Sánchez gana tiempo para espantar el fantasma de un fin de ciclo mientras crece la preocupación en las federaciones
La ciclotimia del PSOE entra en una nueva fase con la gran duda interna de si el actual estado de letargo y abatimiento tras la debacle en Extremadura será ya constante ante un maratón electoral que comienza sin buenas perspectivas para los socialistas en Aragón, Castilla y León y Andalucía. Si en verano los socialistas vivieron una catarsis con la entrada en prisión de Santos Cerdán y las denuncias por acoso contra el exasesor de Moncloa Paco Salazar, se vinieron arriba en otoño con el impulso de Pedro Sánchez en buena medida por la política internacional; pero el bajón se ha impuesto en invierno, también por el goteo de noticias relacionadas con la corrupción y los casos de acoso, con una sensación de fin de ciclo en las filas socialistas.
Pedro Sánchez se conjura contra esa percepción y se muestra determinado a mantener el rumbo hasta 2027, a pesar también de las dudas de sus socios y la debilidad parlamentaria. “El Gobierno de coalición progresista afronta esta etapa con ganas, con energías renovadas, con las pilas cargadas y dispuesto a pelear por sacar adelante cada iniciativa con voluntad de diálogo y humildad”, dijo el presidente al anunciar la remodelación quirúrgica del Ejecutivo tras la salida de Pilar Alegría.
En Moncloa intentan espantar el fantasma de que una derrota de la exministra en Aragón sea cosa de Sánchez. En el equipo del presidente se esmeran por diferenciar las elecciones autonómicas de las generales. “El presidente no se presentaba”, dicen sobre Extremadura y aseguran que lo mismo ocurre con Alegría y María Jesús Montero, a pesar de que la decisión de situarlas en el Gobierno y como candidatas fue estratégicamente suya.
En la cúpula socialista quieren pensar, además, que el marco nacional es distinto porque cuentan con el empuje del PSC en Catalunya y un escenario de fragmentación parlamentaria que les puede beneficiar dado que PP y Vox necesitan sumar 176 escaños para gobernar porque, a priori, ninguna fuerza nacionalista facilitaría ese Gobierno. En la dirección del PSOE también creen que la guerra de desgaste que ha planeado Génova con la convocatoria de autonómicas en cascada se le va a volver en contra. “El PP va a depender de Vox y el señor Feijóo no tiene ningun futuro sin Abascal”, repiten incansablemente.
Aumenta la preocupación en las federaciones
Pero en las federaciones crece la inquietud ante la situación. “El miedo a Vox ya no funciona”, dice un dirigente territorial. Y esa máxima también la han leído en Moncloa. “Quizás la ciudadanía no está sufriendo las consecuencias de esos gobiernos, no están sufriendo las consecuencias de la involución” de esas políticas todavía, es la reflexión que hizo la nueva portavoz, Elma Saiz, en su estreno. En Moncloa consideran que el Gobierno de Sánchez está actuando como dique de contención de los recortes de los servicios públicos y de derechos que se están produciendo donde gobierna el PP con el apoyo de Vox.
El ejemplo paradigmático que ponen es el del aborto. Sánchez planteó su blindaje constitucional y el Ministerio de Sanidad actuó contra las comunidades que estaban poniendo trabas a las interrupciones voluntarias del embarazo. También han buscado retratar a los gobiernos de derechas con el escándalo del los cribados de cáncer. “El Gobierno está saliendo al rescate”, dicen en Moncloa. “No da igual quién esté al frente”, apuntala una ministra. No obstante, la resignación también se apodera hasta cierta medida de la cúpula socialista, que considera que el “juego sucio” a través de campañas de desinformación propias de la ultraderecha y a las que se ha abonado la derecha tradicional tapa los avances del Gobierno.
La lectura es menos autocomplaciente en una parte cada vez más grande de un PSOE que llevaba años sin cuestionar nada de lo que hacía Sánchez y que teme que el desgaste que acumula la marca termine por hundir a los socialistas en autonómicas y municipales. “Estamos pasando como normales cosas que no lo son, como no tener presupuestos en toda la legislatura”, dice un destacado miembro de otra federación.
“Que los ciudadanos echen cuentas”
“El Ministerio de Transportes ha llevado al Consejo de Ministros en este mes de diciembre asuntos a aprobación por importe de 3.008 millones. Sin Presupuestos o con Presupuestos prorrogados. Lo digo porque quienes viven instalados permanentemente en la ficción y en el drama injustificado, y que sostienen que no se puede gobernar con los Presupuestos prorrogados, se olvidan de la realidad, la de que cada martes el Consejo de Ministros adopta medidas importantes para la vida de la gente”, defendió Óscar Puente en la rueda de prensa en la que presentó la tarifa plana para cercanías, trenes de media distancia y autobuses estatales.
Puente aseguró que las medidas en materia de transporte están suponiendo unos ahorros a los ciudadanos que pueden alcanzar los 5.000 euros al año. “No es magia, son tus impuestos”, argumentó el ministro: “No tengan ninguna duda de que un Gobierno de derecha y extrema derecha una de las primeras medidas que suprimiría sería esta ayuda. Que los ciudadanos echen cuentas y serán conscientes de lo que significa tener un Gobierno progresista que atiende las necesidades más elementales de los ciudadanos”.
El decreto del escudo social, que incluye la subida de las pensiones mínimas y no contributivas, y el del abono de transporte se votarán en el Congreso en enero y obligará al PP a retratarse muy cerca de las elecciones en Aragón. Esa es, en buena medida, la estrategia del Gobierno, que por el momento gana tiempo con la vista puesta en la primavera, cuando se espera el pronunciamiento del Tribunal de Justicia de la UE sobre la amnistía. En el Ejecutivo creen que puede abrir un nuevo escenario ante el posible regreso de Junts mientras los partidos se miran de reojo por si Sánchez cambia el paso en cualquier momento para detener la sangría, como hizo en 2023.
Por el momento, lo que sostienen en Moncloa es que aguantarán hasta 2027, cuando esperan, además, tener despejado el horizonte judicial. “Vienen por delante seis meses muy complicados, pero el tiempo juega a nuestro favor. Cuanto más tiempo tengamos para explicarlo, mejor”, argumentan.
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