El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Hasta que a 'El Día' le interesó
A partir de ahí se disparó el dislate. Rodríguez Placeres recibió, en una fecha sin determinar, los papeles de México en un sobre anónimo a su nombre, en las oficinas del Centro de la Cultura Popular Canaria en La Laguna. Como no se fiaba, el director de Radio San Borondón envió el sobre al abogado Antonio Espinosa, que a su vez lo entregó a los dos periodistas que gestionaban Kanarileaks. Y éstos, en un gesto estúpido, aun con la sospecha de que podrían ser falsos, los colgaron en la web con el objeto de que los internautas les ayudaran a comprobar su autenticidad y, en su caso, los complementaran con más envíos. Con los papeles colgados en ese portal y circulando de mano en mano por diferentes redacciones de medios informativos de Canarias, el propietario del periódico El Día y sus más directos colaboradores, algunos de ellos con la mudanza ya terminada y a punto de jubilarse, creyeron tener ya la coartada perfecta para publicarlos y, en el caso de tener problemas judiciales, invocar la teoría del “reportaje neutral” (publicar sin añadidos una información de un medio ajeno citando su procedencia) para echárselos en cara a Paulino Rivero y a Ángela Mena hasta el final de los días. Las primeras víctimas de este affaire, además de las personas acusadas en falso por El Día, han sido don Pepito (condenado de momento a 100.000 euros por intromisión en el derecho al honor), y los dos periodistas que montaron con muy nobles intenciones el portal Kanarilekas. Su bisoñez les llevó a creerse la reencarnación local de Julian Assange, y se estallaron en la primera curva. Solo son culpables de un gesto torpe que les pudo haber acarreado muchos problemas. Lamentablemente, por este escándalo, provocado en última instancia por el periódico El Día, a lo que se ha sumado la falta de apoyos económicos, han tenido que cerrar la versión canaria de Wikileaks hasta mejor ocasión.
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