Síntoma clarísimo de la austeridad que va a reinar en las cuentas del Cabildo de Gran Canaria hasta 2015 es la partida que Bravo de Laguna va a emplear en dos coches oficiales, el suyo y del vicepresidente de la Corporación, Juan Domínguez. En total, la Corporación va a desembolsar hasta el final de mandato 235.000 euros, que se desglosan en 55.000 euros cada año más los 15.000 que se habrán pagado ya cuando acabe este 2011. Se trata de dos Lexus de alta gama contratados por la modalidad de renting, idénticos a los que hasta las elecciones de mayo venían utilizando José Miguel Pérez y Román Rodríguez, sólo que estos últimos consiguieron un contrato de cesión por el que la Corporación sólo pagaba los seguros a todo riesgo y los gastos de mantenimiento. Una modalidad esta que llevó a Rosa Rodríguez, consejera de Hacienda en la actualidad, a sembrar este viernes la duda sobre las oscuras contraprestaciones que solo ella aprecia en esa operación. Por supuesto se ha guardado el secreto, porque más allá de las dudas, no aportó ni un solo dato para fundamentarlas. Nadie niega que un presidente y un vicepresidente del Cabildo deban moverse en coche oficial; ni se puede negar la calidad contrastada de la alta gama de Lexus, pero quizás debieron el señor Bravo de Laguna y su flamante tránsfuga buscar y encontrar un acuerdo menos oneroso para las arcas públicas que estos 235.000 euros en los tiempos que corren.