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El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

Clavijo deja solo a Evaristo

Evaristo González, a su entrada al Palacio de Justicia de Las Palmas de Gran Canaria. (ALEJANDRO RAMOS)

Fernando Clavijo se acostó este viernes con un peso menos en su mochila, esa que ha sacado a paseo –incluso en un vídeo de campaña- como la compañera de viaje testigo de sinsabores y satisfacciones tan presentes en la vida de un candidato electoral como en la de cualquier persona anónima que los litris llaman “de la sociedad civil”. Tiene motivos el candidato de Coalición Canaria para expeler un sanador suspiro de alivio porque va a conseguir llegar a la campaña electoral y al día D sin estar imputado en una causa penal, un baldón que le cayó inesperadamente el pasado noviembre y que amenazaba con acabar de modo fulminante con la segunda etapa de su carrera política. Un baldón personal, matizamos, porque ni a su partido ni a sus adversarios les pareció particularmente grave su imputación por once hechos que pasaron a tener la consideración de delictivos para la fiscalía y para el juez instructor, el famoso César Romero Pamparacuatro. Las imputaciones de Clavijo apenas fueron utilizadas en este primer tramo de la pre-campaña para exigirle su retirada; él se la planteó en algún momento temprano pero fueron sus propios correligionarios los que consiguieron hacerle descartar de inmediato esa tentación. A Clavijo hay que reconocerle la prudencia con la que acometió este duro trance de la imputación, en claro contraste con algunos hooligans de su partido, partidarios de quemar el Palacio de Justicia de La Laguna con el juez dentro. No sabían –ni saben- que Pamparacuatro era reacio a esa imputación por considerarla desproporcionada, quizás por la contaminación que sufrió al instruir la pordiosera trama del caso Unión. Cualquiera que haya tenido alguna conversación informal con el juez habrá conocido la consideración que le infunde el todavía alcalde de La Laguna. Pero su obligación era instruir y fiarse de la Fiscalía Anticorrupción, que fue la que actuó inicialmente contra Clavijo y los demás imputados de la pieza 22, la que pidió una serie diligencias y la que, finalmente, ha pedido el sobreseimiento y la nulidad de algunas de las actuaciones practicadas. Los compañeros de Clavijo, al menos los que sepan un poco de Derecho Penal, deberían ahora hacer un esfuerzo pedagógico para con aquellos compañeros más fanáticos. Porque durante todo este proceso no ha habido ninguna actuación sospechosa de los órganos jurisdiccionales, ni una mano negra meciendo un sumario, ni un político inmiscuyéndose en el Poder Judicial. Una vieja investigación derivó en pieza separada y le tocó a Clavijo y a sus alrededores, y si alguien tiene alguna duda, que se lea los autos con cuidado, no vaya a ser que lo que le resulte llamativo sea el cambio de criterio de la fiscal.

Evaristo se queda sin escudo

No debe nadie caer en la trampa de considerar que archivado el tomo 22 haya muerto el caso Corredor. Como su propio número indica, antes del 22 hay otros 21 tomos y en ellos se describe una actuación delincuencial bastante ostensible por parte de muchos de los imputados, de entre los que brilla con luz propia el gran Evaristo González. Es bueno recordar a este rey de la noche y del juego laguneros que tras el tomo 22 vienen otros, por ejemplo, el 23, que contiene suculentos relatos de sus conexiones con el negocio de las tragaperras, de donde salen dineros hasta para pagarle sus gastos procesales. Apartado Clavijo y otros políticos de menor rango, el juzgado se podrá ocupar con más sosiego a la entretenida tarea de desentrañar todas las tramas que cuelgan de las actividades presuntamente delictivas de Evaristo, que se ha quedado de repente sin el escudo protector que suponía Fernando Clavijo. Porque la contaminación política del asunto le convino tanto que hasta le permitió hacer triunfar una de sus numerosas querellas contra el magistrado. Una querella, por cierto, que terminará siendo sobreseída, lo que permitirá a Pamparacuatro volver por sus fueros (por derecho propio) al juzgado del que es titular para acabar de instruir la causa en la que su querellante aparece como il capo di tutti capi. Y, a mayor abundamiento, con sobradas bendiciones judiciales acerca de la pulcritud de su instrucción, lo que desde luego hacen muy fuerte al juez y muy débiles a los que se le querellaron.

