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Coalición Canaria amortiza a Miguel Zerolo

Miguel Zerolo.

Hoy la cosa va de hemerotecas, porque los archivos periodísticos, a los que deberíamos recurrir con más frecuencia, permiten explicar muchas cosas que pasan. O que no pasan. Dada su innegable vigencia, hemos recuperado para nuestros lectores un artículo de Santiago Pérez, publicado en 2008, en el que el actual concejal de la oposición en La Laguna daba a Miguel Zerolo un soberano repaso tras una andanada que el ex alcalde de La Laguna le propinaba por el eterno asunto de Las Teresitas. Conviene releerlo para comprobar cómo determinados relojes políticos y judiciales tienen falta de engrase en sus engranajes. Por aquel entonces, Zerolo acusaba a Pérez de estalinista y se defendía del caso de Las Teresitas argumentando, oh, prodigios de la ignorancia, que no podía haber corrupción porque no había quedado probado nunca que en aquel pelotazo de libro hubiera habido sobornos. Y se preguntaba el hoy senador, ya condenado por su primer caso de corrupción (las reformas millonarias del viejo instituto García Cabrera), para qué iban a cogerse los dedos todos los que de alguna manera resultaron salpicados por el escándalo. Santiago Pérez ofreció en aquel artículo una clave: “Tal vez la respuesta la dio hace tiempo el señor Plasencia -el otro comprador-vendedor del frente de Playa- a un profesor universitario, al confiarle que el precio que pagaron a la Junta de Compensación no fueron los 5.000 millones de pesetas que pusieron en la escritura, sino más de 9.000”. O se volatilizaron 4.000 millones de pesetas o la Lotería Nacional fue pródiga con la isla de Tenerife por aquellas fechas. Sí, Miguel Zerolo ha sido siempre un referente mundial de fortuna en los juegos de azar. Su enriquecimiento extraño despertó siempre las sospechas de la Policía durante la investigación de Las Teresitas, aunque finalmente el cohecho no se incluyera en la exposición motivada que remitió al supremo la magistrada Carla Bellini. Y si no hay cohecho –en la doctrina de este tipo singular de acusados- no hay corrupción. Ejem. Zerolo es noticia hoy por la noticia luego desmentida de que era poseedor de cuentas en paraísos fiscales y porque este lunes la Permanente de Coalición Canaria tiene previsto decidir reclamarle el acta de senador.

De repente, defenestrado

Parece cierto que Zerolo no tiene cuentas en paraísos fiscales. ¿Para qué? Su acreditada fortuna en los juegos de azar, que lo convirtió en poseedor de numerosos décimos de lotería premiados (otra vez ejem) hacía innecesario ese esfuerzo. Esa parte de su patrimonio dinerario quedaba blanqueada por completo. O justificada, por ceñirnos a la apariencia de legalidad. Sí que ha quedado en el limbo la otra parte de la noticia adelantada por los periódicos de Editorial Prensa Canaria (La Provincia y La Opinión de Tenerife) que incluyeron en el lote de beneficiarios de cuentas opacas al que fuera presidente de la Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife y factótum durante mucho tiempo de la tesorería de Coalición Canaria, Luis Suárez Trenor. Su salida inmediata de la política en cuanto saltó el escándalo de Forum Filatélico, con sentido y multitudinario homenaje de los suyos en reconocimiento a los servicios prestados, fue un gesto que otorgó el derecho a muchos a pensar en el reconocimiento tácito más que en la honradez política de apartarse para no perjudicar al partido. Sin embargo, Zerolo no actuó igual. No sólo no se marchó de la política cuando empezaron a asediarle los escándalos, sino que recibió constantes muestras de respaldo de CC, que lo aupó al Senado para que fuera el Supremo el que se hiciera cargo de su negociado delictivo, que ya atesora una condena. Zerolo es para una buena parte de CC en Tenerife un totem, un intocable al que se le reconocen los méritos electorales, además de un guardián de viejas esencias entre las que seguramente se entremezclarán secretos inconfesables. Pero sus días como cargo público parecen contados. CC quiere que devuelva su acta de senador.

¿Regeneración o gesto hacia el PNC?

