Tercera incursión catastrófica de Cristina Tavío en menos de dos semanas en las procelosas aguas del caso Las Teresitas y la inmensa y picajosa maraña de sebas que lo rodea. No contenta con pedir una distinción honorífica de Santa Cruz para Miguel Zerolo, no contenta con pretender resucitar el proyecto de Fórum Filatélico para San Andrés en versión Amarilla Golf, va la portavoz conservadora en ese Ayuntamiento y suelta este miércoles que le asombra que el municipio esté gobernado por los partidos denunciante y denunciado de ese escándalo de corrupción. Fantástica visión, aunque algo corta, de la señora Tavío, incluso obviando la nada despreciable circunstancia de que Miguel Zerolo, cabeza, tronco y extremidades de la operación, ya no está allí, sino en el Senado del Reino. Pero, vayamos por partes para que juzguen el tamaño del disparate cristino. La señora Tavío era, en aquellos momentos de producirse la decisión de compra-venta del frente de playa más sandunguero de la humanidad, vicesecretaria general de la gestora que mandaba en el PP tinerfeño. Ese órgano designó a José Emilio García Gómez candidato a la alcaldía en las elecciones de 1999, y en 2001 votó a favor de la operación junto a los también concejales del PP José Adrián García Rojas y María José Gutiérrez Pajarón. En 2001, Cristina Tavío ya había ascendido un peldaño en el escalafón, era secretaria general. García Gómez está imputado en la causa penal, lo que añadiría a la afirmación de la portavoz también a la oposición. Es decir, gobierno y oposición municipal, unidos por Las Teresitas. Pero no se vayan, que hay más.