Viva el mundo al revés

Cuando recuerdo que Dívar, antes de su forzada dimisión como Presidente del Consejo General del Poder Judicial (menos mal que dio resultado el azote de las protestas), se permite el lujo de advertir contra los ataques al Poder Judicial sin reconocer que había sido él quien con su comportamiento ya le había asestado un tiro de gracia a la justicia; cuando esa misma justicia, con minúscula, nada de mayúsculas, no las merece, persigue inmisericorde al pequeño ladrón, que vaya a usted a saber si ha robado para comer, y vemos no solamente impunes, sino la mayor parte de las veces premiados e indemnizados, a políticos y banqueros imputados en grandes robos a la ciudadanía y artífices de un tremendo despilfarro, “viva el mundo cambiante. / Viva el mundo al revés.”

Cuando desde el poder a una operación de política económica conocida por rescate, no sólo le niegan su nombre sino que siendo un fracaso la presentan como un gran triunfo de negociación; echan la culpa de todos los males que padecemos a los anteriores, como si el que los otros fueran culpables los exonerara a ellos de sus delitos actuales; cuando ante la necesidad de hacer acopio de gastos se exige ese sacrificio a los que menos tienen, subiendo impuestos, el gas, la luz, el butano, y se pasa por alto a las grandes fortunas, los grandes salarios, no se revisa el sueldo de los políticos ni su número (con la mitad de población de Alemania, España tiene el doble de políticos, por poner un ejemplo); cuando los ámbitos institucionales que, por su desempeño profesional, obtienen los mayores niveles de aprobación por parte de los ciudadanos y son la garantía de un eficaz y venturoso futuro, como la enseñanza pública, los científicos, la Universidad o la sanidad, resultan ser precisamente los que están siendo satanizados y se están viendo más castigados por los recortes económicos, y sin embargo las instituciones financieras, las peor valoradas sin contar con los partidos políticos, son las que reciben mayores aportaciones públicas, “Viva el mundo cambiante. / Viva el mundo al revés”.

Cuando Hacienda acosa con feroz ahínco hasta el más mínimo error del pequeño contribuyente, al mismo tiempo que decreta una vergonzosa amnistía fiscal a los grandes defraudadores de impuestos que vienen robándonos desvergonzadamente a todos los que formamos el Estado; cuando todo esto de la crisis sirve de pretexto para que las conquistas de los trabajadores y de la sociedad del bienestar estén siendo desmanteladas camino de alcanzar niveles más propios del siglo XIX y principio del XX que del siglo XXI, “Viva el mundo cambiante. / Viva el mundo al revés”.

Pero mientras Gloria Fuertes escribió estos dos versos incitando a la fantasía, a los sueños, a un mundo riente y pícaro en el que “los enanitos crecen, / los gigantes encogen. / El barco va por el campo. / Por el aire va el pez? / Las estatuas hablan, / los loros callan? / El serio ríe, / el payaso llora? / La ballena vuela. / El águila nada?”, ahora llegan a mi memoria, tristemente, remitiéndome a un mundo gris por no decir negro, en el que golpe a golpe, casi a diario, nos están destruyendo los sueños, nos devastan la fantasía. A un mundo en el que si Kapuscinski todavía viviera dudo mucho que pudiera pronunciar aquella su frase “el pesimismo de mi inteligencia, lo suplo con el optimismo de mi voluntad”, ya que casi nos han ahogado las esperanzas. Qué horror, “viva el mundo cambiante. / Viva el mundo al revés”.

Coca de Armas