Mena, con su transistor

Se avecinan ineluctablemente para el ex jefe del Urbanismo de Telde una sucesión de hitos judiciales muy poco agradables. Ya saben por las crónicas que estamos publicando, y aunque aparezca forzadamente camuflado tras la esbelta figura del diputado Jorge Rodríguez, que es pieza clave en la trama corrupta de Grupo Europa. Su abogado (de él y, gracias a él, de cabecera del Ayuntamiento de Telde –qué grande es la amistad-) se atorra tras las estrategias que otros pitufos, mayormente Pitufo Anasagasti, despliegan ante el tribunal para fortalecer su teoría de la conspiración. Pero no es de eso de lo que queríamos hablarles, sino de José Luis Mena, el ex jefe del Urbanismo de Telde, tan tercamente escondido tras la esbelta figura de Rodríguez. Vive sus horas más bajas porque, además de ese juicio, en cuestión de días se tendrá que dividir para atender otra reclamación penal por acoso laboral contra un funcionario, a lo que seguirá el juicio por la falsificación de documento público que se le atribuye para acabar con la carrera política del ex concejal de Nueva Canarias Ildefonso Jiménez. Sin contar, claro, con Faycán, pendiente también de juicio, y Doramas, que no se sabe si viene o si va. Por si fuera poca tanta desventura, Mena ha sido rebajado a la condición de funcionario raso, a técnico/letrado, tras haber perdido clamorosamente la condición de hombre de confianza del grupo de gobierno, mayormente del PP y, más concretamente, del concejal Fran López, que lo sacrificó para no majarse él. Ya ocupa mesa en el patio de trabajo de Urbanismo, codo con codo con otros trabajadores públicos que no guardan de él precisamente buenos recuerdos, que no lo tienen como un jefe eficaz, y mucho menos ejemplar. No tiene amigos y se consuela escuchando en un pequeño transistor portátil la radio de los desventurados para figurarse un mundo en el que pueda volver a sus andanzas, en el que su modo de operar sea aceptado. Alguien se lo ha prometido.

Le quitan a su arquitecta

La soledad de Mena no sólo se evidencia en las alturas, donde sus compinches se revuelven para no perder poder. López tira de la levita de su primo José Manuel Soria para que defenestre a la alcaldesa, Mari Carmen Castellano, de modo que vuelva a imperar el saqueo del cuatrienio negro, mientras Guillermo Reyes, de AFV-Ciuca, sufre el vacío de los empresarios a los que prometió logros que no estaban en sus manos y que descubren ahora que la legalidad, aunque tarde, es más duradera. Y más segura. Tras cada pleno, alguien telefonea a los agraciados para informarles de que no deben nada a nadie, que no hay que mover maletines, que eso ya se acabó. Costará asimilarlo. La purga de los inmorales se extiende, y a la defenestración de Mena se sumará esta misma semana la de su arquitecta para todo, María Jesús Santana, la que hizo la controvertida valoración de la finca de San Rafael para que la comprara Santana Cazorla en un pelotazo de seis millones de euros. El concejal de Urbanismo, Pablo Rodríguez, que también lo es de Educación, ha decidido mandarla a ese departamento para que supervise las obras en los colegios de titularidad municipal. Pronto se desbloquearán las tongas de expedientes que duermen el sueño de los justos a la espera de un informe técnico que nadie hacía porque no había nadie engrasando las calderas.

Hacia una nueva mayoría nacionalista

Para colmo, no pintan bien las encuestas para los partidos políticos que patrocinaron el cuatrienio negro y su secuela del actual mandato. Como era de esperar, el PP pierde terreno, lo que en Telde se traducirá en al menos tres concejales a restar; su eterno socio fijo-discontinuo de Ciuca también caería, perdiendo un acta. Nueva Canarias, ahora en la oposición, parece mantenerse con su actual representación, mientras que Coalición Canaria y el PSOE crecen levemente. De darse este escenario a partir de la primavera de 2015, sólo un pacto nacionalista entre Nueva Canarias y Coalición, con el respaldo garantista del PSOE, podría reforzar esta tardía pero interesante ruptura con el pasado corrupto de Telde. El obstáculo principal serían, cómo no, las guerras tribales entre las dos formaciones nacionalistas, pero separado de Nueva Canarias Paco Santiago y asumido el liderazgo por Carmen Hernández, las fisuras se cierran y surge el germen de interesantes acuerdos. Por primera vez en décadas parece dibujarse un panorama algo esperanzador en esa ciudad. Vamos a ver si nadie lo estropea.

