Es muy libre el señor Chavanel de inmolarse profesionalmente en público, con grabación en DVD incluida; de mostrar abiertamente el tamaño de su ego; de exhibir en toda su desnudez el odio que destila contra los que fuimos una vez sus compañeros de trabajo; incluso de revelar sus propias fuentes y dejar a la intemperie a los que alguna vez hayan podido confiar en él como periodista de ley, cosa que no es. Lo que resulta por completo repugnante es que el periodista en cuestión se dedique a comentar en una sala de vistas, con luz y taquígrafos, la procedencia de las informaciones que llegaban a otros periodistas de CANARIAS AHORA, porque jamás el señor Chavanel movió un dedo por consultar una fuente y mucho menos por contrastar una información. De esas tareas tan ingratas nos ocupábamos siempre otros porque él se limitaba, por regla general, a ejercitar lo que en el argot se llama “reportaje neutral”, comentar en su programa lo que otros publicábamos, eso sí, añadiendo sus apostillas personales no siempre con acierto. De las informaciones que obtenía CANARIAS AHORA de fuentes cuya identidad ignora por completo el señor Chavanel bebió hasta tal punto que fue capaz de telefonear a una persona investigada, el concejal Guillermo Reyes, para advertirle de que tenía su teléfono intervenido. La voz de Chavanel chivándose como una alcahueta quedó registrada por la Policía y recogida en un oficio policial que figura incorporado al sumario de Faycan. Un periodista de plena confianza, como podrán observar.