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El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

Casado alimenta los nacionalismos

El líder Partido Popular (PP), Pablo Casado

Carlos Sosa

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Asier Antona y Alfonso Alonso se profesan una vieja amistad. Pero a partir de ahora ya son, además, compañeros damnificados de las mismas imposiciones centralistas y de los mismos modales autoritarios de su partido, el PP. Alfonso Alonso acaba de dimitir como presidente del Partido Popular de Euskadi al negarse a tragar un acuerdo electoral con Ciudadanos que solo beneficia a Ciudadanos y, subsidiariamente, al nacionalismo. Asier Antona tuvo que dimitir como presidente del PP de Canarias a finales del pasado verano tras oponerse ferozmente a mantener a Coalición Canaria al frente del Gobierno regional y convertirse de ese modo en la eterna y definitiva muleta del nacionalismo canario, renunciando a ser la alternativa conservadora en el Archipiélago.

Alfonso Alonso no quería cuentas con un partido que parece ya condenado a la insignificancia, que en Euskadi es algo más que extraparlamentario y que poco tiene que sumar ya a cualquier otro proyecto. Pero los jefes de Alonso en Madrid pretenden otra cosa: la reunificación de las derechas a cualquier precio, incluido el de la coherencia y el de la moderación.

Con la imposición de Carlos Iturgaiz como candidato a lehendakari, el PP no hará otra cosa que engordar las urnas con votos al PNV, cuando no a Vox. Porque, como ha quedado demostrado en las últimas consultas, cuando un elector busca derecha dura, prefiere el original antes que las imitaciones. Y Pablo Casado hace ya tiempo que se ha convertido en una burda imitación, unos días de José María Aznar y otros de una caricatura de aquel Pablo Casado que decía traer la modernidad.

En el caso de Canarias, la salida accidentada de Asier Antona hacia el Senado ha tenido efectos mucho más pacíficos. Entre la militancia del PP canario quedó marcada a fuego la cacicada de la dirección nacional, pero la habilidad de la presidenta en funciones, Australia Navarro, para recomponer en apariencia las relaciones internas, ha aparcado de momento las desavenencias. Al menos hasta la celebración del correspondiente congreso regional, al que puede que se presente Antona o cualquier persona de su equipo que quiera devolver al PP canario la dignidad perdida.

De momento, Navarro ya ha mostrado su fidelidad a la dirección nacional abrazando un futuro pacto (2023) con Ciudadanos, imprescindible para la recomposición de la derecha canaria por la vía de una UPN local que incluya los restos conservadores que salgan del congreso de CC de mayo.

Si Alonso era en Euskadi la única opción de la derecha no nacionalista para frenar de alguna manera al cada vez más potente PNV, el PP de Canarias era la única alternativa a la actual Coalición Canaria, marcada cada día más por un fuerte sesgo conservador que se evidenció en los últimos sucesos de la investidura de Pedro Sánchez. Su sector progresista interno intentará en su congreso de mayo dar un giro que les aleje de esa deriva, pero de momento a lo que huele CC es a ruptura, y por consiguiente, a la creación de esa amalgama conservadora en la que se integren con el PP y Ciudadanos.

Con las dos extravagantes decisiones centralistas sobre sus delegaciones en Euskadi y Canarias, Pablo Casado y su fiel escupidor de pipas de aceitunas, Teodoro García, dan un paso más hacia el crecimiento y consolidación de los nacionalismos. Veremos cuánto gana Vox.

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