El Partido Popular ya no puede rehabilitar a Camps, es agua pasada, como muy certeramente expresó este jueves su principal valedora, Rita Barberá: “El agua del río nunca regresa; podrá regar otros campos, pero no los que ya atravesó”. De momento continúa sumergido en su sueldo como diputado regional en el Parlamento valenciano, a donde no acude a trabajar desde el pasado 28 de julio. El ex presidente valenciano no es rehabilitable porque ha engañado a sus electores mintiendo reiteradamente en la causa de los trajes, y aunque mentir no se castigue en la política española como ha quedado suficientemente comprobado, poco dice en favor de quien tendría que ser transparente y ejemplar en su conducta pública. Camps no es rehabilitable porque con su participación en el caso de los trajes dejó al descubierto un modo de gestionar lo público bastante alejado del buen gobierno y de la honradez que deben presidir los actos de los gobernantes. Los resultados están más que patentes en las cuentas de la Comunidad Valenciana y en la apabullante cantidad de escándalos que afloran sin parar y que avergüenzan a sus habitantes, víctimas ahora de traumáticas medidas de recorte en todos los órdenes sin que se atisbe ninguna acción judicial que pueda hacer pagar a los culpables.