Lo que faltaba para el debate nacional en plena fiesta ídem. El presidente del Cabildo de Tenerife, Ricardo Melchior, se ha descolgado este jueves poniendo a parir al subdelegado del Gobierno de España en la isla, Guillermo Díaz Guerra, por haber impedido este el acceso del nacionalista a la sala de autoridades de Los Rodeos para recibir al ministro marroquí de Artesanía. Ya habrán podido leer que el subdelegado niega la mayor y asegura que nunca se prohibió a Melchior recibir a su huésped, con el que firmó el pasado sábado una serie de convenios que nunca se sabe para qué sirven. Es la palabra de uno, al que le encanta tener su propia política exterior por encima de Paulino Rivero, Mariano Rajoy y hasta Juan Carlos de Borbón, contra la palabra de otro, definido este jueves por Melchior como “personajillo puesto a dedo que no tiene categoría”. Todo una crisis diplomática en Tenerife Norte, por lo visto, que tiene en vilo las relaciones España-Marruecos y hasta la alianza geoestratégica del África Occidental, a tenor de las ganas de uno y otro por aventar el incidente. Son cosas de pueblo en vísperas de la Fiesta Nacional más polémica de los últimos años, y que sirve, ay pordios, para poner también a Tenerife en el centro del debate interterritorial español. La leche.