Confirmados los peores presagios ya les damos por seguro que los próximos cuatro años van a ser eminentemente policiales en las Islas Canarias. Los dos principales nombramientos que hasta ahora ha producido el Gobierno de Mariano Rajoy en lo que a seguridad se refiere en las Islas Canarias dejan muy a las claras que José Manuel Soria quiere una vertiente claramente policial y de información en la jefatura policial de las islas. A la espera de conocer quién será nuevo jefe superior de Policía o si se confirma la continuidad del actual titular de esa plaza, el nombramiento de Luis Molina como subdelegado del Gobierno en Las Palmas evidencia muy a las claras la inclinación que tendrá la gestión de la Delegación del Gobierno en las islas, plaza fuertemente criticada por el PP precisamente por eso mismo y por la manía, oye, de que se investigara tanta corrupción. Molina, inspector jefe en excedencia del Cuerpo Nacional de Policía, fue catapultado a las más altas cotas de poder político bajo el mandato de Pepa Luzardo en Las Palmas de Gran Canaria, cuando fue nombrado director general de Seguridad, lo que entonces equivalía a jefe de la Policía Local de la capital. El nombramiento levantó sus lógicas y naturales polvaredas en el cuerpo, siempre muy dado a una convulsión cuando de ascensos y nombramientos se trata. Pero, además, Luis Molina ha demostrado una absoluta e inamovible lealtad a su protector, José Manuel Soria, cumpliendo disciplinadamente las directrices emanadas del PP canario respecto del concurso de ambulancias que se ensoleró y se falló siendo el nuevo subdelegado gerente de Gestión Sanitaria de Canarias.Y el abogado Javier Artiles asesor de Molina, que todo en esto tiene su encaje.