renta disponible. Este círculo sólo debe ser roto con acciones que fomenten la inversión productiva, así como el aplazamiento de costes de transacción, garantía de líneas de crédito que permita habilitar circulante en las empresas y, como no podría ser de otra manera, incremento del plazo de la cobertura de las políticas pasivas de empleo.

Ahora bien, que no nos ciegue la actualidad los permanentes retos de futuro. En este sentido, la baja productividad en la economía canaria es un aspecto grave, habida cuenta de su escaso nivel relativo. El mejorarla debe mostrarse como un objetivo irrenunciable porque la influencia de la dimensión de la empresa en la demanda de trabajo se relaciona con la capacidad para generar empleo, siendo estas mayoritariamente microempresas con ausencia de mercados internos de trabajo que limitan la promoción. Por ello, hay que actuar en dos directrices claves: Por un lado, la habilitación y dinamización de actividad productiva estructural, y por el otro el sostenimiento de la demanda interna con el fin de potenciar el consumo y así activar el ciclo inversión-consumo-empleo, diferenciando las medidas de corto (modificación de las estructuras presupuestarias públicas y privadas) y las de largo plazo (energía, formación y conocimiento). Pero la necesidad de cambio, sin embargo, está asociada a la transformación de las propias unidades productivas y todo lo que ello conlleva. De este hecho, se deriva la redefinición de los sectores productivos en relación con su actividad en el sistema económico en la transformación de la sociedad, articulando acciones dirigidas en materias tales como el complejo ciencia-tecnología-empresa, el sistema educativo, los mecanismos para transmitir la información estratégica y la dotación de servicios especialmente ligados a la distribución de la renta. Así que, trabajo queda por hacer. Tiempo, no tanto.

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