El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Arde la tele canaria
Santiago Negrín ha decidido hacerse fuerte tras el famoso adagio popular que dice que “para lo que queda en el convento, me cago dentro”. El presidente-director general de la Radiotelevisión Canaria ha renovado a la empresa Socater un contrato por el que la productora podrá mantener en la parrilla de la tele autonómica la tira diaria Sin lugar a dudas, una especie de programa que no alcanza la media de cadena y que ha cosechado la crítica de muchos expertos en los más diversos temas precisamente por la frivolidad con la que se abordan los asuntos más variopintos por parte de los tertulianos de plantilla que aparecen en pantalla. No es solo que el programa sea malo –a juicio de los pocos que lo han visto- es que además le adornan dos consideraciones que colocan a Negrín al filo del acantilado. 1) Es un programa que se incorpora y se mantiene en la parrilla de Televisión Canaria en base a las mismas directrices de contratación heredadas de la etapa de Willy García, directrices de contratación que están siendo examinadas bajo la lupa del Código Penal en el juzgado de Instrucción número 4 de Santa Cruz de Tenerife por si aquellas formas pudieran o pudiesen ser constitutivas de algún delito, y 2) el programa ha sido contratado a la empresa Socater, de cuyo accionariado forma parte el Grupo Prisa, a su vez propietario de la Cadena Ser, de cuya plantilla está en excedencia especial el muy referido Santiago Negrín. A esas dos consideraciones nada baladíes debemos añadir el hecho contrastado de que en la última y siempre acalorada reunión del consejo rector de la RTVC se acordó unánimemente –incluido el voto del presidente-director general- no renovar ese contrato, hasta el punto que la redacción del programa en cuestión se despidió para siempre de todos sus seguidores (pocos, pero seguidores) a través de las redes sociales. Fue el mismísimo Santiago Negrín el que muy solemnemente se comprometió ante sus compañeros de consejo rector a no mantener ese espacio de casi 7.000 euros por episodio en la parrilla, después de que dos de las consejeras del órgano le dijeran textualmente que no había “por donde cogerlo”. Negrín salió de allí con la firme determinación de comunicar a Socater que no había nada que hacer, pero debieron ser de tal calibre las respuestas que obtuvo que el hombre se lo terminó pensando y reconsiderando su posición. Al fin y al cabo una de las encomiendas que recibió nada más tomar posesión del machito fue la de reponer la realidad ambiental anterior a que llegara Willy García, esto es, dar al César lo que el del César y lo demás ya lo iremos trabajando.
Lo echarán con cajas destempladas
Parece claro que Santi Negrín hace caso omiso a las indicaciones que le llegan desde el Parlamento de Canarias, donde la contestación a su gestión es cada vez más clamorosa. El diputado de Podemos Francisco Déniz le ha advertido claramente que debía ser prudente con las directrices de contratación que ha venido aplicando, es decir, las tan denostadas de la era Willy. A esa voz crítica se han unido otras desde la misma sede de representación ciudadana que suenan a advertencias graves: “Está claro que en la Radiotelevisión Canaria hay falta de liderazgo”, dijo el portavoz de Coalición Canaria José Miguel Ruano, miembro del partido que lo aupó a esas glorias mundanas. Desoír a la cámara ante la que debe rendir cuentas después de que esa misma cámara aprobara una ley para transparentar la gestión en ese órgano es un desafío que no está pasando en absoluto inadvertido. Si a eso unimos su desprecio por los acuerdos del consejo rector que preside, estamos ante una postura que demuestra el poco interés conciliador y de enmienda que tiene el presidente-director general, muy en la línea del demostrado por su antecesor cuando comparecía en la comisión de control parlamentaria. Las consecuencias serán más inmediatas de lo que cabría esperar y de lo que marcan los tiempos políticos, generalmente lentos como el caballo del malo. Ya ha salido el portavoz del PSOE, Iñaki Álvaro Lavandera, a poner en entredicho la gestión de RTVC tan solo a medio año de su renovación, lo que contribuye casi, casi a hacer bueno a los antecesores del Paulinato, que ya tiene bemoles la cosa.
