El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Son unos corruptos, pero son nuestros corruptos
Nombrar a Santiago Pérez estos días en los alrededores de Coalición Canaria es nombrar a la bicha. La más que inminente vuelta del veterano socialista a la primera línea de fuego ha hecho resucitar a los fantasmas del pasado, justo coincidiendo con que algunos casos de corrupción nacionalista denunciados por Pérez han alcanzado estos días su punto ideal de maduración. De ahí que tenga sus motivos Ana Oramas para rescatar del baúl de sus recuerdos la denominación de “cenizo” para adornar al que a todas luces será el próximo candidato de relumbrón de Nueva Canarias en Tenerife. Así lo llamó hace unos días en Teide Radio la diputada nacional de Coalición Canaria (“es un cenizo perdedor”), lo que desde luego no concuerda con algunos acontecimientos indiscutibles, como que en su primera confrontación con ella en el Ayuntamiento de La Laguna le metió tremenda paliza solo aliviada con un pacto que Oramas alcanzó con el PP. Desde luego se puede considerar a Santiago Pérez como un adversario peligroso desde los tiempos de ATI, incluso cenizo, si se quiere llevar a los extremos de la descalificación a quien siempre ha sido martillo pilón de las corrupciones nacionalistas. Esa condición de irreductible tocador de narices la hemos podido recordar esta misma pasada semana al conocer el auto de apertura de juicio oral del caso Las Teresitas, o al menos de la parte del sumario en la que están todos los imputados excepto Miguel Zerolo, que sigue en el Supremo a pesar de haber renunciado ya a su acta de senador. En ese auto de apertura de juicio oral, efectivamente, se recoge el espíritu de lo que Santiago Pérez denunció en su día, tanto en la vía penal como en las alegaciones que presentó ante el Ayuntamiento de Santa Cruz contra el convenio urbanístico que dio lugar al pelotazo.
¿Quién afeará la corrupción?
La apertura de juicio oral del caso Las Teresitas coincide con una campaña lanzada por los poderes políticos, económicos y sociales de la isla de Tenerife contra la sentencia del caso Mamotreto, que condenó a duras penas de prisión a concejales y técnicos, algunos de los cuales aparecen también en trance de banquillo en el escándalo de la dichosa playa. Desgraciadamente está asentado en una parte de la sociedad tinerfeña que todo vale con tal de conseguir propósitos que se consideran superiores, como por ejemplo dotar a la capital de una playa con unos servicios en condiciones. Da igual si por el camino alguien se mama 90 millones de euros (58 vendiéndole al Ayuntamiento un frente playa que era propiedad de la institución, y 32 en plusvalías por recalificaciones en Valle de Huertas); o si se invade zona de protección de Costas; o si todo se precipita al filtrarse el contenido de una sentencia del Supremo que rebaja considerablemente las expectativas urbanísticas de la operación. O, en definitiva, si hasta CajaCanarias, la financiadora del clan, pone sobre la mesa 30 millones de euros tan solo con la nómina de un empleado de uno de los empresarios del pelotazo y la hipoteca del suelo que ya había perdido sus plusvalías. La trama corrupta que se montó en torno a esta operación debería ser una vergüenza para todo Tenerife, pero la oligarquía la protege y la exonera porque todo se hizo a la mayor gloria de un proyecto soñado por los tinerfeños. Desgraciadamente ese proyecto se frustró por corrupto, por indiscutiblemente corrupto, aunque esos poderes que mangonean instituciones, jueces y periodistas quieran hacer culpables a los que lo denunciaron, entre otros, Santiago Pérez, al que ahora se van a tener que comer con papas en la campaña electoral. Es más que probable que solo sea Pérez el que afee a CC y al PP sus graves casos de corrupción en Canarias, porque de los socialistas y de los populares casi nada cabe esperar en esta materia.