Pérez-Camacho sacude la sumisión

En el Partido Popular de Canarias reina una mezcla extraña entre el desánimo y la rebelión, aún entendida como se entiende la rebelión en la derecha. Oye, Borja Mari, en cuanto podamos nos reunimos a ver qué hacemos porque esto no puede seguir así, ¿verdad? En algunos cuarteles más frecuentados por los inconformistas de siempre se recargan las baterías y se nutren los argumentos para dar un golpe de mano una vez pasadas las elecciones de mayo, una vez se consume –si se consuma- el batacazo que algunas encuestas vaticinan. Las voces más libres, mientras tanto, vuelven a hablar sin pudor, pero esta vez con menos pudor que de costumbre. Miguel Cabrera Pérez-Camacho, diputado y respondón, ha dicho a nuestro compañero Pepe Moreno, de Radio El Día, que eso de que algunos candidatos y candidatas hagan doblete es “un fraude al electorado y a la propia militancia del partido”, porque lo que pretenden esos compañeros y compañeras es “garantizarse un sueldito”. El misil está dirigido a Soria, evidentemente, que es quien autoriza estas cosas, pero más directamente a personajes como Manuel Domínguez, presidente del partido en Tenerife, que va de 1 al Cabildo y de 1 a Los Realejos; a Mercedes Roldós, que va de 1 al Cabildo de Gran Canaria y de 3 al Parlamento por esa isla, o a Cristina Tavío, que va de 1 a Santa Cruz de Tenerife y de 2 al Parlamento, por si un previsible pacto con Bermúdez le obliga a mandarse a mudar del Ayuntamiento. Pero dijo más cosas, igualmente gordas, el diputado Pérez-Camacho. Por ejemplo, que en el caso de que se confirmen los malos resultados que se barruntan, habría que pedir responsabilidades a la dirección del partido, identificada como “ese grupito que todo lo abarca” y que no hace otra cosa que pensar en la defensa de sus propios intereses.

Sueltan bombas contra Alarcó

En el PP, sin embargo, sigue habiendo muchas voces críticas que todavía prefieren el anonimato, no vaya a ser que las urnas le metan un revolcón a las encuestas y de repente se vean todos colgados de la brocha. Ayer circuló por determinadas redes la fotografía que en su momento colgó en su web personal Antonio Alarcó, actual senador por Tenerife, en la que se le veía dándose un caluroso abrazo en la plaza de La Candelaria con el que fue su primo político Rodrigo Rato. Eran tiempos, of course, en los que aparecer con Rato otorgaba un plus de notoriedad y valía cualquier excusa para hacerlo. Aquella visita de Rato a Tenerife respondía a una invitación para ofrecer una conferencia que fue generosamente costeada con fondos del Cabildo cuando de ellos podía disponer el bueno de Alarcó, al que, con el paso del tiempo y de los acontecimientos, ya no vemos con cara de orgulloso primo, sino directamente con cara de primo raso frente a ese denostado ex ministro. Ayer presentó Alarcó su lista para el Ayuntamiento La Laguna e incluyó en ella, también con mucho orgullo, a Jaime Hernández Abad, al que defiende porque es de Guamasa y porque es un buen chico. Lástima que el mismo día se conociera, nada más y nada menos que por boca del alcalde de Santa Cruz, José Manuel Bermúdez, que heredó el Ayuntamiento capitalino en 2011 en situación contable de quiebra técnica. Una revelación que, sin ninguna duda, desmonta por completo ese mito de buen gestor con el que quisieron en Coalición Canaria vender a su antecesor, Miguel Zerolo, pero también deja en una posición comprometida a quien fuera su concejal de Hacienda en el último mandato, el muy mentado Hernández Abad. También estas consideraciones corrían de boca en boca entre militantes del PP de Tenerife sin que la cosa haya pasado de momento a mayores.

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