No fue ni mucho menos una comparecencia de trámite, la que cabría esperar de la que este miércoles protagonizó el alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, Juan José Cardona, ante el juez Tomás Martín, titular de Instrucción 3 de este partido judicial. Todo hacía pensar que sería de aliño dado que la imputación de la primera autoridad municipal solo se ha producido después de que la Audiencia Provincial de Las Palmas lo ordenase, cierto que con una inusitada insistencia del fiscal de Medio Ambiente, pero citación forzada al fin y al cabo tras un archivo provisional de la causa del Canódromo. A esa sensación de que el pescado iba a estar todo vendido desde el primer minuto de la comparecencia contribuyó muy activamente el propio imputado, que desplegó ante la prensa amiga todos sus encantos para transmitir al mundo que es él y no la Justicia quien más ganas tenía de explicar en qué consistió ese inmenso pelotazo urbanístico gestado y ejecutado en su época de concejal de Urbanismo cuando ejercía de alcalde de la ciudad nada menos que José Manuel Soria. Qué curioso, ¿verdad?, que la palabra pelotazo vaya tan frecuentemente unida al mismo apellido.