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Monarquía o República: necesidad de un referéndum

Rafael González Morera

Adolfo Suárez le confesó a Victoria Prego en 1977 que si se hacía un referéndum entre monarquía o república, ganaría la república. Ahora hace falta un referéndum, el que no se hizo en la mal llamada transición. De aquellos polvos vienen estos lodos, y desde el discurso de Felipe Borbón el 3 de octubre de 2017, al menos Catalunya ya no le reconoce como Rey, Euskadi va por el mismo camino, y el Borbón Borbón puso en solfa la condición histórica que el rey reina pero no gobierna.

Con el agresivo discurso que pronunció aquel octubre tras el referéndum en Catalunya y la gran represión llevada a cabo por las Fuerzas de Seguridad del Estado, con imágenes espantosas que dieron la vuelta al mundo, Felipe Borbón rompió con los ciudadanos catalanes para siempre. Ahora la situación se ha tornada ventajosa para Esquerra Republicana de Catalunya que puede poner a Pedro Sánchez en una posición delicada y pueden abrir en canal a la Constitución de 1978. Además, ERC espera a la fecha del 19 de diciembre que fallará el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) sobre la inmunidad parlamentaria de Oriol Junquera. Si es a favor del líder de ERC, Sánchez y la Justicia española quedarán en una posición muy delicada.

Pero si ERC no se lanza a fondo a dividir al PSOE y poner contra las cuerdas a la Monarquía es porque está mirando más a la burguesía catalana representada ahora por Junts per Catalunya, herederos de Convergencia i Unió (CiU), de Democracia y Libertad (DyL), de Convergencia Democrática de Catalunya (CDC), del Partido Demócrata Europeo Catalán (PDCAT), todos estos amantes furibundos de la corrupción y del “tres per cent”, y que han tenido líderes implicados en meter la mano en la escudella pública, encabezados por Jordi Pujol, y siguiendo Artur Mas, Carles Puigdemont y Quim Torra, y a robar que son dos días.

En Esquerra Republicana de Catalunya, con Oriol Junquera como líder, ha imperado la honradez y el buen hacer público, desde el Gobierno catalán pasando por las numerosas alcaldías que controlan, y ahora todas las encuestas le dan como claro favorito para las próximas elecciones de Catalunya, predicción que se confirma por los últimos resultados al Congreso de España, en donde ERC obtuvo trece diputados, y JpCat sólo ocho.

ERC tiene una posición política más moderada que Junts per Catalunya, que hace vislumbrar que podría en la próxima legislatura catalana liderar un gobierno tripartito con el PSC y con En Común Podem Catalunya, pero si al final acepta un Estatuto de Autonomía ampliado, muy federal y casi bordeando la independencia, seguro que tanto el Partido Popular como Vox los recurrirán, como ocurrió en 2010 cuando el PP denuncio en el Tribunal Constitucional el estatuto que aprobaron Rodríguez Zapatero y Artur Mas, refrendado en el Parlament de Catalunya y en el Congreso de los Diputados, pero tumbado por el recurso de los populares. Eso haría sin duda que ERC cambiaría su posición a aspectos más duros, independentistas, y de nuevo estaríamos vuelta a empezar, y con casi toda seguridad aliado de nuevo Oriol Junquera con Junts per Catalunya (JpCat) y con la Candidatura de Unidad Popular (CUP).

Con todo, el sistema constitucional de 1978, la monarquía franquista/borbónica, con process o sin process, empieza a resquebrajarse, y la confusa posición del PSOE, de corazón republicano, de bolsillo monárquico, hace que este problema que padece España se alargue en el tiempo y hará más larga su agonía. Los defensores de la monarquía española, incluso alabando las excelencias de Suecia, quieren olvidar que la de los Borbones está basada en un golpe militar apoyado por el nazismo alemán y el fascismo italiano, en contra de un Estado republicano con un gobierno democráticamente elegido. Sin ese golpe militar, si Franco hubiese sido detenido en el Hotel Madrid la noche del 17 de julio de 1936, hoy España sería una república. Y además, el sistema político nacido en 1978 ha sido para preservar los intereses financieros de la burguesía, de la banca, del Ejército, de la Justicia, de la Iglesia Católica, y lo que se requiere es una república mucha más justa, más sensible a la riqueza y diversidad de los pueblos y las naciones que componen el estado español, basado en el policentrismo, en lugar del centralismo. Y todo esto es improbable, más bien imposible, que ocurra a partir del régimen imperante. La crisis que todavía persiste ha causado un gran deterioro del establishment y la monarquía que lo mantiene.

Pedir por tanto la continuidad del borbonismo es pedir que los conservadores continúen dominando al estado. Cuantos más años se tarde en hacer un referéndum entre Monarquía y República, más se enquistarán las cosas y quisicosas del problema territorial. Felipe González pudo “limpiar” a partir de 1986 cuando España ingresó en la Unión Europea, a la policía secreta, la tenebrosa Brigada Político Social del franquismo, pero la reconvirtió en la Brigada de Información, y Billy el Niño, José Amedo, Miguel Planchuelo, Michel Domínguez, y otros torturadores siguieron con sus empleos, incluso fueron utilizados en el GAL como terroristas de estado, no cambió a la Justicia que venía del Tribunal de Orden Público (TOP) franquista, a la Banca del régimen, la Iglesia Católica siguió y sigue con su concordato con el Vaticano, en definitiva, a todas las estructuras financieras del franquismo que quedaron intactas, el Ejército tras el ingreso en 1986 en la UE no se hubiese movido, y no quiso González organizar un referéndum en Catalunya que en aquellos años hubiesen perdido los independentistas. De aquellos polvos, estos lodos……..

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