Hay una plaza de aparcamiento en el vetusto edificio Múltiples Uno de Las Palmas de Gran Canaria que nadie ocupa hace siglos. Ha servido, de siempre, como puesto de carga y descarga, de esas necesidades ofimáticas y demás enseres con sus repuestos correspondientes -¿a dónde irían a parar los paquetes amortizados?- de las que toda organización laboral ha de nutrirse para su funcionamiento correcto. Así ha sido durante años, en el garage 1 de Múltiples ídem, hasta que de unos dos meses para acá, los cambios, recambios, traslados y desvíos de puestos de trabajo autonómicos -Edificio Ovalum mediante, pero también reubicación de plantas en los Múltiples para hacer hueco a todos- han ido llenando el carga y descarga del garage 1. No es un vertedero, no qué va. Cuentan quienes lo conocen al dedillo que ahí debajo -más abajo, en garage 2, uno se puede ahogar por los encharques de las filtraciones- se amontona y con la misma desaparece todo tipo de material desechado, rumbo al basurero, excepto este elegante conjunto de lavabo y ducha con hidromasaje que durante los últimos días tiene intrigado al personal. ¿Quién lo estará reteniendo desde que salió del más noble de los despachos del Óvalum? Porque para asearse en el garage después de ensuciarse como que queda demasiado, ¿no?