El calvario se extiende al PP
Estaremos muy entretenidos esta próxima campaña electoral comentando estos escandalosos casos de corrupción. Porque a partir de la apertura de juicio oral de Las Teresitas vendrá la calificación de las partes de los presuntos delitos encontrados, entre los que no se encuentra el de cohecho porque a Zerolo y a sus secuaces no se les pudo probar enriquecimiento ilícito ni irregularidades en la ingente cantidad de décimos de lotería premiados que alegó el ex alcalde de Santa Cruz. Veremos hasta dónde está dispuesta a llegar la Fiscalía Anticorrupción en estos tiempos tan convulsos en los que hasta la Judicatura se ha visto salpicada por el poder absoluto impuesto por el PP. Pero tras Las Teresitas es más que probable que en las próximas semanas vea la luz el auto de apertura de juicio oral del caso Patronato, en el que aparece implicada la diputada del PP por Fuerteventura Águeda Montelongo. La instrucción ya está más que acabada, y salvo que la magistrada instructora haya recibido instrucciones de esperar a después de las elecciones, ya toca trasladar a las partes la causa para que califiquen. En el mismo disparadero se encuentra la causa que se sigue contra la también diputada del PP (en este caso por Tenerife) Maribel Oñate, encausada en el llamado caso Rolo por facturas irregulares en el Carnaval de Santa Cruz cuando la doña era concejala de la cosa. ¿Y el PSOE? Pocas cosas tendrán los adversarios del PSOE para echarle en cara casos de corrupción enjundiosa en Canarias, salvo que quieran restregarle el que padece Casimiro Curbelo a manos de su enemigo íntimo, el médico Antonio Pérez, que amenaza con dejarlo fuera de la carrera electoral bajo las siglas del puño y la rosa.
Soria, a mitad de camino
Pero lo que realmente podría dar un impulso inusitado a la campaña electoral sería el regreso al terrero político local de José Manuel Soria. Todavía no hay nada confirmado, pero cada día que pasan crecen las posibilidades de que el presidente del PP se vea obligado por Mariano Rajoy a regresar a la tierra que lo vio nacer para tratar de frenar de alguna manera la imparable sangría de votos que el partido sufre en todas las regiones, particularmente en Canarias. Es muy precipitado a estas alturas discernir si con una candidatura encabezada por Soria el PP ganará o perderá votos, pero lo que sí es evidente es que el ambiente político, social y mediático que se va a encontrar el señor ministro quizás sea el más hostil de cuantos ha vivido en sus veinte años de carrera política. Cierto es que, a cambio, enfrente se va a encontrar con candidatos de escaso peso específico, si exceptuamos a Román Rodríguez, el único que puede cantarle las cuarenta sin que le tiemblen las rodillas. Pero no es solo la candidatura regional del PP la que está en el alero. En plazas tan importantes como Santa Cruz de Tenerife se da por hecho que repetirá Cristina Tavío, que se enfrentaría sin embargo a una tesitura muy delicada si, como se comenta en su partido, no se le va a permitir que vuelva a hacer doblete con el Parlamento de Canarias. Tavío podría encontrarse con el primer mandato en ni se sabe cuantos años en los que no tendría una asignación económica como liberada de la política.
Patricia Hernández se blinda
La candidata socialista, Patricia Hernández, ha decidido por fin hacer caso a los que le han repetido cientos de veces que tiene un grave problema de comunicación. Lo ha entendido y se ha hecho con los servicios de dos muy buenos profesionales. De un lado, César Calderón, uno de los gurús nacionales experto en consultoría estratégica, que llevó la campaña de Edu Madina en las primarias en las que salió derrotado frente a Pedro Sánchez. A Calderón le han puesto al lado a un periodista de la tierra que le traduzca en tiempo real lo que pasa aquí, Salvador Lachica, que ha abierto por lo tanto un paréntesis en su trabajo en Canarias Ahora para dedicarse a la comunicación de Patricia Hernández. Lo que no le podrán resolver de ninguna manera estos dos profesionales a la candidata socialista es su tremenda ceguera orgánica y su falta de tacto político al acometer asuntos como la integración en las listas de los dos compañeros a los que se enfrentó en las primarias, o el cada vez más enquistado asunto de La Palma. La brecha que en el electorado socialista ha abierto Podemos y la falta de reacción que está teniendo el PSOE en toda España para recuperar su espacio tradicional hacen más que aconsejable aglutinar en vez de dividir. Y posponer a después de las elecciones cualquier diferencia interna pendiente de resolver.
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