Desde el principio Soria ha tenido verdadera obsesión por la comunicación y por los medios informativos, tanto por los afectos como por los desafectos. Siempre procuró tener a su lado a un jefe de prensa sin escrúpulos que fuera capaz de ejecutar los encargos más pendencieros. Siendo alcalde ya mostró su estilo: en una polémica pública con Jerónimo Saavedra, por entonces ministro de Felipe González, declaró que perdía aceite. Sus ocurrencias mediáticas han sido atendidas siempre con jolgorio por periódicos a los que ha tenido convenientemente lubricados para que se tragaran sin rechistar sus excesos. Así hizo, por ejemplo, con el diario El Mundo, con el que contrató un invento llamado Canarios en El Mundo por el que pagaba cada año un mínimo de 300.000 euros, primero desde el Cabildo de Gran Canaria y luego desde el Gobierno regional. Desde este último, a través de la Consejería de Turismo, envió fuertes sumas de dinero (tenemos confirmada al menos un pago de 182.000 euros) al grupo Intereconomía para que lo incluyeran de tertuliano fijo en la cadena televisiva y, entre otras acciones, publicaran un grotesco reportaje en la revista Época titulado “Un GAL sin crímenes en Canarias” con el que pretendió transmitir la suerte de que en las Islas había una causa general contra el PP orquestada por López Aguilar, la Policía, los jueces y los fiscales. Ah, y CANARIAS AHORA, una de sus más confesadas obsesiones y debilidades.