Miguel Zerolo había anunciado, al recibir su primera condena del Supremo por el caso García Cabrera, que dimitiría como senador y que abandonaría Coalición Canaria. Nada ha hecho tras ese anuncio, de julio pasado, y el tiempo se le ha echado encima a su partido. Atrás han quedado los blindajes que le venían proporcionando, blindajes que incluyeron incidentes con el socio socialista en el Gobierno cuando el primer teniente de alcalde de Santa Cruz, José Ángel Martín, pidió públicamente que dimitiera por el asunto del mamotreto, también de Las Teresitas. La ATI que blinda a Miguel Zerolo se ofendió y clamó venganza. Ahora toca todo lo contrario, hay que predicar con el ejemplo y sacar al senador de la política. Pero, ¿es un asunto de regeneración política? ¿Ha sufrido de repente Coalición Canaria un sofocón de honradez para presentarse en mayo ante los ciudadanos con un par de dimisiones o expulsiones ejemplarizantes? Hay dentro de ese partido quien opina que lo que en realidad se esconde tras este rapto de honradez es la necesidad de entregar ese puesto de senador por la Comunidad Autónoma a otro diputado o diputada por la isla de Tenerife, de manera que corra la lista de 2011 y entre en la Cámara de Teobaldo Power el presidente del Partido Nacionalista Canario (PNC), Juan Manuel García Ramos. Valedor como pocos de Paulino Rivero, García Ramos y su partido suenan insistentemente como nueva vía del nacionalismo canario, como contenedor de los descontentos tras la elección de Fernando Clavijo como candidato presidencial. Y Paulino Rivero tiene sobre la mesa desde el día siguiente de su derrota ese ofrecimiento.

Clavijo y el Estado Libre Asociado

Decíamos al principio que las hemerotecas adquieren hoy en esta sección un protagonismo especial. Pero si el rescate del artículo de Santiago Pérez es iniciativa nuestra, la entrevista que Paco Pomares le hizo en 2009 a Fernando Clavijo es una aportación de los críticos que tiene dentro de Coalición Canaria. Desde hace algunas semanas circula por redes sociales y correos electrónicos un enlace a esa pieza, publicada en La Provincia el 23 de febrero de 2009, con un titular ciertamente revelador: “Creo que Canarias debe ser un Estado Libre Asociado. Y lo creo firmemente”. Pomares demuestra una vez más ser un magnífico entrevistador, y Clavijo una extraña mezcla entre independentista inseguro y un político bisoño al que todavía por entonces le faltaba caerse del caballo un par de veces. Ya que andábamos antes con Zerolo, en la última respuesta abraza las tesis de ATI al afirmar que el escándalo de Las Teresitas “fue algo que surgió con un acuerdo político, y con la intención de recuperar la playa para el pueblo de Santa Cruz, y al final se ha judicializado y utilizado como arma política, y lo que tenemos ahora mismo es una paralización de Las Teresitas, en medio de una batalla. Yo no sé cómo va a acabar, pero creo en la inocencia de todos los cargos políticos. Pero a la gente que han cogido en medio la han crucificado. A Miguel Zerolo lo han crucificado, azotado públicamente, denostado… ya la pena la cumplió. Lo que venga detrás ya da igual”. El candidato a presidir Canarias cree en la inocencia de todos los cargos políticos acusados en Las Teresitas; fue un acuerdo político que se judicializó. Convendría volvérselo a preguntar ahora, o cuando haya sentencia, a ver si sigue opinando lo mismo.

Más soberanista que Paulino

Pero donde se explaya realmente Fernando Clavijo en esta entrevista –insistimos, de 2009- es en la soberanía canaria, así, en general, sin asimetrías ni compartimientos. Tras conocer su reacción a las últimas consideraciones de Paulino Rivero sobre la cuestión, el lector no sabe a qué atenerse, porque Fernando Clavijo sostenía entonces que Canarias debe ser un Estado Libre Asociado. ¿Asociado a quién? A España. Pero, ¿lo quiere como Puerto Rico, donde sus habitantes carecen de voto en las presidenciales americanas? Tendríamos nuestras propias presidenciales. ¿Y tribunales de justicia propios? Pues sí, nuestra policía y nuestra propia justicia. “Nosotros podemos ser perfectamente autónomos”. ¿Eso es la independencia? “Perfecto, ¿y qué miedo hay? Siempre que se haga de acuerdo con las reglas del juego y con el apoyo del pueblo, con el aval de la ciudadanía, ¿por qué no podemos tender a eso? ¿Qué problema hay?” La entrevista se celebró hace cinco años, y ésa era entonces la postura de Fernando Clavijo. Ahora puede haber cambiado, puede haberse dulcificado. De otra manera no se entendería la airada reacción que él y su equipo de allegados tuvo ante la iniciativa de Paulino Rivero de defender una soberanía compartida, fórmula, por cierto, aprobada en el último congreso nacional de CC gracias a una ponencia que defendió José Miguel Ruano, que cada vez tiene menos de paulinista.

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