Viaje clandestino de don Pepito a (Gran) Canaria

Dicen los certificados médicos que los abogados de don Pepito aportan a los juzgados del partido judicial de Las Palmas de Gran Canaria, que no puede acudir a los juicios a los que es citado en calidad de demandado porque su frágil salud se lo impide. Los galenos se deshacen en descripciones muy desgraciadas acerca de la precariedad con la que el editor y director de El Día se desenvuelve cada jornada, a pesar de la contundencia con la que dicta a sus dos amanuenses de cabecera los insultos y encendidas proclamas que luego aparecen vomitadas en el editorial diario del periódico. En diciembre anunció una demanda impresionante contra el director de Canarias Ahora por llamarle cobarde, término que proferimos (mea culpa) tras comprobar que no es tan delicado el estado de salud del tantas veces demandado, una vez confirmamos que con el mismo cuerpo serrano pudo viajar a la ciudad estadounidense de San Francisco y, por las mismas fechas, a Navarra a hacerse una puesta a punto. O algo parecido dicen que dijo. Sospechábamos que, además de la cobardía a la hora de enfrentarse a sus propias acciones punibles, a don Pepito le ronchaba enormemente pisar tierra de la vecina isla, a la que llama Canaria para rebajarle la grandeza que su propio nombre evidencia. Pero ya estamos en condiciones de confirmarles que no, que el editorialista más dicharachero de Barrio Sésamo es capaz de tamaña proeza sin necesidad de que un equipo de emergencias lo acompañe. Lo hizo hace algunas semanas, eso sí, utilizando el transporte marítimo, bastante afectado por cierto por las condiciones poco propicias de la mar.

Y ¿a qué fue don Pepito a la pérfida Tamarán?

Cuando conocimos la existencia de un viaje de don Pepito a Gran Canaria nos pusimos a investigar. Los primeros indicios apuntaban a una visita meramente familiar, porque por mucho que reniegue, dicen sus biógrafos que el más genuino ejemplar de la fauna nivariense tiene antecedentes grancanarios, mayormente en la zona de Moya. Al tratarse de una visita privada nos dimos casi por satisfechos, y cuando íbamos a dar por cerradas nuestras indagaciones, nos saltó una alarma muy peculiar. Don Pepito, en realidad, venía en viaje de negocios. ¿De negocios? ¿Qué negocios? ¿Con quién se reunió? ¿Qué acuerdos alcanzó? ¿Estaba negociando la venta de Editorial Leoncio Rodríguez? ¿Estaba en realidad comprando algo? ¿Se comprometió a desembolsar alguna cantidad concreta o sólo fueron promesas de futuro? Nada, no había manera de concretar. Así que seguimos preguntando. Por la identidad de una de las personas con la que contactó empezamos a tirar del hilo hasta llegar el ovillo. Y dimos con él gracias a un seguimiento exhaustivo de los encendidos editoriales del Faro de Nivaria. En varios de ellos ha venido acusando reiteradamente al director de un medio informativo grancanario de a) haber obtenido una frecuencia de radio de manera irregular, y b) de haber atacado “miserablemente” a “unos inocentes jóvenes deportistas”, por lo que el mentado director de periódico, propietario a su vez de una frecuencia de radio, sufrió condena de la jurisdicción civil. Así que unimos los cabos y continuamos las averiguaciones. Informado de los pormenores por una activa procuradora de tribunales con sede en Las Palmas de Gran Canaria y ramificaciones en el Ministerio de Industria, don Pepito logró conectar con el abogado y, luego, con uno de los sufridos deportistas de los que se convirtió en ardiente defensor, a la sazón jugadores del club de fútbol Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, todos ellos retirados del deporte de élite tras el catastrófico cierre de la entidad. Con ese jugador, don Pepito llegó a un acuerdo: si ustedes consiguen llevar a subasta la empresa propietaria de esa frecuencia, yo les pago la deuda y con intereses, en total, 80.000 euros. Los futbolistas, que estaban en negociaciones para un pago fraccionado de una cantidad algo inferior, vieron los cielos abiertos. Había que romper las negociaciones y abrazarse a la oferta de don Pepito. Para confirmar la información llamamos al abogado de los jugadores, que nos lo confirmó: “Hombre, es normal que ellos se quieran buscar la vida y garantizarse cuanto más dinero, mejor”.

Tiene más dinero del que llora

Así las cosas nos encontramos con dos fenómenos muy notables. El primero, naturalmente, la contrastada capacidad de don Pepito para viajar a la isla de Gran Canaria, que pondremos en conocimiento de los correspondientes magistrados para que no vuelva a engañarlos con sus enfermedades terminales. La fotografía que publicamos, aunque sea de una deficiente calidad, retrata claramente al individuo en el momento de dirigirse a la salida para desembarcar en Santa Cruz tras un movidito viaje en el fast-ferry de Fred Olsen desde la villa de Agaete. El individuo en cuestión puede viajar, puede valerse por sí mismo, y se mantuvo todo el viaje como pudo a pesar de ver caer sobre la bolsa de mareo a una de sus acompañantes. Segundo fenómeno: el individuo en cuestión no está tan arruinado como proclama ante los jueces para evitarse cuantiosas condenas por las difamaciones e injurias que divulga, ni lo está para promover constantes expedientes de regulación de empleo de la plantilla de Editorial Leoncio Rodríguez (¡ay¡ ¡Si don Leoncio levantara cabeza y viera en qué ocupa la suya su distraído sobrino!) Si así fuera, si la ruina que proclama fuera real, no tendría dinero suficiente para pagar a los ex jugadores del Universidad CF 80.000 euros a tocateja más la cantidad que pudiera resultar de la subasta de la empresa por la que pretende pujar para hacerse con su ansiada frecuencia. Toda la información aquí relatada ha sido puesta en conocimiento del juez que conoce la ejecución y liquidación de esa deuda, por si pudiera apreciar en algún momento lo que en derecho se llama fraude de ley.