La sentencia del TSJC que anula el Plan Parcial por el que se desarrolla el casco de Santa Brígida se acumula a una larga sucesión de despropósitos urbanísticos que ha condenado a esa villa a lo peorcito del urbanismo de las Islas Canarias. En el centro del casco se levanta de manera ignominiosa la estructura de hormigón de un centro comercial imposible de legalizar, producto de una suerte de mangoneos en los que han estado involucrados concejales y alcaldes del PP sin que hasta la fecha se conozcan más consecuencias judiciales que las contencioso-administrativas. Un centro comercial por el que no se cobró licencia de obra, que invade un espacio público y que solo acumula sentencias desfavorables. Urbanizaciones fantasmas, como la de Urbis, Los Laureles, el mamotreto del Monte? se suceden por toda la geografía sateuteña sin que los vecinos hagan otra cosa que premiar con la alcaldía a los responsables políticos de todos esos desaguisados.