Mientras se recortan los gastos sociales y se coloca a los parados, a los dependientes, a los desahuciados y a los más desfavorecidos en una situación límite, administraciones que presumen de austeridad, que aprietan a sus contribuyentes y a sus funcionarios hasta la extenuación, tienen gestos que ofenden. Hoy les acercamos unos ejemplos del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, donde la mayoría absoluta del Partido Popular hace de las suyas para recortar donde duela (especialmente en lo social) y malgastar donde no hace falta. Por ejemplo, su director de gobierno de Presidencia y Seguridad, Claudio Alberto Rivero, responsable de ejecutar los ajustes a los trabajadores públicos, acaba de suscribirse al periódico El País por un importe anual de 370 euros. Una minucia, sí, ya lo sabemos, pero muy bien podría el señor director de gobierno pagarse el periódico de su bolsillo, o consultar El País por internet, que hace una versión estupenda. Y para gestos, los gastos de comidas del señor alcalde y algunos de sus concejales. Como la cena del 7 de mayo pasado en el hotel Santa Catalina con sus compañeros de partido adscritos a la Zona Franca, que costó a los vecinos de la capital 242,39 euros. O esta otra cena, del 19 de abril, por importe de 241,50 euros, que reunió alrededor de la mesa al alcalde, a la concejala de Cultura, al escultor Martín Chirino, su hija y el representante del artista. Aunque más emocionante será conocer quiénes fueron los diez comensales a los que el alcalde invitó a almorzar el 23 de abril en el restaurante El Segundo Muelle, antigua La Casita. La broma nos salió a todos por 348,15 euros, y fue un encuentro muy divertido porque los comensales se mamaron cuatro botellas de vino Stratvs malvasía seco (79,60 euros en total). Como para volver a trabajar por la tarde, ¿verdad? Aunque la tarde ya estaba echada porque salieron del restaurante pasadas las seis de la tarde, los muy sufridores.