La renovación será total
Como lo que ocurre conviene, va a resultar que la dimisión de dos de los cinco vocales del consejo rector (María José Bravo de Laguna y Mariam Álvarez) y las ventoleras de su presidente-director general, Santi Negrín, pueden contribuir a reconducir la nueva era radiotelevisiva pública de Canarias hacia los parámetros en los que debió desenvolverse desde sus inicios. Es decir, esperando a las elecciones de mayo de 2015 para que la realidad que arrojaran las urnas conciliara mejor con la representación en ese órgano. Y si entonces aquella precipitación dio como resultado un esperpento de consejo por culpa de un papagüevo que se presentó en nombre del PP presumiendo de haber ido al rally París-Dakar y unos nombramientos por las mismas cuotas que destrozaron la fórmula que se pretendía sustituir, ahora puede darse la oportunidad de elegir un consejo rector muy profesionalizado que concite la máxima unanimidad del Parlamento sin aplicar las cuotas políticas. Es evidente que la foto actual solo invita a una renovación del órgano (sólo permanecen en él el muy mentado Negrín, la consejera María Lorenzo -propuesta por el PSOE- y el economista Alberto Padrón -propuesto por el PP-) y a la elección de personas de cualificado perfil profesional que no atiendan a directrices políticas sino a la exigencia de la máxima calidad en la gestión y al cumplimiento de los objetivos teóricos que Canarias se marcó al diseñar su tele y su radio públicas. De los que quedan y descartando ya a Negrín por autoexclusión, sólo Lorenzo puede dar ese perfil, lo que ya está siendo tenido en cuenta por los grupos parlamentarios. El PP, dicho sea suavemente, no quiere saber nada de ese carpanta que tiene como ayuda de cámara de Santi Negrín: Alberto Padrón dice sí a todo lo que propone el presidente-director general sin tener ni pajolera idea de lo que aprueba. Lo que conduce inexorablemente a que todos los grupos parlamentarios con vocales en el consejo rector estén encantados con la posibilidad de hacer un majo y limpio total.
La apuesta por Paco Moreno
Es tal el descontento del PP que hasta parece dispuesto a perder uno de los dos vocales que por la pedrea precipitada se le otorgaron a cambio de que el que proponga sea una persona seria. Los demás grupos se debaten entre la tradición de Coalición Canaria por colocar un comisario político tipo Paco Martín (mano derecha de Ruano para las actividades clasificadas, molestas e insalubres) o el romanticismo del PSOE de recuperar a veteranos profesionales de la casa, como Paco Moreno (hoy exitoso director de Comunicación del Grupo Lopesan) para devolverle el brillo y el esplendor empañados en estas últimas calendas. Moreno tendría la ventaja de servir como aglutinador de propuestas y bálsamo para los que, como Nueva Canarias, reclaman cuotas en el consejo: fue director general de RTVC por nombramiento del presidente Román Rodríguez, y su palmarés al frente de la casa solo sucumbió ante el empeño de Coalición Canaria de sustituirlo por un docto comisario. Pero Moreno tiene ya sus callos, sus percebes criados en determinadas partes de su fisonomía a base de creer más de la cuenta en los políticos. Está muy a gusto en su actual desempeño y aunque le tienta el mundo de la televisión (es vicepresidente de la academia que preside Manuel Campo Vidal), muy poderoso tendría que ser el desafío para que diera el paso. Y no parece que este gobierno nacionalista, que con una mano le rebaja presupuestos a la radio y a la tele públicas y con la otra firma la cobertura de plantilla de la Guanchancha, esté por la labor de apostar por medios de comunicación públicos que ejerzan el mandato legal de ser aglutinadores y potenciadores de esta ultraperiferia nuestra tan sandunguera. Hay otros candidatos y candidatas, pero ya les contaremos.
Sobre este blog
El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora